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Las exquisitas músicas de Chick Corea

El pianista ofreció un concierto este martes en El Círculo a sala llena. Junto a The Vigil Corea exploró su costado más latino y durante dos horas, fue un disfrute del mejor jazz, tanto arriba como abajo del escenario.

Imposible no remontarse al concierto anterior en el mismo espacio, al poder hipnótico del hombrecito sentado al piano. Volvió Chick Corea al teatro El Círculo en un show con lleno total y una particular diversidad etárea en la platea, que vislumbra la amplia preferencia del público por este tipo de músicas, hecho que quizás se deba analizar en profundidad para comprender el éxito de la visita de un peso pesado del jazz mundial, marcando una hendija para la realización de próximos conciertos de artistas de alta estirpe.

 

El compositor y pianista Chick Corea ofreció el martes por la noche un concierto de casi dos horas en el teatro El Círculo, abriendo su gira de presentaciones en Argentina, que lo tendrá el miércoles en el Gran Rex de Buenos Aires, junto a la sólida formación The Vigil, formada por músicos de diferentes procedencias y generaciones.

 

Al comenzar, una ovación lo recibió en el escenario, pequeño y simple, el ganador de veinte premios Grammy saluda al público con una sonrisa, vestido de jeans, zapatillas, remera gris y una campera con capucha azul atravesada por una gran franja verde flúor. Se sienta al piano y lo primero que hace es presentar a sus músicos: Marcus Gilmour en batería, el afro Carlos del Puerto en bajo y contrabajo, el británico Tim Garland en vientos, el joven guitarrista Charles Altura, y en percusión y maquillajes varios Luisito Quintero. Una banda heterogénea que Corea denomina The Vigil, y que se aprestó desde el comienzo en calentar motores con una aparente improvisación del mejor jazz session.

 

El ex Return to Forever sobrevoló ritmos desde su set de piano y teclados, ocasión en que sonidos acústicos dialogan con los otros instrumentos y se producen pasajes más eléctricos, que marcan una diferencia entre esta presentación y el concierto anterior que ofreció Corea en Rosario, hace más de una década.

 

El Set Lits da cuenta de un breve listado de temas, comenzando por Tempus Fugit (de Bud Powell), Royalty, Desafinado del gran Antonio Carlos Jobim, Anna´s Tango (de 2006, compuesto para su madre), Zyriab (composición de Paco de Lucía, incluida en su disco Rhumba Flamenco de Corea & Touchstone), Portals to forever y un cierre a todo ritmo en con un clásico de su repertorio, como es Spain. Claro que estamos hablando de un exponente del jazz fussion, que se permite el evidente disfrute de la improvisación acompañado por un conjunto de excelentes instrumentistas que van demostrando por turnos sus habilidades interpretando los tradicionales solos del popular género. Un abanico de buenas músicas fueron un fluir más allá de la lista de temas, con improvisaciones y juegos sonoros, simpáticos set de percusiones, y imponentes marcaciones armónicas del cubano Carlos del Puerto en bajo y contrabajo, alternados con el protagonismo del guitarrista Charles Altura. Aires latinos, algo de flamenco y el tanguito piazzolezco dedicado a su madre, ensamblados con jazz rock de puro linaje.

 

Pianista del quinteto de Miles Davis (después de Herbie Hancock y precediendo a Keith Jarret), a los 73 años Armando Anthony Corea ofrece conciertos en distintos formatos, con su súper grupo The Vigil, en dúo con el banjo Bela Fleck, otro con el contrabajista Stanley Clarke, también en dupla con el vibrafonista Gary Burton, se permite también algunos cruces potentes como el que vivió hace algunos años con la pianista japonesa Hiromi, y conciertos en solitario, a razón de uno por mes como se puede leer en su web donde se aprecian diez shows programados en este año para la ciudad de Nueva York, en solitario con su proyecto solo piano. Lamentablemente si algo le faltó al show del martes a la noche en El Círculo, fue la conexión entre el artista, su piano y el público, que quedará para una próxima visita, porque Corea en esta ocasión estuvo totalmente dedicado a explorar las posibilidades de su sexteto.

 

Además de observarse un teatro repleto, el show de Chick Corea marca la posibilidad de nuevas vivitas dentro de ese parámetro de excelencia musical. Un público heterogéneo, entre los que se encontraban músicos, concejales, periodistas, funcionarios, académicos y artistas de distintas disciplinas, pero sobre todo se podía observar la mezcla generacional. De hecho las entradas más caras tenían un costo de mil pesos, y precisamente en esas ubicaciones se podían ver personas maduras y jóvenes en igual número. El público aprovechó el excelente humor del artista para festejar sus palabras (siempre en inglés), cantar cuando fueron invitados por Corea y aplaudir de pié el cierre del concierto.

 

Chick Corea mantuvo un marcado buen ánimo durante las dos horas de show, dialogó con el público, recordó a algunos músicos importantes para él, como Paco de Lucía, Antonio Carlos Jobim, Bud Powell y Astor Piazzolla. Y al terminal el concierto con una versión caliente de Spain, les dio la mano casi de manera formal a sus músicos.

Sutil y brillante, amable y exquisito, el concierto de Chick Corea & The Vigil quedará como uno de los destacados de esta temporada.

 

 

 

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