“La laguna que fue considerada sagrada durante miles de años albergó vida y vivió muchos momentos históricos donde se cazaba, se recolectaba y se vivía de determinada manera, después irrumpieron los españoles y se generó un espacio de frontera, de convivencia y a la vez de tensión entre los pueblos originarios legítimos dueños de la tierra y los españoles que llegaron a colonizar. Luego, los criollos, hay mucha historia en ese lugar”. Así resume Germán Giordano a la Laguna de Melincué. Espacio en el sur santafesino donde se lleva a cabo un proyecto de investigación “Entorno de Melincué” y donde se descubrió un fuerte virreinal que data de finales del siglo XVII. En ese fuerte había una capilla y en la segunda etapa de las excavaciones encontraron entre otros elementos de valor arqueológico, unas 25 inhumaciones.
German Giordano es antropólogo y coordinador del equipo del área Antropología y Paleontología del Museo Gallardo y en diálogo con El Ciudadano coincide con la similitud que han encontrado varios vecinos de la zona a Cayastá por la forma de los entierros humanos, salvando el número – allá fueron más de 200, acá hasta el momento hay 25 inhumaciones- en el interior de lo que sería una capilla. Y también al fuerte Sancti Spíritu, salvando la distancia en tiempo, pero por ser lugares únicos de ese valor patrimonial y arqueológico.
Segunda etapa del proyecto “Entorno de Melincué”
Entre aproximadamente el 15 hasta el 25 de septiembre se llevaron a cabo las tareas de excavaciones y trabajo de campo. El objetivo era claro: seguir buscando estructuras del fuerte construido en la época del virreinato alrededor de 1777.
Debido a los hallazgos dentro de lo que fue delimitado como la capilla el trabajo se delimitó más en esa zona: en total se hallaron 25 esqueletos humanos. Además otros grupos de trabajo continuaron las investigaciones en dos zonas más preestablecidas en la primera campaña: por fuera de lo que era el fuerte con hallazgos de elementos de valor patrimonial y arqueológico y lo que sería el patio interno de la iglesia.
Giordano recordó que fueron más de 20 personas involucradas en el proyecto y trabajando en el lugar: el Museo Provincial de Ciencias Naturales “Ángel Gallardo” de Rosario, que depende de la Subsecretaría de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de Santa Fe, la Universidad Nacional de Rosario (UNR), los estudiantes de la Escuela de Antropología de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, el CEIA (Centro de Estudios Interdisciplinarios en Antropología de la UNR) y vecinos como Armando Senese y Raúl Corti que colaboran técnicamente y aportan también con material visual.
Enterratorios: fosas individuales, esqueletos sin ajuar funerario y una población joven
El recinto explorado mide aproximadamente 16 metros por 6 de ancho. En ese lugar en la primera etapa habían descubierto 5 inhumaciones. En la segunda etapa el número ascendió a 25.
Con varias particularidades. “Los que nos llamó la atención es que hallamos nada más que los cuerpos, como si hubiesen enterrado sin ropa. Encontramos solo un botón metálico que no nos delata nada. Ni una hebilla, ni el ajuar funerario”, cuenta Giordano y sigue: “Esto nos lleva a una primer hipótesis, probablemente ese pueblo haya sufrido una peste y por ello se explicaría que no tengan ropas, porque se incineraban las pertenencias del difunto”, cuenta y abre el cuestionamiento: “¿Esa iglesia estaba en uso?”. Responde: “A priori se utilizó el 90% de ese espacio entonces quizás esos enterratorios sean posteriores a la segunda mitad del siglo XIX cuando el fuerte se corrió y se alejó de la localidad. Quizás si los azotó una peste, les dieron sepultura cristiana en aquella capilla ya en ruinas, pero todo esto es parte de las hipótesis. Ahora es momento de tirar de las líneas históricas, de las fuentes, de los documentos”, explica.
Por otro lado está el patrón con el que fueron enterrados los cuerpos. “La mayoría de norte a sur pero ya se empieza a alterar ese patrón, falta excavar, hay un sector que están más juntos. No hay una fosa común, sino que son individuales, pero se puede hablar de una muerte cercana ya que están en sectores muy contiguos ya que se ha corrido el cuerpo aún no esquelitizado y puesto uno al lado del otro”, menciona Giordano.
Otro dato es que se ha tratado de una población que ronda entre los 18 y 40 años, así como también se han encontrado algunas inhumaciones correspondientes a niños. “Se pudo determinar la edad por las partes anatómicas y por la dentadura. Dentro del equipo no hay profesionales que estudien la bioantropología por que se exhumaron tres cuerpos y se estudiarán en el laboratorio”, detalló el antropólogo.
En los alrededores de la capilla
“Sabíamos que existía la posibilidad que hallaran más inhumaciones y también comenzamos a descubrir indicios de lo que sería una vereda exterior a la capilla que la circundaba. Una estructura de norte a sur al igual que la iglesia y es lo que sería el patio externo de la iglesia”, indicó Germán Giordano.
Otros de los límites que pudieron delimitar es que hacía el oeste de la capilla, detrás de la misma se encontraba el pueblo.
Prospecciones sistemáticas en la cuenca de la laguna
En un recorrido por los diferentes lugares de la laguna, donde estaban los campamentos de poblaciones originarias cazadores y recolectoras y que habitaron la laguna hace miles de años. “En este segundo recorrido se levantó material de muestra entre ellos tenemos instrumentos de punta y flecha, raspadores, cuchillos, elementos cerámicos, entre otras cosas que vamos encontrando y recolectando”, dijo Giordano y añadió a modos de ejemplos: “encontramos dos balas de mosquete 16 milímetros corresponden de finales de siglo XVIII y mitad de siglo XIX, nos da época lo mismo que la balloneta se ponía en un arma larga para el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, se utilizó todo el siglo XVII y siglo XIX tiene un rango largo temporal, hay puntas de proyectil, instrumentos líticos que tienen que ver con la prospección en el sector cercano circundante al fuerte si en la periferia”.
Cómo continúa la investigación y la importancia de su preservación
German Giordano reafirma en la necesidad de preservación de esta laguna sagrada. «Es un compromiso que tenemos que asumir todos, en especial todas las comunas de la laguna. Esto puede albergar turismo sustentable y también educativo. Es patrimonio de todos los santafesinos. Es la historia del sur santafesino con impacto regional», sostiene.
Los trabajos de investigación con todos los elementos recavados continúan todos los miércoles en el Museo Gallardo con todos los especialistas involucrados. Habrá una tercera excavación para principios de 2023.