La fórmula compuesta por el binomio Fernández – Fernández, tal como lo exponen sus nombres propios, intenta expresar el equilibrio y el consenso de un sector de la oposición política argentina. El grupo Callo se convirtió en la usina de ideas, conformada por intelectuales de la política, la economía y la sociología, que pondrán sus proyectos a disposición de quienes podrían gobernar el país en los próximos cuatro años.
Luego de la derrota legislativa del peronismo en 2017, Alberto Fernández convocó una por una, a estas figuras, anticipándose a un contexto electoral abierto y con posibilidades de derrotar a Mauricio Macri. En parte, tratando de emular lo que fue la génesis del Grupo Calafate a mediados de marzo de 1998, conformado, entre otros, por el actual pre candidato a presidente, y que llevaría a Néstor Kirchner luego a la Casa Rosada.
Acciones concretas en torno a la unidad, renovación de figuras, capacidad de diálogo y construcción de futuro, fijaron las bases del equipo que comenzó a reunirse en un bar de Capital Federal, en la intersección de las calles Callao y Lavalle. El grupo lo componen: Santiago Cafiero, Guillermo Justo Chaves, Cecilia Todesca Bocco, Matías Kulfas, Miguel Cuberos, Natalia De Sio, Federico Martelli, Victoria Tolosa Paz, Cecilia Gómez Mirada, Aníbal Pitelli y Camila García.
El economista Fernando Peirano completa la nómina. Se desempeñó como subsecretario en el ex ministerio de Ciencia y Tecnología entre 2011 y 2015. En diálogo con El Ciudadano, explicó que este nuevo proyecto de trabajo “es algo nuevo, que tiene como eje lo productivo, el empleo y el consumo”. En el corto plazo habló de medidas para “primero atender la deuda, luego la inflación y luego repensar la estructura del gasto público”.
Se refirió a los vencimientos de deuda externa y a la recesión de la economía como las restricciones que va a tener que enfrentar el próximo gobierno. Por otra parte, advirtió que el salario no puede recuperarse “en un solo turno” y el consumo “tiene que ir ganando volumen paulatinamente”.
El economista, especialista en ciencia y técnica, consideró que se necesita “un mecanismo de relojería que encuentre el sendero justo para sacar a la economía adelante”. Analizó ese proceso como “un equilibrio entre seguridad social, niveles de consumo y consistencia en la estructura productiva”.
Desde el Grupo Callao confían en la figura de Alberto Fernández y en una concepción clara para salir de la crisis, aunque con medidas que se adapten al contexto económico. “El ajuste no deja ver la realidad de la situación, tener equilibrio en una situación de ajuste no es indicador de bases sólidas”, aseguró Peirano.
—¿Qué representa la fórmula Alberto Fernández – Cristina Fernández De Kirchner?
—La fórmula recrea horizontes, abre nuevos diálogos e invita. Es un nuevo proceso de trabajo para ir construyendo con otros espacios estas decisiones. No pensamos en un grupo que haga un recetario sino que apostamos a una construcción, con mesas amplias, donde se pueda escuchar de qué manera plasmar este nuevo rumbo.
—¿Preocupan más los vencimientos de deuda con el FMI o la recesión económica?
—El grado de situación en que se encuentra Argentina es una de las restricciones para el próximo gobierno. Por lo tanto tenemos que saber que hay que avanzar y construir un mecanismo de relojería que encuentre el sendero justo para sacar la economía adelante. No esperamos una recuperación rápida ni inmediata de lo que se ha perdido en estos años. El consumo tiene que ir ganando volumen paulatinamente y el salario no puede recuperarse en un solo turno, esa es una de las restricciones.
—¿Cuál tendría que ser el camino a tomar con respecto al FMI?
—Para desandar este camino, Alberto Fernández fue muy claro en que lo primero es renegociar con el FMI, porque es la restricción principal. La negociación puede ser más o menos amable pero el organismo tiene la obligación de escuchar, y sabe que la única manera de cumplir que tiene un deudor es creciendo, generando riqueza. El cambio de objetivo tiene que ver con advertir de qué manera se presentan los vencimientos. Las obligaciones tal como están se concentran en el año 2021, la idea es que el FMI permita distribuir mejor esos vencimientos. La idea es cumplir con el pago de la deuda.
—¿Por dónde se avanza para recuperar el crecimiento de la economía?
—La recuperación es volver a encausar a la Argentina al rumbo de un país que genera valor agregado, que tiene industria, que tiene agro. Un país donde tenemos que generar un canal de créditos para poner pesos y hacer crecer más rápido las actividades que generan dólares. Es un país que tiene que recuperar el volumen del mercado interno. Sabemos que si queremos que lleguen inversiones tiene que ser por acuerdos sectoriales que hay que negociar. Hay que buscar los equilibrios para que esas distribuciones generen ingresos, eso requiere de políticas económicas que sean un mecanismo de relojería tanto técnico como de amplia base política.
—¿Cuánto puede demorar una recuperación económica?
—La recuperación es un proceso de recuperar lo perdido. No se puede hacer un boom de salariazo ni de aumento de gasto público, porque la situación en que Macri deja la economía con esta inflación no va a funcionar y va a generar más problemas. Hay que reacomodar la dinámica de la economía argentina en una nueva situación, eso es un proceso.
—En ese proceso, ¿cómo se frena la inflación?
—Frenar la inflación tiene que ver con una combinación de un buen acuerdo político junto con medidas que frenen esta inercia inflacionaria en que se ha transformado Argentina. La aceleración de ese proceso ha generado una indexación que hay que desactivar a partir de un acuerdo de precios y salarios, otro mecanismo que requiere técnica pero también volumen político.
—¿Cómo se puede poner en marcha el crecimiento en medio de un contexto recesivo?
—Apostamos a que el crecimiento sea una condición, el ajuste no deja ver la realidad de la situación. Tener equilibrio en una situación de ajuste no es indicador de bases sólidas. Necesitamos un crecimiento que ayude a distender las presiones que sufre hoy la economía argentina. Dentro de este punto apostamos a tener una salida exportadora, porque sabemos que esta economía con mayor cantidad de dólares consigue distender la situación del mercado cambiario y desalienta la fuga.