“El terror que vivimos es indescriptible y encima estaban buscando una plata que no teníamos”. Así describió María la entradera que de la que fue víctima junto con su familia anteanoche en la zona norte de la ciudad, cuando cinco hombres armados con pistolas, escopeta y ametralladora entraron a su casa y golpearon violentamente a su marido y a su hijo en busca de una importante suma de dinero. Al darse cuenta del error, los ladrones terminaron por darse a la fuga con un poco de efectivo y algunos celulares.
Según el relato de María, el lunes cerca de la medianoche su hijo Sergio lavaba el auto en la vereda de Anchoris al 1500, frente a la casa de planta alta en la que vive la familia.
El joven de 25 años estaba acompañado por tres vecinos adolescentes cuando frente a ellos frenó un Fiat Duna blanco. Del vehículo bajaron cinco hombres armados hasta los dientes, dos de ellos con pistolas, uno con una ametralladora y otro con una escopeta.
Los sujetos redujeron a Sergio y sus acompañantes y los metieron en la casa. Uno de ellos se quedó en la puerta de la vivienda, agarró la manguera y se hizo el que estaba lavando auto.
María estaba en la computadora en la habitación de su hijo junto a su marido, cuando escuchó los gritos subiendo por la escalera. “Fue un caos. Empezaron a decir que estaban haciendo un allanamiento, que nosotros escondíamos droga y enseguida empezaron a decirle a mi hijo que les dé la plata. Le pegaban en la cabeza y en todo el cuerpo”, describió la mujer. Los hombres llevaban puestos chalacos antibalas y estaban convencidos de que la familia guardaba una suma importante de dinero. María contó a
El Ciudadano que ella no paraba de gritar.Uno de los hombres la agarró, le puso la funda de una almohada en la cabeza y le dijo que se callara. En un momento, otro de los ladrones le puso un arma en la cabeza al joven de 25 años y gatilló dos veces. El arma estaba descargada pero la familia entendió que estaban dispuestos a todo. Sergio repetía que no tenían dinero, sólo disponía de 2 mil pesos para pagar la cuota del auto. “Acá no hay plata, vámonos ya”, dijo uno de ellos y los hombres agarraron el poco efectivo, algunos celulares y se dieron a la fuga en el Duna que habían dejado estacionado en la calle.
Afuera una niña había notado movimientos extraños y alertó a su madre, quien llamó a la Policía. Los uniformados llegaron apenas dos minutos después de que los ladrones huyeran.