Noelia Tula y Lionel Azpeitia pensaron un proyecto lúdico y educativo, con el objetivo de recuperar el juego de hilos en escuelas rurales y públicas, y así descubrir las semejanzas con otros pueblos, respetar las diferencias, revalorizar la importancia de jugar y transmitirlo a través de un viaje por América. Lo bautizaron Hilando América y lo cumplieron. Ambos volvieron hace tres años a Rosario y, en contexto de pandemia, siguen con los talleres de modo virtual.
Lionel tiene 38 años, es de Pergamino, licenciado en Comunicación Social en la UNR y profesor de nivel medio. «Las figuras de hilos son universales y milenarias, y la gran mayoría de las comunidades del mundo las han desarrollado. Usaban los hilos (que eran pieles de animales, fibras vegetales o cabellos trenzados) no sólo como un pasatiempo, sino también para ayudar a los tallos a crecer correctamente, para hacer predicciones del clima, de amores, el sexo del bebé por nacer y largos etcétera», contó.
Lionel agregó que se asociaron a lo sagrado y a lo mágico, donde los mitos y las leyendas envolvían la actividad: «Con Noelia hacemos un rescate más desde lo lúdico, pero sin dejar de mencionar este fenomenal bagaje antropológico».
Noelia es psicológa y dijo que «lo lindo» de los juegos de hilo es que «promueven la imaginación y la creatividad porque pueden hacer e inventar figuras» y que, además, permiten desarrollar la memoria y la motricidad fina. «Con el plus de estar jugando a algo nuestro, que nos acerca a nuestros ancestros», agregó.
Los talleres incluyen cuentos ilustrados con figuras de hilos, además de la enseñanza y explicación del sentido de cada uno de esas representaciones: cada niña, niño, padres y maestros tiene su hilo. «Todas las figuras que van haciendo son contextualizadas, es decir, explicamos qué comunidades la hacían y qué significaba para ellos», contó el Vasco, como le dicen cariñosamente.
Lionel señaló que por la pandemia tuvieron que dejar de ir a las aulas y cambiar por una pantalla: «A pesar de los miedos y de las dudas de cómo iba a salir, ya que son talleres prácticos donde además de compartir cuentos ilustrados con hilos enseñamos figuras y trucos, viene saliendo bárbaro. Nos llamaron de algunos colegios y de la Mutual de San Cristóbal».
Y aseguró: «El modo virtual es otra cosa, se pierde la corporeidad, el ir y venir, los abrazos. Aún así, nos escuchamos, aprendemos y compartimos, que en estos tiempos no es poca cosa».
Hilos que ataron sueños
En su recorrido por Lationamérica con los juegos de hilo, Lionel rememora: «Lo que pensamos que iba a ser un viaje de un año, terminó transformándose en un periplo de cuatro, donde recorrimos 14 países e hicimos más de 400 talleres y llegamos a más de 10 mil personas».
Y siguió: «Fue una alegría y una satisfacción inmensa. Nunca imaginamos que íbamos a trabajar tanto y que los talleres iban a ser tan bien recibidos en escuelas rurales perdidas en los montes o en las selvas, como en los colegios privados de las grandes capitales».
En el periplo del viaje, nació la hija de ambos, Aruma (significa noche), en San Cristóbal de las Casas, México: «Nos colmó de felicidad y de desafíos. Siendo padres primerizos y viviendo en una casa rodante no fue nada fácil, pero nos fortaleció».
Para el que quiera contactarse con este proyecto puede hacerlo a través del Facebook: Hilando América o por correo a: hilandoamerica@gmail.com