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Las intimidades de un circo viejo y olvidado que se acerca a su inevitable final

“El Gran Circo Argentino”, con dramaturgia y dirección de Felipe Haidar, novena producción de la Comedia Municipal Norberto Campos, ofrece una mirada desencantada, algo alejada de un supuesto canon de humor, acerca de los 40 años de democracia

Un texto atravesado por la contingencia política con algunos pantallazos a modo de crítica de los 40 años de democracia que atraviesa el país metaforiza las contradicciones inherentes a ese recorrido a través de la historia de un circo en quiebra (la Argentina), roto y ajado, borroso y sin límites, que ya ve casi imposible el hallazgo de ese cuadro escénico, ese número vital que le devuelva el esplendor que tuvo alguna vez, o quizás un «equilibrista» de una destreza inusual, de un encanto fuera de lo común, que pueda con todo y con todos.

El Gran Circo Argentino, la novena producción de la Comedia Municipal Norberto Campos surgida de una convocatoria abierta y de un casting público (como debe ser cuando se trata del Estado), con dramaturgia y dirección de Felipe Haidar, asistencia de Ludmila Bauk y un elenco integrado por los talentosos Jesica Biancotto, Carlos Chiappero, Carolina Hall, Agostina Prato, Nicolás Terzaghi y Juan Pablo Yévoli, se presenta de jueves a domingos en el Teatro Municipal La Comedia.

La propuesta cuenta las intimidades de un circo viejo y olvidado que se acerca a su final inevitable. Vaya paradoja tras las Paso nacionales de este último domingo con la ultraderecha de La Libertad Avanza, y su desafiante y díscolo líder Javier Milei a la cabeza, apuntada como un futuro inevitable para la Argentina.

“El Gran Circo Argentino”: una metáfora disparatada acerca de los 40 años de democracia

Con algo de evocación al fundacional Circo Criollo de los Podestá por su funesto aire grotesco, fusionado con la potente metáfora de aquello que se detiene en medio de la nada de la recordada El cruce de La Pampa, de Rafael Bruza, uno de los hitos del teatro santafesino de todos los tiempos, la propuesta de Haidar es clara, una idea original y potente e incluso disruptiva, con algunas buenas ideas, pero para nada humorística, una condición planteada desde la convocatoria que aquí está corrida de registro como toda la obra.

En todo caso, la risa es el resultado del espanto ante lo atroz de ese mundo de circo donde el maquillaje, también corrido; la parodia, la mueca dura, la torpeza ineludible aparecen a través de un recorrido de una hora donde se cuenta la historia del dueño del circo, sus tres hijas (la domadora, la mujer barbuda, la trapecista, cada una cargando con un imaginario que resuena en la platea), una cocinera que también se las trae con un final de musical, y El Bufón (que no es payaso) y que, como en las tragedias, está para divertir al dueño del circo, El Gordo, al tiempo que lo acompaña en sus tropelías.

Con ese aire de un teatro político que se vale de las coordenadas del drama expresionista clásico, sumando algunos condimentos propios de la comedia del absurdo, todas formas teatrales del siglo XX muy propias, también, de las lógicas del circo que el autor y director pone a convivir en un mismo territorio dramático con sus inevitables riesgos, la obra genera momentos de gran efecto en particular debido a los aciertos en la elección de actores y actrices, todos de gran presencia escénica, que hacen gala de un histrionismo del que la misma propuesta pareciera pedir más en su afán delirante y por momentos hasta ensoñado.

En el mismo sentido, Haidar, también como un acierto, trasladó la disfuncionalidad familiar, tan inherente a toda familia y que ya transitó desde el espanto con su versión de La escuálida familia de Lola Arias, al contexto de una familia de circo (la Argentina), con un padre funesto, una madre ausente, las tres hijas que, como en Rey Lear esperan el legado (un reino en quiebra) de ese padre, y un puñado de escenas que parecieran parodiar números circenses al mismo tiempo que se acomodan a las instancias de un relato que va del realismo a cierto extrañamiento que pone aún más distancia de lo cómico.

Por lo demás, y como pasó en su edición anterior, la Comedia Municipal subió varios escalones en relación con sus variables de producción: en principio abriendo el juego a una propuesta para nada edulcorada, con un notable dispositivo escénico planteado desde la escenografía a lo que se suman vestuarios y maquillajes igualmente potentes, con un cuidado trabajo en el color, las formas y en las texturas que, sin embargo y más allá de ese esplendor, conservan un saludable vínculo dialéctico con el desencanto de ese “brillo opaco” de un circo sin tiempo en franco estado de decadencia.

En el mismo sentido, el universo sonoro y la música original, creada por el compositor local Iván Tarabelli también aportan clima e incluso suspenso, cuando todo, como en la rutina de un funambulista, parece transitar por la cuerda floja.

“Quiero que sepan que las cosas no andan bien”, dirá el Bufón al comienzo y a telón cerrado, plantando un cuadro de situación, un momento bisagra en esa historia presta a ser contada. No hay “más combustible” para mover la caravana, el circo está varado, no hay comida y sólo circulan Patacones. Para colmo de males, una legión de enanos hambrientos y sindicalizados, en estado de alerta y movilización permanente, reclaman por lo suyo, hartos de las mentiras, víctimas de sus propios errores pero ahora dispuestos a todo. El Gran Circo Argentino está en quiebra y cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Las y los espectadores son invitados a entrar. Y una vez allí, salir se puede volver una misión imposible.

Para agendar

Recomendada para mayores de 16 años, El Gran Circo Argentino ofrecerá funciones los jueves y domingos a las 20, y los viernes y sábados a las 21, hasta el domingo 27 de agosto, en el Teatro Municipal La Comedia (Mitre y Ricardone). Las entradas están a la venta en la boletería del teatro en horarios habituales, o a través del sistema http://1000tickets.com.ar. El valor es de 1.500 pesos. Las personas jubiladas entran gratis y las y los estudiantes cuentan con el habitual beneficio de descuento de 2×1.