Ciudad Futura presentó una convocatoria destinada a quienes producen alimentos de forma cooperativa y autogestiva en toda la provincia de Santa Fe. La misma tiene el objetivo de poner a disposición una batería de políticas productivas integrales que promueven el desarrollo y crecimiento de los proyectos productivos que se acerquen a la iniciativa, agregando valor en origen, influyendo así en la generación de precios más baratos.
La presentación se hizo en el marco del festejo de los 10 años del proyecto Impulsar, una iniciativa que genera estrategias de sostenimiento y crecimiento para las economías sociales y populares a través de la herramienta del microcrédito. En un festejo que contó con la presencia de Alberto Gandulfo, ex secretario de la Comisión Nacional de Microcrédito, funcionarios locales, emprendedores, cooperativas, productores y organizaciones sociales que forman parte de la red de Impulsar.
El programa Impulsar se desarrolla en el marco del programa nacional de microcréditos dentro de la órbita de la Comisión Nacional de Microcréditos que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. El programa de microcréditos existe desde 2006 a partir de la ley 26.117, reglamentada recién seis años después, en 2012.
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Los beneficios del proyecto Impulsar incluyen financiamientos adaptados a las necesidades y posibilidades de cada proyecto, con tasa de interés al 3% y sin las exigencias que piden los bancos privados tornándolos inaccesibles, como garantías patrimoniales o recibos de sueldo. Además, ofrece la posibilidad de incorporar sus productos a distintos canales de comercialización que involucran a los propios productores anotados en el Impulsar y a comercios locales y regionales ubicados en Rosario y alrededores.
“Diez años atrás, cuando comenzamos con este proyecto, la consigna era, y sigue siendo, «si el mercado expulsa y el Estado no lo resuelve, hagámoslo nosotros»” dijo Julián Ferrero, coordinador de Impulsar y militante de Ciudad Futura. “Así, logramos la articulación con el Programa Nacional de Microcrédito y comenzamos también a trabajar con la fundación La Base para atender las necesidades de los productores y cooperativas de la zona y que sus talleres, emprendimientos, fábricas, huertas, cocinas puedan crecer y prosperar”.
Ferrero recordó antecedentes: “En plena crisis de coronavirus y caída abrupta de las ventas de distintas cooperativas de alimentos, lo que hicimos fue organizar una gran red de productores de alimentos en toda la provincia para poder vincularlos con otra gran red de consumidores”. El referente de Impulsar agregó que así se creó “un sistema de compras colaborativo en donde el productor publica su producción de alimentos en vecinos y vecinas a través de un sistema digital donde Ciudad Futura actúa como intermediario solidario, como se le dice en la teoría del comercio justo”.
En diálogo con El Ciudadano, el militante se refirió a los resultados de la primera década de Impulsar como una época de mucho aprendizaje colectivo y de las personas involucradas en la iniciativa. El programa lleva adjudicados 600 microcréditos de entre 200 mil pesos para productores asociativos y hasta 467 mil pesos para cooperativas constituídas previamente a la solicitud del microcrédito. Estiman una población alcanzada de 3500 personas, de las cuales el 80% son mujeres, “lo cual habla de un protagonismo muy fuerte que tienen ellas en la economía popular, social y solidaria”, dice Ferrero. “Otro dato interesantísimo que nosotros analizamos para ir viendo el desenvolvimiento del proyecto tiene que ver con la tasa de recupero, es decir aquello que devuelven los emprendimientos de lo que obtuvieron, cuánto de esos créditos tomados por cooperativos y emprendimientos fueron devueltos. La tasa es del 93%”. El director del Impulsar asegura que no hay bancos privados con esta tasa de devolución «y lo hicimos sin la necesidad de poner en el medio garantías patrimoniales, sin recibos de sueldo, sólo con la confianza y la construcción de un vínculo cercano, próximo. Sólo con eso logramos una tasa del 93% de recupero” y es enfático al decir que “cuando lo que se pone en el centro son las personas y no la rentabilidad, lo que se logra es realmente sorprendente”.
“Que las personas que apuestan a la autogestión tengan una herramienta cercana como la de Impulsar con su crédito justo, adentro de sus talleres y fábricas, se vuelve central de cara al crecimiento” dice Ferrero. “Un criterio que tenemos (dentro de Impulsar) es que no financiamos ni deuda ni gastos corrientes, porque básicamente el crédito sirve para sostener una actividad productiva pero más cuando esa unidad productiva está en crecimiento”.
El 50% de los microcréditos entregados por Impulsar tienen como destinatarios productores que ya han sido adjudicados con un crédito anterior, lo cual es explicado desde la organización como una clara muestra de crecer en materia de infraestructura para buscar la sustentabilidad y el crecimiento de los emprendimientos y las unidades productivas beneficiadas.
“Más allá de la pandemia y de los cuatro años de Macri, la organización autogestiva y la economía popular viene demostrando que con organización, con herramientas productivas, con estas herramientas de apoyo y producción al trabajo, te podés ubicar en un sendero de desarrolló y de crecimiento muy importante y el microcrédito se vuelve una herramienta central para eso” sentencia Julián Ferrero.
Cómo anotarse y participar
Los cooperativistas y emprendedores interesados pueden inscribirse completando un formulario digital en un sitio web específico hasta el 22 de abril inclusive. Los inscriptos serán evaluados por un comité que aprobará los proyectos según el respeto a los requisitos exigidos para la convocatoria: ser productores de alimentos de alguna etapa de la cadena productiva, estar integrados por más de una persona ya sean emprendimientos asociativos, cooperativas de trabajo (con o sin personería jurídica), asociaciones civiles y talleres protegidos y sin trabajadores en relación de dependencia. Los proyectos deben contar con un funcionamiento de 12 meses corridos, preferentemente, o más, anteriores a la inscripción dentro del territorio provincial.
Desde el comité evaluador, se tendrá en cuenta la viabilidad económica y financiera, la sustentabilidad del proyecto en términos de rentabilidad y aportes de capital propios y cuál será el flujo de fondos proyectados por el productor interesado. Los proyectos deberán tener una incidencia social, involucrando mujeres, disidencias sexuales o contar con la participación de personas con algún tipo de discapacidad. Por otro lado, también se tendrá en cuenta el sostenimiento del trabajo asociativo y que fomenten articulaciones con otros actores de la Economía Social, el tipo de arraigo que generen los proyectos en las ciudades y comunas y la incidencia ambiental y la innovación tecnológica.