Autoridades del Instituto de Física Rosario (Ifir), dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), presentaron ayer la instalación de un sistema fotovoltaico que, mediante la captación de la radiación solar y su transformación en energía eléctrica, permitirá no sólo cubrir gran parte de los requerimientos energéticos del edificio de 1.100 metros cuadrados ubicado en el campus de Ocampo y Esmeralda sino también avanzar en la realización de investigaciones científicas.
La presentación estuvo a cargo del director del Centro Científico Tecnológico y director del Ifir, Roberto Rivarola, y de Rubén Piacentini y Miguel Ángel Lara, desarrolladores del proyecto. El sistema permite el aprovechamiento de la energía solar en reemplazo de aquella generada por fuentes contaminantes como el petróleo, el gas y el carbón, contribuyendo a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Durante su etapa experimental, el dispositivo compuesto por ocho paneles solares aportó 200 mil watts en 32 días, el equivalente al consumo típico de una casa o departamento en un mes.
“El sistema ayudará a solventar el consumo del edificio, pero se usará, esencialmente, para investigar más sobre el aprovechamiento de la energía solar. La intención es que esto sirva no sólo como mecha sino también para paliar el consumo energético a una escala mayor en el futuro. Es un primer paso”, sentenció Rivarola.
Por su parte, Piacentini contó que el proyecto nace a partir de una iniciativa de su equipo, enfocado en el estudio del sol desde hace ya cuatro décadas. “Estamos en un proceso de cambio climático. El último informe de Naciones Unidas, yo fui jurado así que lo conozco bien de cerca, menciona que el 98 por ciento del calentamiento de la Tierra se debe a nosotros y sólo el 2 por ciento al sol. Entonces, no son fenómenos naturales, claramente podemos hacer algo para cambiar”, relató.
El investigador, director del área Física de la Atmósfera, Radiación Solar y Astropartículas del Ifir, explicó que el objetivo pasa por “aprovechar esa energía que envía el sol, que es gratis, para generar energía en forma eléctrica o calórica”. En relación con ello, reveló que hace ya más de 40 años desarrollaron un silo, actualmente en funcionamiento en el campo experimental Villarino de la Facultad de Ciencias Agrarias, que aprovechaba la energía solar para el secado de granos. “Desde entonces, nunca se perdió una cosecha”, agregó.
Piacentini explicó que la instalación de paneles solares aún resulta costosa en Argentina, aunque reconoció, citando un caso como ejemplo, que representa un gasto similar al de la instalación de cableado y transformadores en poblaciones alejadas. “Hay lugares donde no llega la electricidad, por lo que la energía solar ofrece competencia por el costo del cobre y de toda la instalación. Ni hablar en las islas (frente a la costa rosarina) o en una caravana o algo que se desplace. Un señor del centro de Rosario nos pidió una cotización, que en aquel momento era de casi 10 mil dólares, y avanzó porque era lo mismo que le pedía la empresa para reconectarlo a la red”, recordó.
Una preocupación del Estado
El investigador a cargo del proyecto insistió en la necesidad del Estado de apostar por “energías limpias”, como la solar fotovoltaica, para contribuir a un medio ambiente sano, algo que ya comenzó a implementarse en algunas provincias. “No sólo se puede, sino que debe ser así. Cuanto más desarrollo haya, los costos también van a bajar. En San Juan ya hay una central y Santa Fe va a inaugurar dentro de poco una central fotovoltaica en el acceso a San Lorenzo y la autopista”, precisó, al tiempo que remarcó las posibilidades que posee el país en esta materia: “Hace unos años fui a un encuentro de energías renovables desarrollado en Londres que, a nivel climático, es el equivalente a nuestro sur, en general nublado y sin tanta radiación solar. Su latitud norte es la misma que la de Cabo Vírgenes (provincia de Santa Cruz), que es el extremo continental de Argentina. Si ellos están ahí y aprovechan el sol, hay que pensar en la potencialidad que tiene nuestro país”.