La luchadora de taekwondo Kimia Alizadeh, única medallista olímpica de la historia de Irán, tomó una drástica decisión: abandonó su país y renunció a la bandera iraní.
A un mes de haberse instalado en Holanda, confirmó en un posteo en su cuenta de Instagram, que se cansó de la opresión.
“Soy una entre los millones de mujeres oprimidas en Irán. Durante años jugaron conmigo como quisieron; me vestí como me dijeron; repetí cada frase que ordenaron. Se apropiaron de mí. Mis medallas las atribuyeron al velo obligatorio”, escribió Alizadeh, quien ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y se convirtió en la primera y única medallista mujer en la historia de Irán.
La confesión de la deportista tiene que ver con la viralización de fotos suyas sin el velo.
La cuestión del hijab obligatorio para las mujeres es una de las más políticas culturales más controvertidas. Pese a que en 2017 el Gobierno se mostró favorable a abordar un cambio de reglas, el creciente clima de tensión política y social, ha favorecido a los sectores más rigoristas del Estado.
El último fin de semana, Alizadeh acudió sin él al aeropuerto de Eindhoven, en Holanda, para participar en un acto conmemorativo por las 176 víctimas del siniestro aéreo del avión ucraniano que Irán admitió haber derribado por error, luego de la situación de tensión que generó el asesinato del general Qasem Soleimani en manos de los Estados Unidos en Irak. Sus fotos se viralizaron, lo que llevó a la deportista a hacer un descargo en sus redes sociales.
“No quería subir las escaleras de la corrupción y las mentiras; no quería sentarme en la mesa de la hipocresía, la mentira, la injusticia y la adulación. Me humillaron al decir que no es virtuoso que una mujer dé patadas”, aseguró Alizadeh.
La taekwondista de 21 años, que pidió asilo en los Países Bajos y se entrena en el club de Taekwondo Eindhoven desde el 18 de diciembre, casi no tiene chances de recibir la nacionalidad holandesa antes de los Juegos Olímpicos de Tokio (del 24 de julio al 9 de agosto), pero podría solicitar su ingreso en el equipo olímpico de refugiados que actuó por primera vez en los Juegos de Río de Janeiro.