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Las nuevas formas de lo cotidiano en un mundo cada vez más digital

Una de las cosas que hoy podemos aseverar es que, sin lugar a dudas, el futuro será digital. Los avances científicos en este campo son cada vez más profundos y acelerados, de manera que no hay modo de volver atrás con la revolución de bits iniciada hace ya varias décadas

Elisa Bearzotti

 

Especial para El Ciudadano

 

A estas alturas resulta anecdótico hablar de las transformaciones experimentadas en la vida cotidiana durante los últimos 40 años. El “big-bang” creado por internet habilitó un sinfín de procesos e investigaciones en múltiples áreas, que revolucionaron radicalmente nuestro estilo de vida. Minicomputadoras de mano (a las que seguimos mal llamando “teléfonos”); cine y televisión on-demand; entretenimiento a un click de distancia y para todos los gustos; habilitación de nuevos canales de pago que dentro de muy poco tiempo harán innecesaria la circulación de moneda material; tiendas y supermercados digitales que han tornado irrelevante la posesión de grandes superficies; tecnología aplicada a la salud e integrada a nuestro cuerpo de una manera que roza la ciencia ficción son algunos de los aspectos donde se evidencian las irreversibles modificaciones de nuestra existencia. ¿Y a partir de ahora qué? ¿Es posible realizar predicciones no demasiado lejanas que nos permitan presentir al ser humano que vendrá? Una de las cosas que hoy podemos aseverar es que, sin lugar a dudas, el futuro será digital. Los avances científicos en este campo son cada vez más profundos y acelerados, de manera que no hay modo de volver atrás con la revolución de bits iniciada hace ya varias décadas.

Así lo han entendido las grandes compañías de todo el mundo –las primeras estructuras en adecuarse a la actual cosmovisión– que cada día habilitan nuevas formas de contacto con sus clientes para poder interactuar con mayor fluidez. También las empresas mediáticas, urgidas por una avanzada que las tomó algo desprevenidas, debieron cambiar drásticamente su modelo de negocios y volcarse al formato digital para seguir conservando lectores. Así lo asegura Joe Kahn, nuevo director del emblemático diario The New York Times, quien al asumir recientemente su cargo observó que “la manera de contar historias está cambiando y evolucionando de forma muy relevante” y que “la unión de los nuevos formatos digitales crea grandes experiencias”. El ex corresponsal en Asia (Kahn habla perfecto mandarín y ganó por su labor en esa región dos premios Pulitzer) asumió la conducción de una redacción integrada por 1.700 periodistas a los que animará a experimentar con nuevas formas narrativas para seguir seduciendo a sus diez millones de suscriptores digitales. Aunque se trata de un nuevo liderazgo, la llegada de Kahn a la dirección no implicará a priori un cambio drástico de rumbo, en tanto el especialista en política internacional fue uno de los que empujó las mayores transformaciones del New York Times en la era digital, armonizando los distintos canales informativos en que se ramifica, y estimulando su distribución a través de podcasts, documentales de televisión, boletines por correo electrónico y aplicaciones para celulares. Para Kahn, el formato digital anclado en la política de suscripciones, habilita una sobrevida próspera para medios como el Times. “La prioridad de la redacción y la empresa es que el buen periodismo promueva una relación basada en la suscripción con más y más personas”, indicó. La pregunta que subyace en sus afirmaciones es: ¿el modelo de suscripción vuelve a poner en valor la calidad de la producción periodística? Para el nuevo director no hay dudas: “Ahora tenemos una relación mucho más directa entre la producción de buen periodismo y la consecución de suscriptores. En ese sentido, sí creo que es una era dorada para la redacción, ya que las noticias que creamos, el periodismo que hacemos, impulsa el negocio directamente”.

La producción de contenidos de calidad parece ser también el objetivo de una de las empresas globales más exitosas de los últimos tiempos, Spotify, que decidió incorporar audiolibros como nuevo producto para su plataforma de streaming de audio, la cual ya cuenta con una audiencia global de más de 422 millones de oyentes. Con esta iniciativa, la compañía pretende sumar unos 70.000 millones de dólares anuales, como parte de sus objetivos comerciales. De acuerdo a la agencia de noticias DPA, la compañía sueca Spotify Technology SA adelantó sus planes de convertir los audiolibros en el tercer pilar de su negocio por detrás de la música y los podcast. Su fundador y CEO, Daniel Ek, anticipó que los audiolibros en la plataforma serán un negocio rentable, con el cual esperan alcanzar ingresos por 100.000 millones de dólares en los próximos 10 años, y llegar a los mil millones de usuarios para 2030. Actualmente, los audiolibros se adscriben al modelo híbrido de negocio «freemium” que conjuga el acceso libre con funcionalidades de pago, para que resulte sostenible. Según EK, aparte de música, podcasts y audiolibros, Spotify también tiene previsto introducir nuevos tipos de contenido en los próximos 10 años, ya que entienden que hay un amplio margen en el mercado para seguir creciendo.

¿Y por casa cómo andamos? En nuestra región, las empresas tampoco escapan a la tendencia mundial que postula nuevos e irreversibles estilos de vida. Por ello, con el objetivo de dimensionar el impacto de la denominada Cuarta Revolución Industrial en las compañías locales y verificar las tendencias en los principales mercados de Latinoamérica, Glue Executive Search –una empresa dedicada a la búsqueda y selección de talentos– desarrolló una encuesta entre más de 600 CEOs, directores y gerentes de Argentina, México, Colombia y Brasil, consultándolos acerca de la transformación digital dentro de sus compañías. Del trabajo se desprende que el 81% de las relevadas, en su mayoría multinacionales de consumo masivo, servicios financieros, consultoría y tecnología, se encuentran en proceso de transformación digital, si bien en distintas fases.

Cuando vemos la aceleración de los cambios en nuestra vida cotidiana entendemos que la sensación de incredulidad que muchas veces nos envuelve está justificada, ya que poco tiempo atrás muchos de los objetos con que hoy interactuamos eran material de filmes de ciencia ficción. Por ejemplo, la publicidad direccionada en tiempo real apareció en “Minority Report”, la famosa película protagonizada por Tom Cruise; y “2001: Odisea del Espacio”, de Stanley Kubrick, está plagada de elementos que hoy nos resultan familiares, como las computadoras que hablan, los libros electrónicos, estaciones y transbordadores espaciales. Sin dudas, el futuro ya llegó… ¿seremos capaces de estar a la altura de los desafíos que plantea?

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