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Las cinco causas del desplome de la lira turca

La caída supone el mayor desafío económico para el presidente Recep Tayyip Erdogan desde la crisis financiera de 2001. Las razones de este hundimiento tanto son coyunturales como estructurales: tormenta financiera, derroche, hiperpresidencialismo, intervención del Banco Central y crisis con EE.UU.

Stuart Williams (Noticias Argentinas)

El desplome de la lira turca frente al dólar supone el mayor desafío económico para la Turquía de Recep Tayyip Erdogan desde la crisis financiera de 2001. Las razones de este hundimiento tanto son coyunturales como estructurales.

El pasado 10 de agosto, que los economistas ya bautizaron como «viernes negro», la lira perdió un 16% de su valor frente al dólar, una caída que se aceleró con un tuit del presidente estadounidense, Donald Trump, anunciando su intención de duplicar los aranceles a la importación del acero y aluminio turcos.

Erdogan intentó este lunes tranquilizar a los mercados y afirmó que los fundamentos de la economía turca son «sólidos».

Pero los economistas estiman que, más allá de las políticas económicas del gobierno, se tienen que buscar otras explicaciones a las dificultades de Turquía, 17ª potencia económica mundial.

1.-Crisis con Estados Unidos

A principios de agosto, Estados Unidos impuso sanciones contra dos ministros de Erdogan en protesta por el encarcelamiento de un pastor estadounidense. Ankara aplicó por su parte medidas similares.

Esta crisis entre dos miembros importantes de la OTAN, la más grave en 40 años, hizo temblar a los inversores y provocó una espectacular caída de la lira turca frente al dólar la semana pasada.

Las sanciones de Estados Unidos «secan los flujos de capitales» en dirección hacia Turquía, señala Capital Economics.

2.-Problemas estructurales

Ya antes de la crisis con Estados Unidos, los economistas anunciaban una inminente tormenta financiera. Los expertos consideran que Erdogan avanzó a junio las elecciones, previstas para 2019, para intentar esquivarla.

La tensión entre Ankara y Washington sólo ha hecho «exacerbar» una crisis económica emergente, explica Paul T. Levin, director del Instituto de Estudios Turcos de la Universidad de Estocolmo.

Los problemas estructurales de Turquía se reflejan en una fuerte inflación, que alcanzó en julio casi al 16% interanual, y un déficit de las cuentas corrientes que no cesa de aumentar.

3.-Política heterodoxa

Desde su llegada al poder en 2003, Erdogan construyó gran parte de su popularidad a partir de un elevado crecimiento y de colosales proyectos de infraestructuras.

Los economistas describen al presidente turco como un partidario del «crecimiento a cualquier precio», empezando por el de un fuerte endeudamiento.

En muchas ocasiones, las tesis defendidas por Erdogan provocan más de una sorpresa, como cuando dijo que bajar las tasas de interés reduce la inflación, mientras la mayoría de los economistas creen lo contrario.

«Era evidente desde hacía un tiempo (…) que el mal gobierno económico acabaría teniendo consecuencias», asegura Levin.

4.-Tasa de interés

El Banco central de Turquía debe ser en teoría independiente, pero muchos economistas estiman que cada vez está más bajo la presión de Erdogan.

Su decisión de no aumentar sus tasas de interés la semana pasada causó alarma en los mercados.

Este lunes, el Banco central anunció una serie de medidas para tranquilizar a los inversores, entre ellas que aportaría toda la liquidez que necesiten las entidades bancarias.

«Las medidas respecto a la liquidez no atacan el problema principal que es la caída de la lira», asegura sin embargo Konstantinos Anthis, analista para ADS Securities.

5.-Equipo económico

Tras las elecciones de junio, Turquía pasó a un sistema hiperpresidencial que concentra en las manos del jefe de Estado todos los poderes ejecutivos.

Erdogan además nombró ministro del Tesoro y de Finanzas a su yerno, Berat Albayrak, alguien con poca experiencia.
«Sin duda, es la ausencia de una respuesta rápida, firme y racional por parte de las autoridades turcas lo que envió la lira al abismo», asevera Levin.

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