La ciudad quedó sin colectivos después del partido entre Newell’s y Boca, disputado anteanoche en el Coloso Marcelo Bielsa. La decisión fue de la Unión Tranviaria Automotor (UTA) por ataques que sufrieron algunos coches. Pero el problema no fueron sólo los colectivos, sino que tampoco había taxis. Y los relatos abundan entre quienes quedaron varados en la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno, los que debieron volverse desde la cancha caminando, y los que intempestivamente fueron sorprendidos por un cese en el servicio que no fue anunciado y que sin embargo sufrieron.
Con respecto a la falta de colectivos, el secretario de Servicios Públicos de la Municipalidad, Pablo Seghezzo, detalló que los disturbios no se produjeron en cercanía del parque Independencia sino en las zonas sur y suroeste.
Mientras se disputaba el cotejo la frecuencia de colectivos empezó a mermar y una vez finalizado el encuentro, y de manera sorpresiva, no circularon más colectivos. Si bien Seghezzo dijo que “la UTA no lo llamó paro en ningún momento”, lo cierto es que al menos unas 3.500 personas, que es la cifra estimada de usuarios que usan el servicio los domingos en esa franja horaria, quedaron sin servicio.
De acuerdo al relato de Seghezzo, varios colectivos fueron atacados por hinchas que, bajo amenazas, obligaron a los choferes a desviar su recorrido. “Esos hechos se repitieron en varias líneas y por eso los trabajadores decidieron retirar el servicio: por cuestiones de seguridad y para prevenir accidentes mayores”, aclaró.
Algunos de los ataques ocurrieron en Grandoli y Gutiérrez y en Ovidio Lagos y Acevedo. En tanto, el funcionario se reunió ayer con representantes de la UTA para definir una estrategia para los próximos cotejos y así prevenir estos acontecimientos.
Taxis en cuentagotas y colas de pasajeros de media hora
El domingo a la noche no sólo faltaron colectivos del transporte urbano sino también taxis. Para constatar la dimensión del problema bastaba con visitar la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno, donde a la medianoche un centenar de pasajeros recién descendidos de micros de media y larga distancia soportaban largas colas, tanto en la parada de calle Cafferata como en la improvisada por Santa Fe, hasta que llegaban unidades en cuentagotas.
A pesar de que es cantado que los domingos a la noche la Terminal es una usina de viajes en taxi, éstos estaban desaparecidos, y entre las 22 del domingo y las 2 del lunes los pasajeros debieron esperar hasta 30 minutos para conseguir un auto que los llevase a sus casas. Cabe aclarar que la cantidad de pasajeros era importante, pero no extraordinaria, por lo cual no fue un problema de exceso de demanda, sino de escasés de oferta.
