La zona sur de la ciudad vivió ayer su fiesta por el Bicentenario. Decenas de habitantes del tradicional barrio Saladillo se congregaron pasadas las 10.30 en el jardín y frente a la Casa de la Cultura Arijón, ubicada en Arijón 84 bis, para ser parte y disfrutar del Desfile del Bicentenario, actividad que desde hace 10 años se efectúa cada 25 de mayo, pero que en esta ocasión tuvo características especiales.
Con los abanderados de las escuelas de la zona formados alrededor del mástil de la casa, un bisnieto de quien construyera la casona, Manuel Arijón, José Alberto Arijón y el director del organismo que depende del Ministerio de Cultura e Innovación de la provincia, Armando Durá, izaron la enseña patria.
De inmediato José Arijón y otros descendientes, Víctor Manuel Arijón, Carlos Eduardo Arijón y María Trivisonno de Arijón, descubrieron un cartel en el acceso a la Casa de la Cultura, en la que se indican las características de la propiedad construida en 1885.
Luego de ello habló Durá, quien recordó que los 10 años de los desfiles y la especial “emoción” por la presencia en esta ocasión de las escuelas de la zona.
Evocó el director de la Casa de la Cultura que “los desfiles surgen en 2001, cuando lucir una escarapela o una bandera era una cuestión impracticable, cuando casi todos pensaban en irse del país y blasfemaban contra él”.
Destacó que “algunas cosas han cambiado” desde aquel momento y mencionó una frase de Arturo Jauretche, quien comparaba a “nuestra patria con nuestra novia, es la más linda”.
Ovación
Previo al inicio del desfile se entonó el Himno Nacional y no faltó más de un grito de “viva la patria”.
La marcha cívica que recorrió las calles del Saladillo transitó desde Los Andes y Arijón, por Arijón hasta Castro Barros, luego avenida del Rosario, hasta Ayacucho, recorrió esta arteria hasta retomar Arijón y finalmente Serrano para ingresar al Parque Regional Sur Dr. Carlos Sylvestre Begnis.
En todas las cuadras los vecinos esperaron y saludaron con aplausos el paso del desfile. En muchos casos celulares o cámaras en mano aprovechaban para sacar la foto de “mi hijo” que está en algunas de las escuelas que pasaron.
La marcha, luego de motocicletas de la Dirección General de Tránsito municipal y de la Unidad Regional II de Policía, la encabezó el Grupo Custom de motos e inmediatamente autos de la Federación de Autos Clásicos de Rosario, conformada por 12 clubes que nuclean a amantes de los autos y se mezclaban así Ford, Renault, Fiat y Corsa, entre otros.
Escuelas
Inmediatamente fue el turno de las escuelas y así delegaciones de las instituciones educativas de la zona con sus abanderados participaron del desfile. Pasaron sucesivamente los establecimientos General Las Heras, Aristóbulo del Valle, Víctor Mercante, Luis María Drago, Ciudad de Rosario, Provincia de Córdoba y Técnica Nº 649, mientras que los más bulliciosos fueron los pequeños del jardín de infantes “Gurrumines”, quienes con sus delantales azules y junto a docentes y padres pusieron la nota distinta.
Artes marciales
También desfilaron integrantes de la Nueva Escuela del Dragón de artes marciales, del taller de yoga de la Casa de la Cultura Arijón; la reina y las princesas de la edición 2009 de la Fiesta Nacional de Colectividades e integrantes de dos colectividades que tienen su sede en el barrio, la Sociedad Polonesa Federico Chopin y la Biblioteca Cultural Rusa Alejandro Pushkin, a los que se sumaron representantes de la colectividad de Irlanda, con sus típicas polleras.
Igualmente participaron integrantes del Centro de Jubilados y Pensionados Nueva Vida y del taller de arte folklórico del Centro Cultural Cine Diana.
Participaron luego integrantes de la Sección Perros y de la Sección Caballería de la Unidad Regional II.
El desfile cívico fue cerrado con la participación de integrantes del Centro Tradicionalista El Aparcero, de Pueblo Esther, y de las agrupaciones tradicionalistas Los Gauchos de Antonio Gil y Vírgen de Luján, a las que se sumaron alrededor de una decena de carros, lujosamente adornados.
Los festejos continuaron en el Parque Regional Sur, donde se vivió una verdadera ornada folclórica, al menos desde lo gastronómico. Los vecinos se volcaron rápidamente hacia el predio a disfrutar del sol y de las comidas típicas.