La última semana reinstaló en la agenda el recurrente fenómeno de la escasez de dólares en país. El BCRA tuvo que desprenderse de 4.300 millones y aumentar a más del 30 por ciento la tasa de interés para que la divisa norteamericana no se disparara por encima de los 21 pesos. Semejante esfuerzo se llevó de un plumazo, en una sola semana, el 7 por ciento de las reservas. Y, para peor, el fenómeno no parece controlado ni mucho menos, pese a las obligadas frases de supuesta tranquilidad que desparraman por los medios los funcionarios del gobierno nacional.
En tren de explicar las razones del descalabro financiero de la última semana, dos ejes se repitieron hasta al hartazgo: el pase de lebac a dólares que habrían realizado inversores extranjeros frente a la entrada en vigencia de un nuevo impuesto, y el aumento de la tasa de los bonos norteamericanos a 10 años, que superaron el rendimiento del 3%, luego de que la Reserva Federal decidiera desprenderse de dos trillones de estos títulos (calma, sólo vendió el 2%). Otro de los factores que enumeraron los analistas es la demanda de dólares proveniente de la toma de créditos hipotecarios UVA, que en marzo llegó a la cifra más elevada: 662 millones dólares.
En un análisis publicado el viernes pasado, el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) coincidió en parte con esa explicación coyuntural, aunque advirtió sobre las razones estructurales del nuevo modelo económico lanzado tras la asunción de Mauricio Macri, en especial desde el abandono del cepo cambiario instalado en los últimos años de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
“Resulta central ampliar la mirada para recabar una serie de comportamientos estructurales que inciden –de manera creciente y fuertemente– en la escasez de dólares”, dijeron en el informe, al tiempo que calificaron como un hito clave el fin del llamado Cepo cambiario, en diciembre de 2015: “La puesta en marcha de un amplio esquema de desregulación cambiaria y financiera habilitó la libre fuga de divisas de la economía local y colocó a la Argentina en una situación de extrema vulnerabilidad ante shocks externos”.
Entre el resto de las razones que obligaron a sacrificar tantas reservas en una sola semana, enumeraron: la demanda de dólares para turismo y viajes al exterior, que ha llegado a los niveles más elevados de los últimos años; el déficit de balanza comercial récord, que coloca a la Argentina en una posición sumamente dependiente respecto de los dólares provenientes del endeudamiento externo; y la baja liquidación de divisas del sector cerealero –tema no sólo vinculado a una demanda sectorial de un tipo de cambio más elevado sino también a factores climáticos como la sequía– lo cual pone en riesgo una de las pocas vías de entrada genuina de dólares comerciales.
Números que explican
Como parte del análisis, los economistas del Cepa compararon las diferencias del Mercado Único de Cambios entre el gobierno de Macri y del kirchnerismo. Además de la eliminación de la restricción para la compra de dólares, Cambiemos eliminó el encaje del 30% que se le exigía a los capitales golondrina y la eliminación de la obligatoriedad de liquidar las divisas conseguidas por exportaciones.
Desde el Cepa realizaron un “llamado de atención sobre las consecuencias del levantamiento del Cepo, a fines de 2015”, por la fuere aceleración que sufrió la fuga de divisas tras la liberalización del mercado cambiario: “Las compras de moneda extranjera con fines de atesoramiento alcanzaron los 9.807 millones de dólares en 2016, otros 22.148 millones en 2017, y 6.931 millones en sólo tres meses de 2018, lo que indica un incremento del 45% en relación al mismo trimestre de 2017”. Más de 40.000 millones en sólo dos años.
La remisión de utilidades y dividendos al exterior –restringida en el gobierno anterior–, también pasó, según el informe, de 92 millones de dólares en 2015 a 2.954 millones en 2016 y 2.040 millones en 2017.
Por si todo fuera poco, los dólares que se van por turismo y viajes (incluye compras por internet) alcanzó el récord de 10.457 millones en 2017 y sólo en el primer trimestre de este año ya superó los 3.000 millones de dólares.
Otro eje que debilita la oferta de dólares –sólo contrarrestada por el endeudamiento externo– es el rojo comercial, “comparable el de los peores años de la balanza comercial argentina”. En lo que va del año ya supera los 3.107 millones y se encamina a nuevo récord.
En cuanto a la liquidación de agro-dólares, marzo fue uno de los niveles más bajos de la historia, a la espera de un dólar más seductor, y también en el marco de una sequía fortísima.
“En base a estos factores, la conclusión más acertada es comprender que el problema de la aguda escasez de dólares proviene del modelo de liberalización, desregulación, sistemático endeudamiento y fuga de divisas”, finalizó el informe.