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Las ventajas de dar la teta

Violeta Vázquez, directora de la Escuela de Formación Profesional en Puericultura y Familia presentó su libro Dar la Teta. Se define como doula: “mujeres que acompañamos el proceso de la maternidad desde un lugar intuitivo”.

La palabra puericultura viene del latín y alude al niño y su cuidado. Apunta a lograr el máximo desarrollo biopsicosocial del niño. Las puericultoras se desempeñan difundiendo las bondades de la lactancia materna, chequean y corrigen la prendida del bebé a la teta y ayudan a comprender las bondades de la crianza con apego.

Desde el año 1999 existe la Asociación Argentina de Puericultura, que surgió como respuesta a las inquietudes de muchas familias, respecto a la lactancia y crianza de sus hijos. Dar la teta, un libro editado por la editorial Del Nuevo Extremo, y escrito por Violeta Vázquez, quien se define como madre, doula, puericultora y directora de la Escuela de Formación Profesional en Puericultura y Familia, Panza y Crianza.

“Las doulas”, aclara Violeta Vázquez, “somos mujeres que acompañamos el proceso de la maternidad desde un lugar intuitivo que no tiene tanto que ver con el saber académico, sino con el saber que nos dio el ejercicio de haber experimentado con nuestros cuerpos el proceso del parir. Es una figura que aparece en todas las culturas. Doula significa mujer que sirve. En las culturas más antiguas, siempre hubo mujeres alrededor de la que va a parir”.

—¿Cómo surge el rol de la puericultura?

—Surge como una figura femenina que acompaña a la mujer en su tránsito a la maternidad, que está fuertemente atravesada por la lactancia. Allí comenzamos a advertir que la lactancia es la continuidad del parto. Que podemos gestar y tener un niñito 40 semanas dentro de nuestro vientre y que la continuación fisiológica de esta gestación es la primera prendida al pecho de nuestro bebé. Una lactancia prolongada ayuda a espaciar los embarazos”.

Cuando hace referencia a la necesidad de la presencia de la doula, Vázquez pone el acento sobre que, “en las instituciones que atienden el parto de la mujer, ésta casi no tiene voz”; y agrega que a “la mujer que llega a una clínica se le pregunta de manera automática y genérica por su obra social, por sus análisis y pocas cosas más; le toman la presión, le escuchan el latido al bebé, pero en todo esto no se escucha la voz de la mujer”.

—¿Allí se intensifica la presencia de la doula?

—Creo que hay que prestar atención a la voz de la mujer. La doula cuida y está atenta a un proceso que es más emocional que clínico. La doula tiene conocimientos sobre lactancia materna y está capacitada para ayudar a comprender los problemas que se suscitan alrededor del cuidado del bebé en relación, tanto a la lactancia como a la crianza: higiene del niño, el sueño del niño, la vuelta al trabajo de los padres, la alimentación complementaria, el destete.

—Durante un tiempo se cuestionó al acto de dar la teta, ¿por qué dar la teta?

—En primer lugar es la continuidad natural de tener un hijo. Dar la teta es lo natural. La leche de fórmula es buena como alimentación complementaria en el caso de que exista algún impedimento para la lactancia materna. Dar la teta debe ser un hecho natural e intuitivo. Los niños cuando nacen necesitan del cuerpo de sus madres. Esta es una respuesta en términos ideales. Pero, en realidad, en ese momento se nos atraviesan diversas realidades emocionales y cultures; lo que nos lleva a revisar cada caso en particular, con su historia propia. Hay mujeres que les resulta tedioso y difícil ese vincularse con sus hijos. Es una elección, que debe partir de una decisión informada. Conociendo los beneficios y las consecuencias del destete. De este modo su decisión será tan valiosa como respetable.

—¿Dar la teta es algo más que dar la teta?

—Cuando damos la teta recobramos todo lo que tuvimos dentro de la panza. El niño recobra la sensación de sentirse acunado, apoyado sobre el cuerpo de la madre puede escuchar los latidos del corazón, olerla y sentir el ritmo de la respiración de la madre. Dar la teta tiene que ver con la entrega al mundo de la maternidad, que implica hacerle al bebé un útero por fuera. Es una sensación extrauterina. Dar la teta garantiza que toda esa gestación que es necesaria en el período de entre los 3 y los 9 primeros meses del bebé extra útero, se pueda hacer efectiva con la sustancia más viva, maravillosa y específica para cada ser humano. Ningún alimento es tan completo como la lecha materna.

—¿Y para la madre qué significa?

—Dar la teta le abre a la mujer un mundo que tiene que ver con su propia historia. Cuando una le pone al cuerpo a una situación tan gestual y tan íntima, tan preciada y valiosa, como es dar la teta, aparecen las sombras y los fantasmas, las zonas oscuras, los ‘no puedo’. Por eso decimos que la maternidad es el momento donde todo se quiebra; se quiebra nuestra identidad para elegir una nueva forma de ser a partir de un lugar completamente destruido desde el que uno se tiene que reconstruir. La maternidad actualiza la versión de nosotras mismas.

—¿Para la mujer es una manera de conocerse a sí misma?

—Sí. En mi caso el acercarme a la puericultura se mezcla con mi primer embarazo y fue el disparador para ir al encuentro de una serie de técnicas de autoencuentro. Me hizo remontar a mi pasado y, así, pude acercarme a una técnica que se llama biodecodificación rizoma.

—¿Puede explicárnosla?

—Es una técnica que empiezo a practicar con mis pacientes de puericultura y que tiene que ver con ir al encuentro de nuestros ancestros, de nuestro pasado y descubrir cuál es el hilo conductor de nuestra historia personal. Conocer qué les pasó a nuestros padres, a nuestros abuelos y a nuestros bisabuelos. Es un ir al encuentro con uno mismo. Para conocer quiénes somos hay que conocer quiénes fueron los que nos concibieron.
Armar el árbol genealógico y la búsqueda de similitudes en ese árbol que nos depara muchas sorpresas. Conocemos muy poco de nuestros ancestros; y repetimos más de lo que pudimos reconstruir por nosotros mismos.

—¿Y éste es el mejor momento?

—Es muy bueno trabajar en el momento del posparto; aprovechar que la mujer está tan sensible y puede remontarse a ese espacio inconsciente de su ser bebé; es el momento de una de las crisis vitales; como lo son, por ejemplo, los duelos; que nos ayudan a llegar hasta nuestras raíces. Armar tu historia desde el mismo origen y dejar de repetir la historia narrada por otros.

—Además de tener en cuenta lo que el posparto significa para la mujer, en cuanto a esa sensación de vacío que queda dando vueltas…

—Después del parto la mujer queda colgada y necesita contarlo, revivirlo, compartiéndolo con su pareja; agotar la experiencia. Hay que tener oído para esto, también.

—¿Cómo se desarrolla el rol de doula en el momento del parto?

—En Rosario, las doulas tienen un rol muy activo ya que es una ciudad donde esta práctica se ha difundido, ya que hay equipos médicos que contemplan la necesidad de incluir a doula en sus prácticas de partos. Creo que es un cambio paradigmático. Si el médico lo permite, puede entrar al parto ya que ella no se encarga de ningún aspecto clínico. Sólo debe asistir a la madre, sosteniéndola, preguntándole lo que necesita, hablando con ella y, sobre todo, escuchándola y acompañándola, pero no interviene en la práctica del parto.

—¿Por qué escribió este libro?

—No quise escribir un manual de lactancia, sino un libro vivo que pudiese dar cuenta de mi historia, de mi recorrido. Un libro honesto hasta la brutalidad y pedí que así fueran también los testimonios. Un libro escrito con honestidad. El libro da cuenta de mi recorrido personal. Soy rosarina, me mudé a Buenos Aires en busca de encontrar mi vocación y de un trabajo ligado a los medios ya que estudié periodismo. Pero había algo que me llamaba, algo en relación al nacimiento que me decía que debía dedicarle atención y allí descubro la profesión de la puericultura. La maternidad fue el principio de un camino de búsqueda, para mí.

Puericultura y el binomio madre-hijo

Consultado el doctor Fabián Gavini, médico pediatra y docente universitario, explicó a
El Ciudadano los alcances de la puericultura como consejo nutricional: “Tiene como objetivo el binomio madre-hijo con la intención de introducir en él, el conocimiento de la calidad y cantidad de alimento necesario para el crecimiento armónico y saludable del bebé”.

“Además se ocupa de cómo dar el pecho, cómo cuidar los pezones y de cómo debe higienizarse al bebé”, dijo.

En referencia a su lugar en la curricula universitaria, Gavini afirma que en la Facultad de Medicina de la UNR “se imparte puericultura en el pregrado, junto a lactancia”.

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