La Vigil esta de fiesta y no es para menos. Después de 35 años de su intervención, finalmente, el 30 de julio pasado se hizo la asamblea ordinaria de socios de acuerdo al estatuto y se eligió a la nueva comisión directiva, quedando así conformada la primera dirección después de la intervención de la dictadura en febrero de 1977. Luego de un largo proceso legal, se terminó con una normalización que estaba a cargo del Inaes, el Instituto Nacional de Mutuales.
En la asamblea hubo acuerdo para presentar una única lista, Memoria y Futuro, para crear una comisión que en su mayoría son directivos originales que estaban al momento de la intervención: tanto el presidente, Augusto Duri, como el vice, Raúl Frutos, y la secretaria, Antonia Frutos, ocupan hoy los mismos cargos que tenían aquel 25 de febrero del 77, cuando la entidad cultural fue intervenida por policías armados en un operativo que encabezó el capitán de corbeta Esteban César Molina, en tiempos en que la Biblioteca contaba con más de 600 empleados, 20 mil socios y tres mil estudiantes.
En noviembre de 1975, Marcelo Scalona, socio Nº 9.238 que se “crió” en la Vigil, integraba el equipo de fútbol de la Biblioteca que salió campeón nacional del Torneo Evita, cuyo goleador fue Víctor Ramos. Los llamaban Los libreros, “porque en vez de dar un banderín entregábamos un libro, una experiencia inolvidable, yo jugaba de wing, como el Loco Housseman (se ríe)”. Hoy, Scalona es apoderado legal de la entidad y recordó que esta semana la Cámara de Diputados aprobó la ley de restitución de bienes de la Vigil, “es decir ya tenemos media sanción…”.
Además, el abogado subraya un hecho histórico: “Estamos junto a la Justicia federal detrás de lo que fueron los delitos económicos, que para la entidad es algo muy importante –más allá de que hay siete personas desaparecidas–, es la primera vez que los Tribunales en Santa Fe reconocen el carácter de delito de lesa humanidad a los cometidos contra la propiedad de una entidad cultural y social, algo que en la provincia siempre se reconoció para las personas físicas, pero nunca para una persona jurídica y su patrimonio. Hay responsables de aquel vaciamiento que aún viven, contadores, gente que ha comprado bienes de manera espuria”.
La Vigil surgió en el año 53 como una biblioteca dentro de la vecinal del barrio, que estaba en Gaboto y Chacabuco. Allí comenzaron, muy jóvenes, Augusto Duri y Tomás Pedrido a juntar libros y prestarlos, hacían rifas para conseguir becas educativas. Las rifas empezaron a tomar dimensión y alquilaron una casa para escindirse de la vecinal en el año 58, luego compraron la media manzana de Alem y Gaboto y se constituyó como Mutual, crearon las tres escuelas normales, el jardín, la secundaria, las tres escuelas de arte. La biblioteca llegó a tener 120 mil libros, (hoy faltan 70 mil). Poseía un laboratorio de taxidermia, contando con un museo de ciencias naturales con 3 mil piezas; laboratorio de fotografía, talleres gráficos propios donde se editaban libros. Hasta una isla de 2800 hectáreas que hubo que vender luego del “Rodrigazo”, en 1975, para enfrentar la dura crisis financiera que soportaba la entidad. “Estaban construyendo un edificio con 40 departamentos en Salta y Dorrego, con su propia constructora, con sus hormigoneras, es decir, eran nuevas fuentes de financiamiento. Los directivos cobraban, por el trabajo full time en la Vigil, lo que ganaba un director de escuela”, agregó Scalona mientras señala que la institución llegó a contar con 45 propiedades y 30 cuadros de pintores de firma como Julio Vanzo, Juan Grela o Carlos Alonso. “A los interventores, estaba claro que les interesaba no sólo destruir una obra cultural y social, sino también rapiñar su patrimonio”.
Que la Comisión Directiva esté integrada por aquellos mismos hombres y mujeres que padecieron la intervención es todo un motivo de festejo (ver aparte). Al respecto, Scalona dijo: “Esto es justicia porque son los mismos que fueron secuestrados, torturados y detenidos desde febrero hasta diciembre del 77 en el Servicio de Informaciones a disposición del Poder Ejecutivo y era justo el reconocimiento que volvieran a estar a la dirección, con los cargos que tenían. Para ellos es una revancha porque muchos de sus miembros, jóvenes de 40 años en el momento de esplendor de la Vigil, llevaron adelante una obra fantástica, comenzando como una biblioteca vecinal, construyendo tamaña obra social y cultural. Es motivo de festejo y es una justa reparación”, concluyó el apoderado.
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