La historia del puerto de Rosario está ligada a los orígenes de la ciudad, incluso antes de que fuera declarada como tal, y a la producción agraria de la región. De hecho, de él salió la primera exportación argentina: de trigo. El historiador Eduardo Guida Bria relata el pasado desde su construcción, su época de gloria hasta la actualidad.
Guida Bria, investigador y docente rosarino, explica que en 1850, la zona de la Villa del Rosario era un pequeño caserío, construido a orillas del río Paraná con un precario embarcadero. “Recordemos que el título de ciudad lo obtuvo el 5 de agosto de 1852, siendo presidente de la Confederación Argentina el general Justo José de Urquiza y gobernador de la provincia, Domingo Crespo. La autoridad local estaba a cargo de Servando Bayo y la nueva ciudad tenía tres mil habitantes, siendo Pedro Lassaga el capitán del puerto”, explica.
El primer muelle fue construido por Eduardo Hopkins junto a Esteban Rams y Rubert. Para su construcción y explotación, creó una sociedad anónima que duró hasta 1859.
En diciembre de ese mismo año, fue adquirido en remate público por el vecino Aarón Castellanos, quien lo mejoró notablemente. Desde entonces, se lo conoció como “Muelle de Castellanos” y mantuvo su actividad hasta principios del siglo XX, cuando se construyó un nuevo puerto.
Castellanos construyó otro muelle inmediato que también recibió su nombre. Guillermo Hopkins, además, creó la primera línea regular de navegación a vapor entre los puertos del Paraná y el Río de la Plata.
La crecida del Paraná de 1858 destruyó prácticamente todas las instalaciones del puerto rosarino, a lo que siguió una reconstrucción paulatina.
Primer puerto exportador de Argentina
El historiador cuenta que el 12 de abril de 1878 partió desde el puerto de Rosario el primer embarque de cereales desde la Argentina rumbo a Europa. Un gran logro, porque diez años antes se importaba trigo.
Carlos Casado del Alisal, un gran visionario y emprendedor, advirtió que habían llegado a Rosario desde Cuba unos barcos cargados con azúcar. Decidió alquilarlos para llevar cereal hacia Glasgow (Escocia). La idea de Casado era conocer cuál era el valor que pagaba el Reino Unido por el trigo y cuanto incidía el precio del flete. Y, además, si existían intermediarios, y si eras así, con que porcentaje se quedaban.
Carlos Casado era un comerciante ambicioso y deseaba operar el comercio con el viejo mundo. La empresa no sería fácil. Tenía todo en contra, pero también fondos suficientes para arriesgarse: fletó seis veleros con 4.500 toneladas de trigo con destino a Glasgow.
Cuando llegaron los vapores, tuvo varios problemas que resolver, porque le querían pagar mucho menos que lo acordado con anterioridad. No lo dudó: dio la orden de tirar el cereal al mar si no se respetaba lo pactado. Los británicos accedieron luego de varias horas de discusiones y la operación se realizó como lo había acordado Casado del Alisal.
Para 1880, Rosario ya era el primer puerto exportador de la Argentina.
Puerto comercial en Rosario
Hacía finales de la década de 1890, se llamó a licitación internacional para la construcción y explotación de un puerto comercial en Rosario. Argentina era en ese momento entre los principales países exportadores del mundo.
La concesión fue adjudicada a las firmas Hersent et Fils y Schneider y Cia, asociadas en la “Société du Port de Rosario”. En un plazo de cinco años, debían construir más de 3.500 metros de muelle, un canal de navegación paralelo a los muelles, calles adoquinadas, vías férreas, depósitos, un elevador, edificios e instalaciones complementarias.
La construcción del embarcadero se inicia a fines del siglo XlX. La piedra fundamental de su construcción portuaria se puso el 26 de Octubre de 1902 con la presencia del entonces presidente Julio Argtentino Roca, que había llegado a Rosario en el acorazado “Libertad”.
La comitiva fue recibida por el gobernador de Santa Fe, Rodolfo Freyre. La máxima autoridad nacional pronunció unas palabras, y también el ingeniero Abel Pagnard. La ceremonia religiosa de colocación de la piedra fundamental estuvo a cargo del Obispo Boneo.
Un meme arcaico: el piedrazo a Roca
Un incidente llamativo fue que mientras el presidente Roca y el gobernador Freyre, seguidos por la comitiva, se dirigían al Palacio Municipal abriéndose paso entre la multitud, alguien arrojó una piedra al coche del general que no dio en el blanco y en cambio se estrelló contra las tablas del palco oficial.
Un caricaturista de la Revista “Caras y Caretas” lo representó y le agrega un pensamiento ficticio: “He venido a colocar primera piedra y no que me la arrojen”.
Fuente de trabajo en la ciudad
El inicio de los trabajos revolucionó a Rosario. Unos 2000 contratados para la construcción cambiaron la dinámica de la ciudad hasta la culminación de las obras. Los primeros 1000 metros fueron construidos en madera, para que pudieran entrar en servicio público cuanto antes.
Y el 28 de diciembre de 1905, se autorizó su utilización. La técnica de construcción del muelle de mampostería, sobre pilares fundados por medio de aire comprimido, sólo tenía como antecedente el puerto de Lisboa, en Portugal. Su habilitación se produjo un par de días después.
Piedra fundamental
La piedra fundamental se encuentra en el Museo Histórico Provincial Julio Marc, en el Parque de la Independencia. Fue rescatada en 1937 por el mismo Marc. La original fue instalada en unas de las calles perpendiculares al río Paraná y una placa la recuerda en ese sitio, próximo al apostadero de la Prefectura Naval Argentina.
Cuando se extrajo la piedra fundamental, se la abrió y se rescató una cápsula del tiempo que había sido diseñada en su interior: monedas, medallas, algunos recortes de diarios y postales volvieon a ver la luz.
El puerto de Rosario comenzó a funcionar con nuevos muelles en 1905. Estaban a lo largo de la avenida del Bajo (hoy avenida Belgrano), entre la bajada Grande (bajada Sargento Cabral) y el bulevar Rosarino (27 de Febrero).
El Sembrador
Por avenida Belgrano, cerca del Anfiteatro Municipal, está aún la placa en bajo relieve que recuerda que desde ese lugar partió el primer embarque de trigo a puertos europeos. Es la obra “El Sembrador”, que el escultor Lucio Fontana hizo con la colaboración de Osvaldo Raúl Palacios. Fue instalada durante la intendencia de Agustín Repetto e inaugurada el 20 de julio de 1943.
La placa tapa el antiguo túnel. Ya no, pero tenía un gran arco abierto, por debajo del cual estaban las vías que traían las carretas con el cereal que llegaban a la Estación del Ferrocarril Oeste Santafesino (las instalaciones aún existen sobre la calle Chacabuco).
La obra está compuesta por treinta placas conformadas por una mezcla de cemento, arena, vidrio molido y óxido de hierro. De ahí su coloración rojiza.
Récord mundial en la guerra mundial
En 1914, año en el que el mundo se convulsionó con el inicio de la Gran Guerra, o la Primera Guerra Mundial, Rosario fue el puerto que batió el récord de exportación en todo el mundo.
Era un puerto natural, envidiable, cuenta Guida Bria. Sus barrancas de 20 metros de altura y la profundidad del río permitían la exportación sin necesidad de construir muelles. La operación de embarque de cereales resultaba muy sencilla: a través de canaletas apoyadas en la parte superior de las barrancas, las bolsas de cereales caían por simple gravitación hasta la bodega del barco. Así también se deslizaban, con economía de manos y la ayuda de cables de acero, los rollizos de quebracho, lingadas de cuero y aún animales en pie, colgados con cinchas de cuero.
El puerto de Rosario progresó vertiginosamente y se transformó en el de mejor operatividad del continente.
Antes de iniciarse la Primera Guerra, ya contaba con 4 kilómetros de muelles. Se habilitaron 20 kilómetros de vías férreas y 53.000 metros cuadrados de depósitos, más el elevador de cereales de gran capacidad para el secado, limpieza y ventilación y la usina eléctrica. A La logística contribuyó la apertura de calles interiores y la prolongación de desagües de la ciudad. Se terminaron de levantar los edificios del Ministerio de Obras Públicas, la Subprefectura naval, la Aduana, la Dirección General de Puertos, la Administración y los Talleres mecánicos. A los 10 años de haber sido inaugurado, ya resultaba insuficiente, pero hasta 1942 no se realizaron obras de ensanche. En ese entonces, la profundidad del canal del Paraná era de 24 pies.
El balance financiero de la Sociedad del Puerto Rosario (Société du Port de Rosario) superaba todas las expectativas. Al control de gran parte del sistema ferroviario santafesino ahora se sumaba la explotación portuaria de Rosario, por donde se comercializaba la producción cerealista de medio país. La empresa argumentó que el tiempo de explotación (40 años) era poco, teniendo en cuenta otras concesiones portuarias como, por ejemplo, las de Mar del Plata, Villa Constitución, Ingeniero White y Puerto Galván, que eran por tiempo indeterminado. O las de Dock Sud, Gualeguaychú y San Nicolás, por 70 años. Los franceses procuraron prórrogas ya que Rosario era el primer puerto cerealista de Argentina y el segundo puerto en importancia.
Definitivamente en 1942 llegó la estatización, pero a causa de la Segunda Guerra Mundial el intercambio comercial disminuyó abruptamente y pasó a ocupar el quinto lugar a nivel nacional.
El traspaso de las instalaciones fue recibido con entusiasmo en la ciudad, disconforme con la actitud observada en los últimos años por la empresa concesionaria francesa. Quedaron para el Patrimonio Nacional 59 guinches eléctricos, 16 guinches a vapor, una grúa flotante, dos aparatos cargadores de bolsas, 17 locomotoras, 122 vagones, una usina eléctrica, un depósito para locomotoras, un taller de reparaciones, seis ascensores eléctricos, una usina a gas y un varadero para el Ministerio de Obras Públicas, además de los más de 5500 metros lineales de muelles y más de 70.000 metros lineales de vías férreas, un edificio de dos pisos para la Sociedad y otros 10 más. Todas esas instalaciones, sin embargo, eran sólo aptas para la exportación de cereales, el objetivo comercial casi excluyente de los franceses.
Regularización
La desorganización administrativa nacional hizo que hasta cuatro o cinco ministerios o carteras tuvieran facultades para intervenir en asuntos portuarios.
En 1949 se creó la Dirección General de Puertos y Vías Navegables, dependiente de la Secretaría de Puertos. Sistema autárquico que implicó un avance respecto a regímenes anteriores. Ese mismo año, se realizó el primer Congreso Nacional de Puertos del Interior, en el que se propuso que fueran propiedad provincial. La iniciativa fue rechazada, y se transfirieron a la Nación.
El gobernador Carlos Silvestre Begnis volvió a la carga con la propuesta de que el puerto debía ser restituido a su zona de influencia e instó al gobierno nacional a dictar en 1958 la Ley General de Puertos, de la que el país carecía. Se tomó como política de Estado la reivindicación del tratado de 1831 entre las provincias del Litoral, proponiendo la habilitación de otros puertos además del existente en Buenos Aires.
Eduardo Guida Bria explica que desde aquel entonces, las tarifas diferenciales comenzaron a ser derogadas y paulatinamente se habían adoptado las medidas para favorecer al puerto de Buenos Aires.
El proyecto del gobernador santafesino proponía constituir puertos de ultramar, entes autárquicos locales que funcionaran con autonomía propia, pero la inestabilidad institucional cortó los sueños del desarrollismo. Sin embargo, la reactivación económica motivó que a fines de la década del ’60 el puerto recuperara parte de su esplendor. Entre 1967 y 1971, se convirtió en el primer exportador no sólo de maíz sino del conjunto de granos. Las excelentes cosechas del ’70, con el comiezo del auge de los cultivos de soja (aún no transgénicos), el puerto volvió a trabajar a pleno batiendo récords de exportación.
Se aprobó entonces un proyecto de planificación integral del Puerto Rosario, disponiendo el traslado del mismo a la zona ribereña comprendida entre avenida Pellegrini y Ayolas. La primera etapa se inauguró en 1975, y en diciembre del año siguiente, el Canal Ingeniero Emilio Mitre, que facilitó el acceso de buques de gran calado.
El crecimiento de la producción de soja hizo que el puerto cerealero de Rosario quedase pequeño y crecieron otros en los alrededores el polo agroindustrial más grande del país.
En Timbúes, Puerto San Martín, San Lorenzo, General Lagos y Arroyo Seco se instalaron empresas aceiteras que alejaron el puerto de Rosario de su actividad.
El Puerto de Rosario, además, vivió concesiones con graves problemas y denuncias por manejos nada transparentes.
En la actualidad, vienen construyéndose complejos de grandes edificios horizontales en Puerto Norte, Ciudad Ribera. Son terrenos donde varias décadas atrás operaban empresas exportadoras como SA. Genaro García, Bunge y Born SA, Unidad I de la cooperativa Faca, Refinerías Safac, Servicios Portuarios y la Junta Nacional de Granos, con distintas unidades que en algunos sitios todavía se pueden observar, como los silos de cemento.