En los últimos meses se registraron en el centro rosarino una serie de robos a edificios con características similares. Diferentes vecinos fueron sorprendidos por un grupo de ladrones (entre 2 y 5) que los maniataron y se llevaron sus pertenencias. De acuerdo a investigadores, “fueron robos al voleo” donde los asaltantes recorrieron los diferentes departamentos “manoteando picaportes”. Según un allegado a uno de los hechos, casualmente, “al día siguiente aparecieron unos vendedores a ofrecernos llaves electrónicas y sistemas de seguridad para edificios”.
El martes 4 de agosto una mujer que había bajado hasta el palier de su edificio de Vera Mújica al 500 para abrirle a un amigo que se iba, fue sorprendida por cinco personas que la redujeron y la obligaron a volver a subir a su departamento, ubicado en el 8º piso. Allí la maniataron y se llevaron dinero y electrodomésticos. Si bien en este caso los asaltantes no se aparecieron directamente en su casa, aprovecharon un momento de descuido.
Cuatro días después, el sábado 8, un quinteto de muchachos se coló en el primer piso de un complejo de viviendas de Catamarca al 1500. Se metieron en uno de los departamentos y agarraron desprevenido a su dueño, a quien le sacaron una notebook, un televisor LCD de 30 pulgadas, un equipo de música, celulares, dinero, tarjetas de crédito, una bicicleta, perfumes y ropa. Ningún vecino supo explicar como entraron los ladrones al hall del edificio.
El miércoles 12, un trío se le apareció al dueño de un departamento de Salta al 1700 y le sacó 200 dólares. Los ladrones no tuvieron que romper la puerta de ingreso al edificio; nadie sabe cómo llegaron al décimo piso, donde llevaron a cabo el robo.
Para el cuarto golpe se tomaron nueve días. Fue el 21 de agosto, cuando un muchacho fue sorprendido en su casa de Sarmiento al 700 por tres muchachos que le sacaron dinero, celulares y una consola de videojuegos. Simplemente entraron al lugar, nadie sabe cómo.
El 3 de septiembre, en el décimo piso de un edificio de Buenos Aires al 1000, cuatro muchachos vestidos con uniformes similares a los de un empleado de correo se llevaron dinero y joyas.
Ocho días más tarde, el martes siguiente, dos personas tomaron por sorpresa al dueño de una casa del octavo piso de San Lorenzo al 1600 y le sacaron 30 mil pesos, dos mil dólares y alhajas. Los dueños de casa sólo escucharon que alguien les abría la puerta.
Al día siguiente, en el tercer piso de un edificio de Montevideo al 500, dos hombres con uniformes del correo se colaron en la casa de dos ancianos y les sacaron tres mil pesos y joyas.
Según contó un vecino de uno de los edificios asaltados, al día siguiente de que se perpetrara el hecho, un representante de una empresa de seguridad para edificios se presentó ante los dueños de los departamentos y les ofreció sistemas electrónicos de seguridad para las puertas de ingreso, las escaleras y los ascensores del lugar.
El martes pasado, tres delincuentes armados asaltaron una casa de Zeballos al 1800 a la que ingresaron porque la puerta de entrada estaba sin llaves. Una vez adentro redujeron a un hombre de 65 años y a una mujer de 71 y los amedrentaron hasta que les dijeron dónde guardaban sus ahorros. Fuentes policiales dijeron que el trío se fugó del lugar con dinero y un revólver calibre 38 que estaba en la vivienda.
Dos días después, con el viejo ardid del cuento del tío, una anciana fue víctima de una entradera en su domicilio de Santiago al 60 bis. Tras robarle, los desconocidos huyeron dejándola maniatada en el segundo piso del su propiedad. Nadie sabe cómo entraron al edificio.