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Las sombras de un prófugo y de un asesino condenado detrás de la caída del «Viejo» Cantero

Su caída fue producto de una larga investigación iniciada hace seis meses a raíz de una serie de balaceras a estaciones de servicios rosarinas.

Por Luciano Couso – Agencia Télam

El único prófugo de una fuga cinematográfica del penal santafesino de Piñero y un condenado por homicidio con acceso «24 horas» diarias a telefonía celular fueron las pistas que llevaron a la Policía a detener la semana pasada a Ariel «Viejo» Cantero, primer jefe de la organización criminal «Los Monos», que será acusado como líder de una asociación ilícita que baleó desde escuelas hasta comercios de Rosario.

La caída de Cantero fue producto de una larga investigación iniciada hace seis meses a raíz de una serie de balaceras a estaciones de servicios rosarinas.

Los investigadores descubrieron, a partir de la intervención de una línea telefónica utilizada por un preso de la cárcel de Coronda, Nelson Alexis «Pandu» Aguirre -el único prófugo de la fuga de ocho internos de la unidad penitenciaria de Piñero ocurrida en junio del año pasado- «trabajaría» para él.

Se trata de Claudio «Morocho» Mansilla, un rosarino condenado por dos homicidios y líder de una banda narco que operaba en el extremo oeste de Rosario.

Por su parte, Aguirre fue condenado en 2017 a 16 años de prisión por el asesinato de Javier Barquilla, cometido en un asentamiento del oeste de Rosario conocido como Villa Banana, donde «Pandu» lideraba una banda criminal.

La tarde del domingo 27 de junio del año pasado cuatro personas ingresaron a los tiros, luego de cortar con una amoladora el tejido perimetral y otros internos, a la cárcel de Piñero, que con apoyo interno permitió la fuga de ocho reclusos.

Según el fiscal Franco Carbone, Aguirre «desde el penal, las 24 horas del día operaba y realizaba múltiples llamados», que permitieron establecer su presunta vinculación con las balaceras a estaciones de servicios y a una escuela de Rosario, esta última ocurrida el 14 de noviembre, mientras se celebraban las elecciones legislativas nacionales del año pasado.

«La investigación (que concluyó con el arresto de Cantero) se desprende de la investigación por la recaptura de Claudio Mansilla, a partir de ahí llegamos a una persona importante, Nelson Aguirre, y comenzamos a observar una estructura criminal», explicó Carbone.

Junto a su par Valeria Haurigot esta semana solicitaron el allanamiento del pabellón 8 de la cárcel de Coronda, donde está alojado «Pandu» Aguirre, y secuestraron varios teléfonos celulares y «sobre todo chips».

De acuerdo a los pesquisas, Aguirre sería un intermediario que desde prisión encargaba acciones criminales por las que el martes pasado fueron detenidas 21 personas, entre ellas el «Viejo» Cantero.

«Alguien de los detenidos pagó un precio por ese tipo de intimidación pública», sostuvo la fiscal Haurigot, aunque se excusó de dar detalles hasta que se produzca la audiencia imputativa, los primeros días de esta semana.

De todos modos, dijo que van a «presentar dos núcleos que bajan de la estructura de ‘Los Monos’ pero que trabajan entregando territorios y permisos para vender estupefacientes».

Durante los allanamientos del miércoles último también fue requisada la celda de Ariel «Guille» Cantero, hijo del «Viejo» y actual líder la banda, pero el resultado fue negativo.

«Guille» acumula ocho condenas por diversos delitos que suman más de 100 años de pena de prisión.

En tanto, Carbone señaló que Cantero padre «con su pareja (Viviana Montero) están en la cúpula de la estructura delictiva» desarticulada el martes, a la que calificó de «muy compleja» y «dedicada a la comisión de múltiples hechos delictivos».

Entre otros, los fiscales le atribuirán a la banda una serie de balaceras ocurridas a fines del año pasado y tiroteos a comercios con presuntos fines extorsivos, además de los disparos contra la mencionada escuela.

Según el detalles brindado por la Agencia de Investigación Criminal (AIC), en los 29 allanamientos realizados el miércoles se secuestraron 67 teléfonos, elementos informáticos y de almacenamiento, tres armas de fuego, municiones, 1.500.000 pesos en efectivo, joyas y alhajas, marihuana y cocaína, seis autos y seis motos.

Si bien lo más llamativo fueron los gallos de riña y los 18 caballos que Cantero tenía en su domicilio de bulevar Avellaneda al 4500, en el acceso al asentamiento Vía Honda, los fiscales también pusieron su mirada en el secuestro de cajas de alimentos del Plan Integral de Cuidados -conocido como Plan Cuidar- que gestiona el municipio de Rosario para sectores vulnerables.

La pareja del «Viejo», Montero, administra dos comedores populares en ese barrio del sudoeste rosarino, uno de los más empobrecidos de la ciudad, lo que les permitió ganarse el afecto de los vecinos que son asistidos, explicaron fuentes de la investigación.

Cantero, oriundo del barrio Las Flores, situado en el extremo sur de Rosario a un lado de la autopista que conduce a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), llegó a Vía Honda luego de quedar en libertad en 2020 tras cumplir una condena a 6 años como miembro de una asociación ilícita conducida por su hijo «Guille».

Antes había cumplido una condena federal en la provincia de Corrientes por tráfico de drogas.

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