La construcción es la contracara de la dramática situación que atraviesa el empleo en la Argentina. Mientras cierran fábricas y las pymes no pueden hacerle frente a las altas tarifas de luz y gas, el sector tuvo un crecimiento interanual de 20,3% en junio en todo el país y un 14,65% en Santa Fe. Sin embargo, estas cifras del Indec deben ser ubicadas en un contexto que desde la delegación rosarina de la Cámara Argentina de la Construcción aclararon a El Ciudadano: en 2016, la caída nacional promedió un 15% respecto a 2015; mientras que en Santa Fe la actividad se sostuvo, absorbiendo a trabajadores que quedaron desocupados en otros rubros.
La obra pública es el gran motor de la actividad. Según el gerente de la Cámara, Rubén Llena, “la provincia realizó una inversión muy importante en obra pública en 2016 y 2017”, por lo que se sostuvo el empleo durante el año pasado, a diferencia de lo que ocurrió en todo el país, donde se perdieron unos 60.000 empleos según la Uocra, que ya fueron recuperados en lo que va de este año, igualándose así los niveles de actividad de 2015.
“La media nacional de 2016 fue mala porque se perdieron muchos puestos de trabajo. Sin embargo, Santa Fe mantuvo la actividad y el empleo, tanto en la obra pública provincial como en el sector privado”, expresó Llena en diálogo con El Ciudadano.
En la provincia el crecimiento de enero a julio es del 12,5%; mientras que a nivel nacional es del 8%, con cuatro meses de crecimiento consecutivo, que terminaron con una caída de 15 meses.
Estabilidad a futuro
Desde la Uocra local, Sixto Irrazábal indicó que las expectativas son positivas para lo que resta del año en Rosario y el resto de Santa Fe. El gremialista enumeró: “En Rosario ya se adjudicaron 640 viviendas de la provincia que van a empalmar con las que se están terminando, por lo que se sostendrá o subirá el empleo. Además, se están ejecutando 2.500 viviendas en toda la provincia. A esto hay que sumarle el arreglo de rutas, cloacas y tendido eléctrico”.
Además, Irrazábal destacó que la obra pública está absorbiendo el empleo que se pierde en otros sectores como la industria del calzado y los textiles, fuertemente golpeados por la apertura de importaciones, los tarifazos y la caída del consumo interno. “Este fenómeno ya ocurrió en los 90. Al cerrar fábricas, la salida más rápida que tiene un trabajador desocupado es la construcción”, señaló el sindicalista.
El campo por ahora no aporta
La actividad agropecuaria está directamente vinculada a la construcción privada, más en una provincia agroexportadora como Santa Fe y una ciudad como Rosario que recibe a estudiantes del interior.
Sin embargo, la quita de retenciones aún no repercutió en la actividad, según aseguró Llena. “No se dio el fenómeno de 2007 y 2009 porque en ese momento la diferencia de precio desde que se comenzaba a construir hasta que se vendía el inmueble era muy atractiva”, explicó el representante empresario. Y completó: “Ahora hay opciones de inversión más rentables, como las lebacs o la expectativa que genera el dólar”.