La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, pronosticó este sábado en Buenos Aires que «la economía va a mejorar hacia inicios de 2019 y 2020». Es un estiramiento de los plazos de la bonanza prometida acorde al que había desgranado el presidente Mauricio Macri durante la conferencia de prensa sin anuncios ni precisiones ofrecida el jueves último. La funcionaria del prestamista global «de última instancia» aventuró a la vez que la inflación «va a bajar en ese período de tiempo». Contra las versiones de que, durante su estadía en el país, iba a reunirse también con gremios de peso para sondear el clima social ante las medidas de ajuste que puso el organismo como contrapartida del crédito stand by, la titular del Fondo avisó que eso no sucederá.
Lagarde, como era previsible, elogió las medidas monetaristas de la conducción económica. Respaldó en ese sentido al presidente del Banco Central, Luis Caputo: «Hay menor volatilidad y mayor transparencia», fue el elogio que, por contrapartida, deja mal parado a su antecesor, Federico Sturzenegger. La gerenta del FMI ofreció una conferencia de prensa junto al ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne. «No tengo dudas de que las metas fiscales van a ser logradas», confió la francesa en referencia a su exigencia de un recorte del déficit en las cuentas públicas de 300 mil millones de pesos para el año que viene. Y como cada vez más analistas vernáculos ponen en entredicho ese objetivo, aclaró: «Estamos preparados para dar cualquier tipo de ayuda necesaria».
Con los muchachos gremialistas, más adelante
La funcionaria visitante esgrimió razones de forma para negar un encuentro con referentes gremiales, como había trascendido. No sepultó la posibilidad, pero aclaró que no será este fin de semana que está en el país. Lagarde argumentó que no desembarcó en la Nación del sur continental por «una misión» sobre el préstamo, sino para asistir al encuentro de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales del llamado G20, grupo de países emergentes del cual Argentina es presidente pro tempore.
«El FMI siempre se reúne con la sociedad civil, sindicatos, representantes de la oposición, porque lo que necesitamos es comprender el contexto global en el cual las políticas se deciden claramente», se disculpó Lagarde en la conferencia de prensa. Y pateó para adelante una posible ronda de consulta sobre la conflictividad social esperada en torno al ajuste: entre agosto y septiembre, cuando arribe el equipo de técnicos que revisará las cuentas del Ejecutivo, decidirá si se cumplieron las exigencias y le abrirá o no la canilla al resto del crédito, en cuotas, por un total de 50 mil millones de dólares.
La misma CGT había pedido una entrevista con la jefa del FMI tras advertir que el acuerdo firmado entre el organismo y la Argentina «va a abrir un frente de conflicto social infinito». Y luego de, empujado por sectores internos y organizaciones sociales, emitiera un comunicado de rechazo a las políticas y pautas negociadas entre la gestión Cambiemos y el organismo multilateral.
Para Lagarde, la cena con Macri en el Día del Amigo y los encuentros con Dujovne y Caputo fueron «muy productivos». Agregó: «Hablamos mucho de los resultados positivos, del crecimiento que va a ser resultado de estas medidas». No todos opinan lo mismo. Al mismo tiempo que la francesa repartía optimismo en la conferencia de prensa dentro del Centro de Exposiciones y Convenciones del barrio porteño de Recoleta, afuera partidos y espacios de izquierda repudiaban la presencia de la titular del FMI en el país. Y varias encuestas conocidas en las últimas horas extienden el malestar a otros sectores sociales ideológicamente dispares.