En medio de la recesión, las ventas de lácteos bajaron hasta 13% en los primeros cinco meses del año, según estadísticas oficiales.
La suba de precios y el ajuste de bolsillos que debieron hacer la mayoría de las familias explica la baja, aunque sorprende la magnitud porque los lácteos desempeñan un rol esencial en la dieta, sobre todo entre los más chicos, indicaron desde el sector industrial.
Durante junio –cuyas estadísticas se están terminando de procesar–, el consumo de leche fluida subió apenas 1%, aunque el resto de los lácteos tuvo un mejor desempeño: 2,7%.
El repunte está vinculado con la puesta en marcha del plan de Productos Esenciales, coincidieron las alimenticia.
Según datos de la secretaría de Agroindustria, entre enero y mayo último bajaron 13% las ventas de leches fluidas, 6% las de quesos, 11% las de leche en polvo y 13% las de otros productos lácteos.
La caída está atada a la suba general de precios y la consecuente pérdida de poder adquisitivo en la población.
Una recorrida de NA por los principales supermercados permitió comprobar las dificultades de la cadena comercial para intentar «disimular» la disparada de precios.
Una de las estrategias que más llama la atención es la decisión de vender separados productos que antes se comercializaban de a dos.
Eso ocurre, por ejemplo, con la mayoría de los postres y flanes destinados a los más chicos.
Por su pequeño tamaño, esta línea de productos solía venderse de a dos, pero ahora se pueden ver en las heladeras de a uno, en un intento por disimular sus altos precios.
Este intento de manipular al consumidor se viene produciendo desde hace años en la Argentina, e incluso el propio ex secretario de Comercio Interior durante el kirchnerismo, Guillermo Moreno, llegó a pedir a las alimenticias achicar envases para atenuar el alza de los precios, una estrategia que se sigue aplicando en la actualidad, por ejemplo, con las golosinas y los yogures, entre muchos otros productos.
En las economías más productivas y competitivas del mundo, como la de los Estados Unidos, la estrategia es inversa: buscan comercializar envases cada vez más grandes, porque a mayor volumen el costo de producción cae.
De acuerdo con el Indec, en junio último hubo lácteos que estuvieron entre los productos cuyos precios más se incrementaron respecto de mayo.
Si bien para la ciudad de Buenos Aires y el conurbano la leche entera subió en junio pasado solo 1%, a 44,7 pesos el litro considerando un mix de productos, hubo otros productos que se incrementaron mucho más, incluso en algunos casos por encima del 2,7% de la inflación medida ese mes.
El yogur firme de 195 cc lo hizo un 18,7%, a 51,46 pesos; el dulce de leche de 400 gramos aumentó 1,9%, a 75,14; el kilo de queso sardo subió 4,7%, a 586,51, y el kilo de queso cremoso se encareció un 3,4% y alcanzó los 336,91 pesos.
Según el Indec, la manteca por 200 gramos subió 2,1% y su precio para la ciudad de Buenos Aires y el conurbano se ubicó en junio pasado en 92,97 pesos.
Por su parte, el valor de la leche en polvo entera por 800 gramos avanzó un 13,1%, a 304,68 pesos.
Si se compara el comportamiento de los precios desde enero pasado, se observan importantes saltos.
La leche entera en sachet subió un 26,6%, por encima del 22,4% de la inflación del año.
El queso cremoso se encareció un 50%, el sardo también lo hizo un 50%, la manteca de 200 gramos un 33% y el yogur firme por 195 cc un 39,9%.
En medio de la suba general de precios y el freno en el consumo, a fines de abril último el gobierno nacional acordó con el sector privado una lista de 64 productos esenciales, incluyendo entre otros a yogures, postres y leches. En el caso puntual de la leche, Mastellone puso a su marca La Martona a 35,80 pesos el litro.
Por su parte, Adecoagro, que se quedó con dos plantas que tenía Sancor, incorporó la marca Apóstoles a 45 pesos el litro.