Por: Patricio Mayo/ Especial El Ciudadano
En el año 2015 los países miembro de la “Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático’‘ firmaron un acuerdo que busca reducir el impacto ambiental generado por el incremento de la temperatura global. El “Acuerdo de París” compromete a los países a “acelerar e intensificar las acciones e inversiones destinadas a construir un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono”.
Según el “Informe de la Confederación de las Partes” es necesario limitar el aumento de la temperatura media por debajo de los 2°C como única medida posible para revertir los riesgos del cambio climático. También exige a las naciones controles y reportes anuales para verificar el avance de los compromisos asumidos contemplando las características de cada país.
El nuevo paradigma se orienta a la sustitución de combustibles fósiles por fuentes de energía renovable como el aire, el sol, el viento, el agua, la biomasa vegetal o animal, es decir, recursos capaces de renovarse ilimitadamente con un impacto ambiental menor.
Sus repercusiones son evidentes. Países como Alemania (“Ley de Fuentes de Energía Renovables”), Francia (“Transición energética”) o Reino Unido (“Ley Medioambiental”), entre otros, ya implementan programas a largo plazo para alcanzar un suministro energético completamente a base de fuentes alternativas.
La transición energética empujó a la industria automotriz hacia la producción de vehículos eléctricos impulsados por baterías de iones de litio que ayudarían a disminuir la contaminación en el aire generada por los combustibles convencionales. Su difusión es el resultado de cuatro décadas de experimentación y los logros más sobresalientes, además del transporte, se registran en el área de las comunicaciones con el desarrollo de dispositivos móviles u ordenadores portátiles.
Dialogamos con Martina Gamba, investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e integrante del “Grupo de estudios en Geopolítica y Bienes Comunes”, sobre el litio y sus características: “El litio está presente alrededor de todo el planeta en distintas formas. Pero actualmente hay dos maneras en las que se explota conforme a la racionalidad económica que guía las actividades productivas. El litio presente en rocas, como el caso australiano, el principal proveedor de litio a nivel mundial y el litio que está disuelto en aguas subterráneas que están debajo de los salares. Esta es la forma en la que se encuentran en nuestro país”.
En el año 2019, la investigadora, junto a otros especialistas, publicó el libro “Litio en Sudamérica. Geopolítica, energía y territorios”. Al ser consultada sobre los usos del litio y los motivos del interés que actualmente concita, respondió: “Se lo ha utilizado en el campo de la medicina porque es un poderoso antidepresivo para tratar trastornos bipolares. También se lo ha utilizado tradicionalmente en la preparación de grasas lubricantes, vidrios y cerámicos con ciertas propiedades térmicas por ser resistentes a la temperatura. Ahora el boom del litio tiene que ver con su uso en las celdas y baterías de litio que han demostrado que son las más eficientes y de mayor densidad energética”.
Al ser intermitentes, es decir, al no disponer permanentemente de sol o viento, las energías limpias requieren una amplia capacidad de almacenaje para satisfacer su demanda: “A diferencia del petróleo, que concentra todo su poder energético en el propio material y se lo utiliza cuando se requiere energía, resulta necesario almacenar la energía proveniente de fuentes renovables en dispositivos electroquímicos como las baterías de litio”, precisó.
La Dr Gamba detalló que “las baterías son dispositivos que permiten convertir la energía química almacenada en los átomos en energía eléctrica y al revés. Las baterías de litio se caracterizan por ser reversibles. Cuando se descarga la batería, la cargamos y luego la podemos volver a utilizar para extraer energía en forma de electricidad”.
Ganancias exorbitantes y mercado desregulado
El escenario global de creciente demanda de litio coloca a la Argentina en una posición estratégica desde el punto de vista productivo y comercial. El país posee el 20% de los yacimientos de litio del mundo, ubicados mayormente entre la provincia de Salta, Jujuy y Catamarca.
En el plazo de una década, Argentina se transformó en el cuarto productor internacional. Registra 27 proyectos mineros que corresponden a este recurso. Dos de ellos ya producen carbonato de litio, mientras que otros dos están en la etapa previa. Además, junto a Chile y Bolivia conforman lo que se denominó el “Triángulo del litio”, una región que comprende cerca del 65% del total del litio del mundo.
Fuente: Servicio Geológico de EEUU
La secretaría de Minería informó que durante el mes de julio se exportó un total u$s83,9 millones. La cifra difundida implicó un crecimiento del 459% interanual, un registro sin antecedentes. El volumen comercializable representó el 29% de las exportaciones totales de minerales para el mismo mes.
Las proyecciones de la cartera son todavía más ambiciosas. Esgrimen que, tomando en cuenta todos los proyectos en marcha y los anuncios realizados, Argentina cuenta con un potencial de inversiones en explotaciones mineras de litio de US$6.473 millones. Mientras que el incremento de las cantidades producidas podría alcanzar los 373,5 mil toneladas, colocándose por encima de la capacidad actual de 37,5 mil toneladas al año.
Para 2030 el sector generará, explican los funcionarios, exportaciones por entre US$2.000 millones y US$3.500 millones. Una cifra sorprendente que expresa la curva ascendente en las previsiones de comercialización. En junio, el ministerio de Desarrollo Productivo difundió las estimaciones del crecimiento en dólares reafirmando las expectativas.
En Argentina el artículo 124º de la Constitución Nacional le confiere a las provincias la posibilidad para negociar directamente con las empresas interesadas en la explotación de los recursos mineros. “Corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”, sanciona el artículo. Por su parte, la Ley de Inversiones Mineras de 1993 fija las pautas tributarias de las empresas.
Algunos investigadores insisten en subrayar que en materia fiscal, Argentina está a la zaga de otros países, y que se impone la necesidad de definir una estrategia federal capaz de incrementar los beneficios para las provincias y el resto del país: “El marco normativo heredado de los 90 estimula a que, en lugar de que se establezcan estrategias colectivas encauzadas por el Estado Nacional posibilitando un aprovechamiento integral de nuestros recursos naturales, se den estrategias individualizadas de los estados subnacionales compitiendo por los recursos para dar respuesta a los derechos que antes garantizaba nación”, criticó la Dr. Gamba.
Una investigación de la CEPAL echa luz sobre la estructura de la minería del litio en la región de Argentina, Bolivia y Chile. Se analizan los ingresos tributarios y no tributarios, la renta económica y el régimen fiscal provenientes del sector.Para los investigadores, “es fundamental que los países tomen resguardos para evitar estas prácticas elusivas por parte de las empresas”.
En la ley de Inversión Minera, las provincias que adhieren al régimen de incentivo y que perciben regalías, no pueden cobrar un porcentaje superior al 3% sobre el valor del mineral extraído, transportado o acumulado previo a cualquier proceso de transformación. Si tenemos en cuenta el crecimiento sideral del precio internacional del litio superior al 400%, el nivel de captación está muy por debajo del precio de venta.
En cuanto a los derechos de exportación, se aprecia un deterioro de la renta del estado nacional. En el año 2015 el impuesto era del 5%, pero en diciembre de ese año, la tasa se redujo a 0%. En septiembre de 2018 se estableció un derecho de exportación de 12%, pero con un tope de tres pesos argentinos por cada dólar de valor de los costos de trámites aduaneros de exportación, con lo cual el precio real terminó siendo inferior a la tasa fijada por ley.
De acuerdo a la ley, es competencia de las provincias establecer el impuesto sobre los ingresos brutos. Sin embargo en las tres provincias el impuesto no grava a las exportaciones, por tanto las empresas extractivas están exentas. En Salta la carga se eliminó desde el 2020, en Catamarca la tasa es de 0,75% pero sólo se aplica sobre los ingresos brutos de las ventas internas mientras que “en Jujuy se excluye del impuesto a las actividades de producción primaria minera comprendidas entre la prospección y la extracción del mineral, en cambio se incluyen los procesos industriales subsiguientes cuando se trate de la misma actividad económica integrada regionalmente”, detalló la investigación.
Si el régimen fiscal se mantiene inalterable, las empresas matrices locales profundizarán las prácticas de subfacturación. Es decir, venden por debajo del costo del precio de mercado a sus propias casas centrales en el extranjero generando una transferencia que repercute sobre la disminución del precio real del mineral: “Los precios de las exportaciones de Argentina y Chile son significativamente inferiores a los precios de mercado reportados en cada año, observándose diferencias promedio de un 58% en Argentina y un 21% en Chile”.
Debates locales
Según la periodista Alejandra Dandan, fuentes cercanas al oficialismo aseguran que sectores del FdT plantean una reforma en dos sentidos. Por un lado, comprometer al sector privado para que una parte de la producción quede en el país agregando valor. Por otro, establecer un acuerdo de reinversión en desarrollo y tecnología. De avanzar en esta línea, aseguran investigadores consultados, Argentina comenzaría a discutir un esquema fiscal con mayor equidad.
A mitad de mes, el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja y Xia Juncheng, CEO de Tianqi Lithium, una empresa de relevancia en la actividad del litio, firmaron un acuerdo para invertir conjuntamente en la explotación del mineral en el país. El acuerdo implicaría que YPF tecnología participe en la cadena de valor mediante la producción de baterías.
Paralelamente, los gobernadores de Catamarca, Raúl Jalilde, Jujuy, Gerardo Morales y Salta, Gustavo Sáenz aprobaron la reglamentación para el funcionamiento de un comité regional en la administración del litio. La iniciativa de las tres provincias del noroeste cordillerano es poder coordinar políticas de conjunto en materia fiscal, tasas de inversión y empleo. Si bien no se han brindado muchos detalles sobre la confección de estas políticas, su concreción es un indicio de la acelerada rentabilidad que adquirió la producción para la región.
La explotación del mineral recrudece los debates locales por la forma de extracción, el marco regulatorio y los proyectos de diversificación tecnológica que pueden acarrear el “boom del litio”. Pero no es sólo eso lo que está en juego. La pelea por el litio en la zona de los salares es uno de los tantos capítulos de la guerra comercial de un mundo en transición hacia un orden global cuyas coordenadas de funcionamiento no terminan por definirse, mientras sus guerras episódicas van horadando las bases del funcionamiento que conocemos desde fines del siglo veinte.
Comentarios