La infanta Cristina, hija del rey Juan Carlos de España, aseguró que “confiaba mucho” en su marido, el duque de Palma, Iñaki Urdangarín, al declarar por corrupción en la primera comparecencia judicial de un miembro de la corona española tras 38 años de reinado en democracia.
Cristina de Borbón, de 48 años, protagonizó un día histórico al responder durante seis horas y media ante el juez instructor del caso, José Castro, quien le hizo unas 400 preguntas.
“Todos somos iguales ante la ley y la infanta lo ha demostrado. Ha declarado sin ningún tipo de privilegio”, aseguró uno de los abogados de la hija del rey, Miquel Roca, al abandonar los juzgados de Palma de Mallorca, donde tuvo lugar la declaración.
Durante el primer receso del proceso, uno de los abogados de la acusación, Manuel Delgado, del Frente Cívico, relató que “el 99 por ciento de las respuestas de la infanta (ante el juez) fueron evasivas: no sé, no me consta, yo confiaba mucho en mi marido”.
El letrado explicó que el juez preguntó “con mucha exhaustividad, buscando la verdad dentro de las posibilidades que da el fiscal”, y que la infanta estaba “aparentemente tranquila” y “bien preparada”.
Castro imputó a la hija del rey delitos de blanqueo de capitales y evasión fiscal por ser copropietaria de Aizoon, sociedad usada para desviar parte de los fondos públicos apropiados indebidamente por el Instituto Nóos, la fundación deportiva de Urdangarín y su ex socio Diego Torres, cuyas actividades están bajo investigación.
Según el juez, la hija del rey y su marido cargaron a Aizoon gastos personales para apropiarse de los beneficios de la sociedad que no fueron declarados al fisco. Los delitos de blanqueo y evasión que se le imputan están penados con hasta 6 y 5 años de prisión, respectivamente.
La infanta negó toda relación con la gestión del Instituto Nóos, la entidad supuestamente sin fines de lucro creada por Urdangarín y de cuyo órgano directivo ella formaba parte.
Entre 2004 y 2007 el Instituto Nóos recibió más de seis millones de euros de los gobiernos balear y valenciano, en manos del Partido Popular (PP), sin que mediara licitación alguna.
También se desvinculó totalmente del funcionamiento de Aizoon, sociedad patrimonial que compartía al 50 por ciento con su esposo. Dijo que era él quien se ocupaba de su gestión.
Entre otros detalles sobre los que fue interrogada, la infanta sostuvo que “desconocía” que Aizoon tuviese personal de servicio contratado que cobrase en negro, como indicaron las pesquisas.
La infanta Cristina, la primera integrante de la monarquía española que declara imputada por corrupción, arribó por la mañana en un coche y bajó la rampa de entrada al edificio en el vehículo, donde la esperaba uno de sus abogados y cientos de periodistas. Evitó así un largo paseo frente a los flashes.
La hija menor del rey, vestida con pantalón y chaqueta en tonos azules, dijo sonriente que estaba “bien” y luego desapareció detrás de la puerta del edificio de los juzgados. Al retirarse saludó con un “hasta luego, gracias”, y se marchó nuevamente en su vehículo.
Cientos de manifestantes antimonárquicos se acercaron para repudiarla, pero un perímetro de seguridad dispuesto a más de 200 metros de la entrada se lo impidió.