La preocupación va en aumento, como lo revela la caída de uno de los servidores que la agencia espacial estadounidense Nasa dispone para el seguimiento y alerta en tiempo real de los focos de calor en todo el planeta, la inmensa mayoría de ellos debidos a incendios. La cantidad de consultas obligó a duplicar la plataforma. Los mapas muestran un indeseable sitial de sudamérica, sólo disputado por el continente africano, en cantidad y extensión de siniestros ígneos.
En Sudamérica, las imágenes destacan en primer plano la devastación persistente de la Amazonia, en Brasil y Perú, denunciada recientemente por el propio Instituto nacional de Pesquisas Espaciales (Impe) brasileño: 5.860 incendios en en los primeros seis días de agosto, un aumento del 7% frente al mismo período de 2019.
La devastación del mayor bosque tropical del mundo superó en el período a la del año pasado, la mayor en los últimos 9 años.
En la Argentina, los mapas de calor no le van en saga, con el debido cambio de escala. La imagen tiene dos ejes: el humedal a lo largo del río Paraná –si se superpone la capa de área protegida internacionalmente, se ve en verde que afecta a buena parte del sitio Ramsar del Delta– y la provincia de Córdoba.
El humedal a lo largo del recorrido del Paraná es una mancha de fuego.