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Las Rosas: vecinos pelean por histórico club cerrado

El Deportivo Argentino cumplirá 70 años el próximo 28 de octubre, pero está cerrado, abandonado y la llave la tiene un abogado.

En la mayor ciudad del departamento Belgrano, unos 17 mil habitantes tienen cuatro clubes que concentran actividades sociales, culturales y deportivas. Pero uno de ellos, que desde 1948 se alza en una esquina al norte del centro geográfico de la ciudad, a apenas cuatro cuadras de la plaza principal, no cumple 70 años de existencia con la activa vida interna que supo contener y promover.

Más bien todo lo contrario: no tiene socios ni comisión directiva; el sector al aire libre está tapado de vegetación y cerrado con candado y cadena, y el espacio cubierto, vacío y abandonado. Una comisión de personas trata, desde hace dos años, de revivirlo. Se reúnen periódicamente, pero en la puerta, ya que no pueden ingresar: un abogado local es el que tiene las llaves. Es un ex miembro de la institución, que aparentemente dice haberla comprado en una subasta. Este sábado, vecinos de Las Rosas movilizados por la recuperación del Club Deportivo Argentino, convocaron a una asamblea ciudadana ante la preocupación por la posible venta del espacio. En la reunión consensuaron y firmaron un petitorio que presentarán ante autoridades locales y provinciales para que se investigue el proceso que llevó a la situación actual.

“No dejes que te borren el pasado, el Club Argentino es parte de la historia viva de nuestra ciudad. Allí nuestros padres y abuelos jugaron, bailaron y construyeron los valores éticos y morales que más tarde nos legaron. Hoy sólo tenemos que poner en práctica esos valores, participar y hacer posible la recuperación”, dice un párrafo de la carta de presentación de los vecinos rosenses que, dos años atrás, se plantearon el objetivo de reabrir las puertas del club y cumplir con el legado que gestaron sus fundadores siete décadas atrás.

Con pocas armas más que porfía y voluntad, los primeros en preguntarse qué había ocurrido con una institución que forma parte de la historia viviente de Las Rosas comenzaron a dar los primeros pasos en abril de 2017. Con tenacidad fueron rastreando actas de reuniones, comisiones directivas, detalles escritos de una institución fundada por trabajadores en tiempos de prosperidad. Así se enteraron, gracias a un historiador local, que originalmente se había Club Deportivo 17 de Octubre. Que la sede se había construido con el aporte colectivo de vecinos en lo que entonces era una humilde barriada casi el límite norte de la ciudad. Y que en la mitad del siglo pasado, además de naipes y bochas el club era el epicentro del básquet femenino de Las Rosas.

También reconstruyó el historiador Ernesto Ponzano que, llegado el golpe de Estado de 1955, los socios de entonces mantuvieron la institución enfrentando cualquier intervención. Y, obligados a acatar la represión oral y escrita del tristemente famoso decreto 4.161, le dieron el nombre definitivo de Club Deportivo Argentino.

La labor de la comisión comenzó a tener tanto eco que despertó memorias. Decenas de vecinos se fueron sumando al espacio en Facebook, al que aportaron fotos familiares, afiches de fiestas, de recitales, de partidos, de socios, hasta de documentos como rifas o colectas que se organizaron para ampliar las instalaciones.

Hombres y mujeres empezaron a mencionar bailes, eventos deportivos, encuentros de los que participaron sus familiares o ellos mismos.

Incluso Rubén “Cacho Deicas”, envió un video de apoyo, recordando el paso Los Palmeras por el club.

Luna de Las Rosas

«Los ciudadanos estamos preocupados porque vemos que frecuentemente aparece gente interesada en recorrer, medir y fotografiar las instalaciones del Club», dice Ariel Pérez, quien está autorizado por los vecinos para llevar adelante el pedido de normalización del club en Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ), el organismo estatal que rige la vida institucional de las asociaciones civiles.

Junto a otros vecinos, Pérez comenzó a hacer todos los trámites posibles para reconstruir la memoria escrita del club y recrear la asociación civil.

Pero rápidamente se encontró con un escollo: qué ocurrió con la sede. «Cuando iniciamos el trámite, LA IGPJ realizó averiguaciones y el Registro de la Propiedad entregó un informe donde entendíamos que el predio aún pertenecía al Club. Pero después aparecieron contradicciones», remarca.

Esas “contradicciones” tienen que ver con un vacío. Se sitúa a finales de los 90 y remite a la película “Luna de Avellaneda”, que recrea el debate interno de un club de la ciudad del Gran Buenos Aires descuartizado por deudas, ante la posibilidad de sobrevivir, pero transformándose en casino.

La coincidencia de fecha con Las Rosas es exacta, y retrata en realidad a muchas instituciones que debieron cerrar sus puertas imposibilitadas de pagar los impuestos y servicios simplemente porque sus socios no podían pagar sus cuotas sociales.

Desandando el camino, los vecinos rosenses llegaron a la Justicia: había un  expediente sobre la entidad. ¿Y qué contenía? No lo saben: dicen que el expediente había sido retirado por el mismo profesional que reclama la titularidad del edificio. Y que eso ocurrió “apenas 15 días después” de que la comisión pidiera la reapertura del club.

Para peor, por indicios entienden que en el presunto trámite de transferencia habría actuado un escribano de Rosario, G. R., que está acusado en dos causas por apropiación de predios en complicidad con agentes del Registro de la Propiedad, lo que desató un escándalo en 2008 y 2010.

Peor aún, cuando la comisión comenzaba a ampliarse y a ramificar su nivel de actuación, de un día para otro en el muro del predio descubierto apareció una pintada hecha en aerosol rojo y con prolijos caracteres. Estaba en chino, según confirmaron los miembros, que acudieron a una traductora de ese idioma. Y decía: “Próximamente supermercado”.

Para los vecinos fue la gota que colmó el vaso: cuando iniciaron los trámites de recuperación, empezó a ocurrir una retahíla de situaciones en un predio que lleva más de una década de abandono, que incluye visitas de personas que fotografían el lugar, supuestamente interesados en la compra de un inmueble que, defienden, no es de un propietario privado sino de todos los vecinos de Las Rosas.

“¿Qué pasó con el club? Si  tuvo problemas económicos, ¿por qué la Municipalidad u otro ente provincial no lo ayudó como ocurrió en distintas oportunidades con los otros clubes (Belgrano Atletic, William Kemmis y Almafuerte)?  ¿Quién lo compró? ¿Dónde está la escritura que lo certifique? ¿Cuál era la deuda y, si es cierto, cuánto pagó por todas esas instalaciones?”, se preguntan en Facebook los que integran el perfil colectivo Club Deportivo Argentino de Las Rosas.

“¿Cómo es posible que en democracia ocurran éstos acontecimientos en una institución que fue respetada incluso por los gobiernos de facto?”, insisten.

Los vecinos esperan para estos días la resolución de normalización por parte del área provincial de Personas Jurídicas, que les permitiría recuperar la asociación civil, en tanto piden al Estado que intervenga para evitar cualquier maniobra de apropiación del predio.

En la comisión abundan reparos sobre la supuesta venta, pero más sobre la legitimidad política e institucional de despojar a los vecinos más viejos de Las Rosas de un trozo de su historia y su memoria, y a los más jóvenes de un apoyo para su desarrollo educativo, social y cultural. Y esperan que el próximo 28 de octubre la institución pueda tener las puertas abiertas para celebrar los 70 años como lo que dice su primer estatuto: “Este club no hace distinciones de razas, creencias, nacionalidades y sexo”.

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