Mauricio Larriera ya habló con Ariel Michaloutsos e Ignacio Astore para definir el rearmado del plantel con la llegada de algunos refuerzos, pero el entrenador uruguayo sabe que las incorporaciones recién estarán luego del receso de Copa América y en las primeras cinco fechas de la Liga y el partido clave ante Riestra por Copa Argentina deberá apostar por el grupo que tiene.
Newell’s arrancó con puntaje perfecto las primeras cuatro fechas del ciclo, y luego se fue desdibujando a partir de rendimientos individuales que bajaron, decisiones tácticas erróneas y algunas ausencias que el DT no pudo reemplazar. Y lo que al inicio del torneo era un once titular que salía de memoria, con apenas alguna variante por cuestiones tácticas, hoy es un equipo con varios interrogantes en cuanto a nombres.
Ese es el primer punto que deberá trabajar Larriera en estas dos semanas que restan para el inicio del torneo. ¿Qué esquema utilizará y qué nombres pondrá en cancha? Originalmente el entrenador optó por un 4-1-4-1 o un 4-1-2-3, con Rodrigo Fernández Cedrés como único volante central, Franco Díaz por derecha colaborando en la recuperación de la pelota con el uruguayo y tratando de sumarse a Banega en la construcción de juego, y Ever suelto, analizando en cada partido el lugar donde podía lastimar. Con Ramírez como nueve, los extremos fueron variando. Inicialmente fueron Brian Aguirre y Guillermo May, hasta que retornó Francisco González y ocupó el lugar del delantero uruguayo.
Los problemas empezaron a surgir a partir de la derrota 4-0 ante Racing, donde la transición defensiva fue muy mala como en casi todo el torneo, y en especial cuando expulsaron a Banega con Estudiantes y el DT tuvo que cambiar todo para el Clásico. De allí en más, los esquema variaron, Larriera probó muchos jugadores, en especial en el mediocampo y como extremos, y la confisión pareció apoderarse de todos, incluso en los partidos que la Lepra ganó con Sarmiento y Tigre.
¿Cómo resolverá Larriera ese punto en estos primeros seis partidos antes del receso? El entrenador tiene la defensa definida. Ramiro Macagno; Armando Méndez, Gustavo Velázquez, Ian Glavinovich y Ángelo Martino (en estos días no entrena por un problema en el sóleo) son los titulares sin discusión.
En el medio el gran problema es que al separar a Franco Díaz del plantel, Larriera se quedó sin un volante por derecha confiable. Cacciabue no rindió, Balzi tampoco y el DT terminó jugando con un doble cinco incluyendo a Julián Fernández. Eso no va a cambiar en el corto plazo, pero el Pitbull parece más incómodo cuando juega con otro volante central y Banega se queda sin socios para construir juego. Con Defensa el DT improvisó con Méndez como volante y fue peor. Y el juvenil Fabricio Tirado no tiene experiencia. Queda una alternativa que seguramente probará en la pretemporada: Esteban Fernández. El juvenil mediocampista tuvo una gran partido por Copa Argentina, con dos goles incluidos, y cuando le tocó reemplazar a Banega mostró cosas interesantes. Le costó más cuando el DT lo ubicó de ‘ocho’, pero tal vez si lo trabaja en estas semanas puede ser una opción. Todo un dilema para el entrenador.
El otro gran problema es el bajón futbolístico de los extremos. Francisco González mantuvo titularidad porque aporta en la ayuda defensiva, pero Brian Aguirre tuvo un mal torneo y estuvo en la última parte de la Copa de la Liga en el banco. Las alternativas que utilizó el entrenador para reemplazarlo tampoco se lucieron. Ignacio Schor y Guillermo May jugaron muy mal en la parte final del torneo, Misael Jaime tuvo un buen partido con Midland y eso le dio titularidad, aunque su flojo partido con Boca lo sacó del equipo. Y el pibe Chiaverano entró casi siempre bien desde el banco, uno que pide una chance.
Larriera pretende sumar un extremo, un volante por derecha, un zaguero y tal vez algo más. Pero eso recién sucederá para julio. Mientras tanto, afrontará un partido clave por Copa Argentina ante Riestra con lo que tiene. Y para eso necesitará devolverle al equipo confianza y estabilidad futbolística. Le quedan dos semanas para volver a ser el de aquel inicio esperanzador que ilusionaba a todos.