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La vida de una mujer que en el siglo XVIII buscaba amplificar los horizontes del feminismo

El director Marcelo Moncarz habla de la imperdible “Mary para Mary”, que se presenta este sábado en el teatro La Comedia y que protagoniza la talentosa Eleonora Wexler. La puesta ofrece un retrato de las últimas horas de Mary Wollstonecraft, una de las pioneras de los movimientos feministas

El sentido de un mensaje, quizás el último. Las palabras repetidas una y otra vez casi como un mantra, que ahora reaparecen en medio de la cuarta ola del feminismo para entender, sobre todo, que la lucha lleva siglos, que aún quedan por dar varias batallas y que la igualdad es el gran objetivo.

Este fin de semana llega a Rosario la imperdible obra teatral para una sola actriz Mary para Mary, el retrato Mary Wollstonecraft (Londres 1759-1797), quien escribió novelas, ensayos, cuentos y tratados, entre más, y es considerada un pionera de los movimientos feministas, alguien que en su tiempo defendió la igualdad entre hombres y mujeres, algo que podría considerarse por lo menos una osadía en el imaginario de una mujer que pretendía dejar un mundo mejor para su hija recién nacida y con la muerte golpeándole la puerta.

Su obra basal, Vindicación de los derechos de la mujer (1792) fue, en ciernes, el disparador para que la dramaturga española Paloma Pedrero escribiera el texto de esta pieza en la que actúa la talentosa Eleonora Wexler, bajo la dirección de Marcelo Moncarz, la misma dupla que pasó hace unos años por el mismo escenario del primer coliseo municipal de Mitre y Ricardone con la recordada versión de La maldecida de Fedra, de la dramaturga y escritora rosarina Patricia Suárez.

Es así como las palabras de Mary Wollstonecraft están de regreso para interpelar a las y los espectadores ya como seres humanos, de cara a la desigualdad estructural y en la búsqueda de la justicia de género, ahora en un mundo un poco más justo en ese sentido.

Mary tuvo a Fanny, su primera hija, extramatrimonial, algo inaceptable para la época, con su primer gran amor. Entre otros amores, finalmente, William Godwin, uno de los precursores más importantes del pensamiento anarquista y quien publicó sus obras de manera póstuma, fue su verdadero y más profundo compañero. Con él tuvo a Mary, su segunda hija, conocida mundialmente como Mary Shelley, la icónica autora de la novela Frankestein.

Recuperar el encuentro

“Con Eleonora ya habíamos tenido otra hermosa experiencia con La maldecida de Fedra, de la escritora rosarina Patricia Suárez. Luego de darnos ese gusto de trabajar juntos (la obra se estrenó en 2015), seguimos buscando materiales a través de los años; no es que buscábamos otro unipersonal. Buscábamos materiales que a los dos nos interesara contar, justamente por nuestras miradas, por nuestra manera de trabajar, por la manera de encarar un proyecto teatral y de plantearnos qué queremos contar. Georgina Rey, una actriz argentina que vive en España, un año antes de que aparezca la pandemia, me dice «esto es para ustedes» y me manda varias obras haciendo hincapié en ésa que me pide que lea primero. No leí las demás porque esta obra me atravesó”, contó Moncarz acerca de un periplo que, tras la lectura de Wexler y de su interés por el material, se vio atravesado por una etapa de trabajo de la actriz en España (como protagonista de la serie La Valla), y luego por la llegada de la pandemia, lo que postergó el estreno para los primeros meses de este año en el porteño teatro Picadero.

Resonar en el presente

“El proyecto resurgió el año pasado en medio de una cena, y esta vuelta fue más hermosa, más intensa, más poderosa, sobre todo a la hora de encarar el proceso de trabajo, particularmente por lo que representa Mary Wollstonecraft, que alrededor de 1770 luchó por los derechos de la mujer entendiendo que todo pasaba por la educación, siendo ella mujer y no pudiendo acceder a la educación como los hombres. Las mujeres de entonces sólo tenían permitido estudiar modales de comportamiento para ser buenas amas de casa y buenas esposas. Y ella, a los 18 años, fundó una escuela que obviamente naufragó, pero no se detuvo nunca en su convicción de que todos los seres humanos debían tener los mismos derechos y acceder a la educación, y que los hombres y las mujeres debían estar a la par”, contó el destacado director.

“Ese fue el germen –continuó el creador– que disparó esta idea de volver a trabajar juntos y además un dato no mejor: Mary Wollstonecraft es una filósofa casi desconocida, dado que lo que más se conoce de ella es que fue la madre de Mary Shelley, la autora de Frankestein. Pero ella fue una mujer revolucionaria y esta obra cuenta quién fue, habla de sus sueños, de sus deseos. Hay un montón de mundos que conviven dentro de la obra. Por ejemplo: la podríamos haber encarado desde un lugar absolutamente feminista pero fuimos por más, por plantear la idea de igualdad, porque claramente somos todos iguales, y lo que yo necesitaba, y es algo en lo que hermosamente coincidíamos con Eleonora, es que ningún hombre se sintiera embestido, que la obra no fuera en contra de nada ni de nadie, porque no puedo dejar de pensar en su último amor, el padre de Mary, que fue un hombre extraordinario. Ella plantea que el amor tiene mucho que ver con la amistad, que las mariposas en el estómago duran poco y que lo que importa después es la amistad. Y fue desde ese lugar, desde el lugar de una mujer que pretende ir de la mano con el hombre, que encaramos este trabajo, porque fue una mujer que defendió mucho su lugar pero que amó mucho a los hombres”.

Palabras que interpelan

Las obras de Mary Wollstonecraft, novedosas y de ruptura para su época, y su propia persona se convirtieron en una fuente de controversia y los prejuicios de la época las terminaron ocultando. Paloma Pedrero se inspiró en los últimos momentos de la vida de Wollstonecraft para plantear una despedida escénica que apela a la emoción y a la poesía profunda, partiendo del concepto del deseo y el sueño de que en un futuro los hombres y las mujeres estén unidos y puedan vivir en un mundo menos doloroso, con la esperanza de alcanzar la felicidad.

“Paloma Pedrero escribió este texto teniendo en cuenta Vindicación de los derechos de la mujer pero también teniendo en cuenta todo lo que rodeaba a Mary, que muere a los pocos días de parir a su hija a raíz de la fiebre puerperal, que no es un dato menor (es una enfermedad surgida de los déficit de higiene y cuidados de la época). En ese tiempo, el 30 por ciento de las mujeres que iban a parir fallecían de esta enfermedad y nadie conocía el motivo. Paloma juntó todos esos datos sumados a su alma inmensa y planteó una historia que une a hombres y mujeres, y eso es algo que se vive en cada función. Ese mundo mejor que Mary deseaba para su hija es lo que refleja la búsqueda de esta obra: ella sueña con un mundo a futuro donde niños y niñas accedan igualmente a la escuela sin ninguna distinción ni división; también plantea que en el futuro la gente podrá besarse en las calles sin prejuicios de género y con libertad. En ese sentido, la obra es muy esperanzadora y eso es lo que buscamos transmitirle al público, un poco de esperanza”, planteó el director.

Finalmente, Moncarz planteó la idea de un súper objetivo al que apela el material donde las y los espectadores, más allá de los géneros, se sientan interpelados como seres humanos. “Justamente, la obra parte de una ensoñación de Mary, ella está en su última hora de vida y de golpe, mientras vuela de fiebre, siente que hay un público que la ha venido a escuchar para que ofrezca su último discurso, por lo tanto hay un vínculo con el público porque hay cosas para decir y es muy hermoso lo que pasa porque por momentos el público responde. Lo que pasaría con eso era un misterio hasta el día del estreno y nos sorprendimos: hay un momento en el que hay un aplauso, una caricia, gracias al maravilloso trabajo que hace Eleonora, que confirma que ese público está ahí para escuchar lo que Mary ha venido a decirles y que entienden cuál es el mensaje”.

Para agendar

Mary para Mary se presenta en Rosario este sábado, a partir de las 21, en el Teatro Municipal La Comedia de Mitre y Ricardone. La obra, con dramaturgia de Paloma Pedrero, cuenta con la actuación de Eleonora Wexler, y puesta en escena y dirección de Marcelo Moncarz, con diseño de escenografía y vestuario de Micaela Sleigh, realización de vestuario de Paloma Vieytes y de calzado de José Romero. El montaje suma además el diseño de iluminación de Daniela García Dorato, música original de Mirko Mescia, fotografía de Alejandra López, diseño gráfico de Nahuel Lamoglia, prensa y comunicación de Mutuverria PR, producción ejecutiva de Luciana Caisutti, producción general de Iván Javier Flores, asistencia de dirección y violines de Claudia Díaz, videos y tráiler de Francisco Castro Pizzo y producción del teatro Picadero. Las entradas se venden en la boletería de la sala en horarios habituales o bien a través del sistema https://1000tickets.com.ar/concierto.php?id_evento=899-MARY%20PARA%20MARY

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