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Las bondades del perdón

Por Luciana Sosa. El grupo El Sendero del Medio organiza una charla acerca de la importancia de dejar el rencor de lado y solucionar errores propios y ajenos. Se desarrolla en el marco de la presentación de un nuevo ejemplar.

Los malos recuerdos afectan la salud emocional y corporal, es por eso que muchos aconsejan que el estrés, la angustia y los malos momentos no formen parte del estilo de vida de los individuos. La publicación El Sendero del Medio presenta esta tarde su nuevo ejemplar, en el marco de una charla sobre la importancia de perdonar, de cerrar capítulos erróneos, propios o ajenos, para fortalecer la paz interior. El encuentro titulado El perdón, antídoto para la depresión será a las 19 en La Casona de El Sendero (3 de Febrero 2077). Los cupos son limitados, por lo cual se sugiere inscribirse previamente al 4484636 o 4254515 o por medio de contacto@elsenderodelmedio.com.ar. Rosi Germán, directora de la publicación, dialogó con este medio sobre la importancia de esta acción que revela la búsqueda de paz interior.

—¿Cómo surgió la temática de la charla sobre la importancia del perdón?

—El Nº 71 de El Sendero del Medio aborda la temática entendido principalmente como un antídoto para la depresión. Creemos muy importante abordar correctamente este concepto, porque la falta de perdón nos mantiene atascados en viejas rencillas, nos carcome la energía, nos debilita, nos malhumora. Cada vez hay más personas con depresión, angustias, tristezas, y sin dudas una de las causantes de este mal es la falta del perdón, tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos.

—¿Cuál es la importancia de perdonar?

—Perdonando se alcanza la paz interior. El remordimiento por lo que hicimos o dijimos (o por lo que no hicimos y no dijimos), la bronca por lo que nos hicieron, la envidia por lo que no tenemos, el pasado rumiando una y otra vez en nuestra mente nos llevan a malestares físicos, a desarrollar la irritabilidad, a comenzar a sospechar del otro y a mirarlo siempre como un posible enemigo.

—¿Qué beneficios se obtienen en la salud psíquica y corporal?

—Llegar al perdón, entendido éste como la comprensión de que ni nosotros ni el otro somos perfectos, entendido como una instancia de autosuperación absolutamente reconfortante, se convierte en un don que nos devuelve la tranquilidad, nos aleja de las enfermedades, nos mantiene el cuerpo, la mente y el corazón sanos y en libertad. El resentimiento y la ira, por ejemplo, están asociados a la enfermedad del cáncer, tan común en estos días. Por eso no hay mejor regalo que aprender a soltar aquello que nos mantiene bloqueados para dar paso a lo nuevo.

—¿Es difícil hablar de perdón?

—Seguramente que es muy difícil, porque malinterpretamos el perdón como una manera de bajar los brazos, de someternos, de exponernos a que otra vez nos hagan lo mismo que nos lastimó. Por ello propongo entender al perdón como un acto de comprensión. Cuando intentamos comprender, en lugar de elucubrar suposiciones acerca de cuál fue la intención del otro, podemos mirar el problema desde una perspectiva diferente, ya no como víctimas. Es difícil hablar de perdón porque juzgamos mucho y no tomamos un segundo para entender cuál es el contexto, los orígenes, la formación que lleva a una persona a actuar de tal o cual modo. Y mucho más difícil aún resulta perdonarnos a nosotros mismos, porque nos creamos la obligación de la perfección, cuando en realidad estamos en esta Tierra de paso, nada más y nada menos que para aprender y continuar nuestro camino evolutivo.

—¿Hay edad para perdonar?

—¡Sin dudas que no! Aunque sí creo importante que reveamos de cuándo datan nuestros enojos, porque cuanto más viejos sean, más sedimentos nos van a ir dejando en nuestra alma, y fundamentalmente en nuestro cuerpo físico, que es adonde comienzan a manifestarse nuestras insatisfacciones y nuestras quejas. La consigna es soltar lo que no nos hace bien. Allí donde encuentres que un pensamiento, una situación, un recuerdo te está empezando a traer malestar, te está quitando la felicidad y te está dejando sin energía, comenzá a liberarte, a replantearte si vale la pena tanto disgusto.

—¿Con qué se quedan las personas tras los encuentros?

—En El Sendero del Medio brindamos un espacio para meditar: el Centro de Meditación Matthieu Ricard. La meditación en sí es una herramienta constructiva, ya que permite sutilizar las energías. El odio, la ira, el rencor, son energías muy densas; entonces la meditación permite tornarlas más sutiles; al poco tiempo la persona comienza a notar cómo las cosas que antes lo afectaban ya no tienen cabida en su vida, o se convierten en momentos de enojos pasajeros, que enseguida se diluyen. La meditación es una hermosa herramienta al alcance de todos que nos permite poner en práctica el perdón. Además, El Sendero del Medio difunde la actividad de muchos profesionales que enseñan a trabajar desde el campo energético, ya que tanto el enojo, como el dolor, son energías que pueden trabajarse a partir de terapias como la biodanza desde un abrazo, la bioenergética con la posibilidad de descarga, o el Reiki, que armoniza las energías.

—¿Qué tipo de público asiste a las charlas organizadas por El Sendero?

—A todas nuestras actividades asiste todo tipo de público, de distintos segmentos socioeconómicos y de distintas edades, porque al fin y al cabo todos buscamos una mejor calidad de vida. Y creo que, como sociedad, vamos comprendiendo que la tranquilidad interior no se logra a partir de los bienes materiales a los que accedamos, sino que se logra estando en paz con la vida, con nosotros mismos y con el resto de los seres humanos.

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