El acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur quedó cerrado este viernes en Bruselas tras más de veinte años de negociaciones y anunciado en plena cumbre del G20, llegó a contracorriente de la ola proteccionista fomentada por el presidente de EE.UU. Donald Trump desde hace dos años.
El acuerdo de “asociación estratégica” con la Unión Europea, un evento sin precedentes para ambos bloques y uno de los más importantes en la historia a nivel mundial, promete “aumentar la competitividad” de la economía de ambos bloques, según sus impulsores.
El entendimiento implica la integración de un mercado de libre comercio de 800 millones de habitantes, casi una cuarta parte del Producto Bruto Interno (PBI) mundial y con más de 100.000 millones de dólares de comercio bilateral de bienes y servicios.
Según publicó Tiempo Argentino, entre los puntos del acuerdo figura que la UE eliminará los aranceles de importación para el 82% de las actuales exportaciones agrícolas del Mercosur. A otro 17% se le aplicarán cuotas. Algo más de 100 productos quedan excluidos del acuerdo.
Respecto de productos industriales, la UE ofrece la liberalización completa e inmediata de aranceles para el 80% de las exportaciones del Mercosur.
El Mercosur tiene hasta 15 años de plazo para liberalizar el comercio en algunos sectores sensibles.
Se eliminan las barreras no arancelarias y se establecen mecanismos de facilitación de exportaciones.
En el sector servicios, los prestadores de servicios de la UE y del Mercosur podrán acceder al mercado de la contraparte en las mismas condiciones que los nacionales.
Las lágrimas del canciller
Conmovido hasta las lágrimas, el canciller Jorge Faurie fue el encargado de anunciarle al presidente Mauricio Macri el acuerdo entre el Mercosur y la UE.
El canciller lloró al comunicarle esa noticia por WhatsApp, y el propio Macri publicó el audio que el funcionario le envió.
El acuerdo fue también muy festejado por Brasil, Uruguay y Paraguay, los otros tres integrantes del bloque sudamericano así como los de la UE (que serán 27 cuando se formalice el Brexit), países que en su conjunto representan en conjunto cerca del 25% del PIB mundial.
Apuesta a la apertura
“El mensaje que se está dando es que en un momento de turbulencias a nivel multilateral, en un momento de tensiones geopolíticas, hay gente que apuesta por más cooperación y más apertura comercial”, dijo a la AFP Arancha González, directora del Centro de Comercio Internacional (CCI), una agencia conjunta de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de la ONU, con sede en Ginebra.
En un momento de declive de los intercambios comerciales, “se trata de una señal fuerte, anunciar un acuerdo como este durante una cumbre del G20 en la que Donald Trump y el presidente chino, Xi Jinping, deben reunirse mañana (por hoy), en plena guerra comercial”, explicó a la AFP una fuente europea.
Con un G20 que no logra condenar el proteccionismo en sus declaraciones desde que Trump se lo impide, y una Organización Mundial del Comercio (OMC) que podría verse paralizada a finales de año, el anuncio del acuerdo con Mercosur durante el G20 adquiere un “matiz simbólico”, señaló la misma fuente europea.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), los dos principales motores económicos de Mercosur, Brasil y Argentina, figuran entre los países “menos abiertos” en la escala mundial, paradójicamente, junto a Estados Unidos.
Alerta de pymes y grandes empresas
Tanto el gobierno argentino como los sectores empresarios que impulsaban este acuerdo lo calificaron de “histórico” o de “cruzada”. También celebrado por los restantes gobiernos que integran el bloque sudamericano.
Pese a la euforia de los gobernantes, desde varios sectores productivos que integran a pymes y grandes empresas se lanzaron críticas al acuerdo ya que consideran que abrirá las puertas a la competencia industrial europea, lo que golpeará aún más a un entramado productivo aquejado por la falta de inversiones.
Uno de los puntos acordados y que preocupan, principalmente al sector industrial es la eliminación de las barreras no arancelarias, una clara desventaja para el sector productivo industrial del Mercosur.
