El diputado nacional Gabriel Chumpitaz se siente muy cómodo defendiendo desde el PRO las ideas del gobierno nacional que conduce Javier Milei. Tan cómodo como cuando se sienta a conversar con el gobernador Maximiliano Pullaro. Los problemas surgen en su propio espacio político. El ex jugador de rugby de GER y empresario en el área de seguridad no está de acuerdo con que se tense la cuerda en la interna del PRO entre los sectores que responden a Gisela Scaglia y Federico Angelini. De hecho, asume la representación de un tercer sector, que no participará de la interna del 29 de junio próximo, pero representa la mirada de cuatro diputados nacionales y «dirigentes de toda la provincia».
En ese marco, critica a la vicegobernadora por abandonar el espacio que él integra y «hacer su camino» dentro del PRO, con la intención de pelear la presidencia del partido. Sobre la interna, fue claro: «Es un error, tanto de un espacio como del otro. Nosotros no vamos a presentar lista».
Sobre Milei, no tiene dudas: «Creo que hay que apoyar al presidente. Me parece que es correcto lo que está haciendo». Y pronostica que si mejora «el relacionamiento político» se va a quedar ocho años en el poder.
—El PRO vive un proceso interno en un contexto raro, porque integra una coalición a nivel nacional y otra alianza, con otro perfil, a nivel provincial. Y esos parecen ser los sectores en pugna, con un tercero que vos representás. ¿Es así?
—El PRO en Santa Fe tiene tres sectores, claramente. De hecho, la vicegobernadora pertenece a nuestro espacio. Después ella decidió hacer su camino y generar su propio espacio interno, pero nuestro espacio se fortaleció luego de eso, porque nosotros somos, más allá de todos los dirigentes que tenemos en la provincia, cuatro diputados nacionales. Y desde allí nosotros opinamos que no tiene que haber interna en el PRO. Nosotros creemos que tiene que haber una lista unificada de los tres espacios: el espacio oficial, que encabeza Federico Angelini, el espacio que conformó Gisela Scaglia, y el nuestro, que ya tiene más de dos años de trabajo en la interna del partido, que si bien es un error trabajar en las internas, a veces son inevitables. En este caso pensamos que sí se pueden evitar, porque es un mandato de la sociedad, que nos está exigiendo a la política que nos dediquemos a la gestión, que nos dediquemos a lo legislativo, a lo ejecutivo. Y la verdad que la provincia de Santa Fe tiene muchos problemas, la ciudad de Rosario tiene muchos problemas, y nosotros también en el Congreso enfrentamos muchos problemas como para estar dedicados a una interna partidaria. Por lo tanto me parece que es un error, tanto de un espacio como del otro. Nosotros no vamos a presentar lista.
—Parece haber una disputa de fondo entre un sector más afín al gobierno nacional y otro con más simpatías con el radicalismo y sectores de centro.
—Personalmente yo soy liberal de toda la vida, participé siempre en instituciones liberales. Mi pensamiento es de centroderecha, lo digo muy clarito. Y lo decía cuando parecía una mala palabra. Cuando nadie pedía la baja de la imputabilidad, yo la pedía, no teniendo injerencia. Ahora lo pedí a través de un proyecto de modificación del Código Penal. Pero mis propuestas siempre fueron muy claras. Nunca tuve temor de manifestarme de centroderecha, nunca tuve temor de manifestarme liberal o libertario. Creo que hay que apoyar al presidente. Me parece que es correcto lo que está haciendo. Sí le modificaría algunas pequeñas cuestiones en el relacionamiento político, pero en términos económicos se van viendo cambios, sobre todo en la macroeconomía. Esperemos que después se vea en el día a día, en el bolsillo de los argentinos, en la microeconomía. Pero claramente me identifico con los sectores liberales.
—¿Por qué pensás que Scaglia decidió consolidar otra línea interna? ¿Tiene que ver con que no tiene esta identificación que vos marcás con el gobierno nacional?
—Entiendo que no se identifica con el gobierno nacional, pero las cuestiones ideológicas tienen que quedar de lado a la hora de gestionar. De hecho lo hablábamos siempre con Pullaro. Nunca tuvimos ni un sí ni un no con Maxi. Nunca. Y él es de la UCR, y yo soy del PRO: Inclusive con otros dirigentes del gobierno provincial, como (el secretario general de la Gobernación) Juan Cruz Cándido, que tiene un pensamiento mucho más progresista, pero tampoco tuvimos ni un sí ni un no. Hemos compartido la comisión de seguridad. Sí hemos tenido discusiones, obviamente, pero cuando el objetivo es el mismo tarde o temprano te terminás poniendo de acuerdo. Y eso es lo que tiene que cambiar la política. Si el objetivo es lograr seguridad, con Juan Cruz me pongo de acuerdo, con Maxi me pongo de acuerdo, con cada uno de los que tengan el mismo objetivo me pongo de acuerdo. El problema es que hay muchos que tienen objetivos personales. Y en este caso el gobierno provincial, liderado por Maxi Pullaro, demostró que hay un objetivo colectivo, que es la seguridad, que es la producción, que es la educación. A partir de allí, se pueden alinear el PRO, el socialismo, la UCR, los liberales, siempre que tengamos el mismo objetivo. Ahora, si después hay algunos que no tienen el objetivo, tienen su derecho de hacer el camino propio.
—¿Tenés más coincidencias hoy con Pullaro que con Scaglia?
—Cien por ciento. Con Pullaro coincido el 100 por ciento. Aparte lo hacía cuando no era gobernador. Por allá por 2015, 2016, estuve viendo la inauguración de una penitenciaria, en zona oeste, yo era concejal y él era ministro. Recuerdo que me invitó, yo era presidente de la comisión de seguridad del concejo, y mis coincidencias tienen que ver con los objetivos planteados, con su capacidad de trabajo, con su liderazgo, con su respeto. Él nunca como gobernador me indicó cómo tenía que votar yo en el Congreso. Eso es importantísimo. Hemos discutido, hemos hablado, me ha llamado, me ha preguntado mi pensamiento y mi opinión. Y eso habla muy bien de él. A pesar de tener la autoridad máxima que le brindan los votos, haber recibido un millón de votos y ser gobernador, no interfiere en el pensamiento de los diputados. Y eso es muy valorable. Después uno decide si se alinea o no.
—Si no se concreta la lista de unidad y tenés que elegir alguna de las dos opciones. ¿Por qué opción te inclinarías?
—Nosotros consideramos en el grupo de diputados nacionales, con los dirigentes, presidentes comunales, con los militantes, que tenemos que estar focalizados en la gestión. Hay muchos dirigentes, hombres y mujeres, que están participando del gobierno provincial. Bueno, el 100 por ciento del esfuerzo tiene que ir ahí. No podemos ir en contra de lo que exige la sociedad. Hoy la sociedad ve un sistema político que no trabaja. Y por eso cuando Milei le pega al sistema político la gente festeja. Yo creo que es una estrategia comunicacional de Milei, muy buena, que en algún momento tendría que cambiar, porque vivimos en un sistema republicano, en un sistema democrático, en donde las instituciones son parte de la historia y de la actualidad argentina. No se puede dejar de lado al Congreso nacional. Existe, va a existir y tiene que seguir existiendo. Es parte del sistema republicano y de representación. Entonces, por más que le peguen al Congreso, por más que le bajen el sueldo, por más que los traten de ratas, el Congreso va a seguir trabajando y se irá reacomodando. Yo creo que tiene que ir de la mano, la potencia que tiene Javier Milei y la determinación que tiene a la hora de tomar medidas macroeconómicas, también la tiene que poner en el relacionamiento político. Y ahí si, si logra eso, es un presidente que va a cambiar la historia y que va a quedarse por lo menos ocho años, lo que le permite la Constitución.
—Siendo alguien que mantiene su actividad en el sector privado, aun después del ingreso a la política, ¿cuál es tu mirada sobre la recesión económica actual, como fruto del ajuste del gobierno nacional?
—Desde ya que imagino un escenario difícil. En la Argentina nada es fácil. Somos verdaderos sobrevivientes. Vivimos todas. Yo siempre digo que quien no vivió las cosas que se viven dentro de una pyme es difícil que pueda gestionar de manera exitosa cuestiones mucho más grandes. A los empresarios pymes nos cerraba el banco a las 15, y vos te quedabas con el cheque en la mano, corriendo, y te quedabas sin el dinero para pagar sueldos, proveedores. En mi caso, en 30 años saqué tres veces crédito para pagar sueldos. Eso no existe en ningún lugar del mundo, es ciencia ficción. Ni en una película de Spielberg una persona se endeuda para pagar sueldos, porque tus clientes no te pagan, o porque el proveedor aumentó.
Y creo que las medidas del gobierno, tarde o temprano, tienen que impactar sobre la ciudadanía y sobre el sector productivo. Nuestra región tiene una oportunidad inmensa, que es trabajar sobre la hidrovía. A veces se ve como algo muy grande, a lo que nadie llega, pero eso va a derramar sobre toda la economía. La hidrovía es fundamental porque a partir del mayor polo agroindustrial que existe en América Latina, eso derrama en todos los sectores, servicios, industria metalmecánica, maquinaria…Eso derrama desde un servicio de limpieza o seguridad hasta cualquier tipo de servicio y de comercio.
—¿Qué implicaría trabajar más sobre la Hidrovía?
—Que sea tomada como algo importante para la economía argentina. No sólo cobro de balizamiento y cuestiones de peaje. La hidrovía tiene que tener un dragado, tiene que tener profundidad para que ingresen los buques de mayor calado, tiene que tener un sistema inteligente que permita calcular cuál va a ser la profundidad para saber qué producción va a sacar al mundo. El 80% de la producción sale de aquí, de los 24 puertos privados. Trabajar en lo que tiene que ver con el puerto de Rosario, en un puerto seco fuera del Gran Rosario, fuera de la Circunvalación. Hay muchísimas cosas que se pueden hacer y eso va a derramar en la economía local. Las cuestiones macroeconómicas derraman sobre el sistema agroindustrial, que es la clave en la Argentina. Siempre los gobierno en la Argentina se olvidaron del campo. Y me parece que la clave está en volver a trabajar con el campo.
—Igualmente, en la coyuntura, ¿cuánto pensás que la situación actual golpea al sector productivo?
—El sector productivo está golpeado, pero al mismo tiempo hay una sensación en los argentinos de que se cansaron de todo lo que ya se vivió. Entonces están dispuestos a hacer el esfuerzo. Hablás con un empresario y está dispuesto a hacer el esfuerzo, hablás con un cadete, un taxista, un colectivero o quien sea, te dicen “la estamos pasando mal, pero queremos seguir bancando a este gobierno”. Y me parece muy bien.
—¿Cuál es el plazo que calculás que tiene Milei para que esa esperanza de algunos sectores no se transforme en queja?
—El tiempo es difícil determinarlo, porque el rebote es muy lento. Yo entiendo que tienen que ver las cuestiones internacionales también. Entiendo que las inversiones llegarán cuando la Argentina demuestre estabilidad económica. La reunión con Elon Musk es muy buena para Twitter, pero mientras no lleguen las inversiones la verdad es que no sirvió de mucho. Después tenemos un contexto internacional que tiene mucho que ver con las elecciones de Estados Unidos. Si gana Donald Trump es una cosa. Y si pierde la Argentina queda un poco atrás, por el relacionamiento que tiene Milei con Trump. Eso me parece fundamental. El relacionamiento con el Estado de Israel, con la comunidad internacional en su conjunto, también me parece que son pequeñas apuestas de este gobierno y que son muy buenas. Mauricio Macri intentó hacerlo, algunas cosas salieron bien y otras no, pero veo en este gobierno una determinación importante. Ahora, hay que ver cuánto soporta los embates de la oposición, básicamente la izquierda y el kirchnerismo.