Las ventas minoristas cayeron 17,8% en agosto respecto a igual mes del año pasado, medidas en cantidades, según un informe elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Industria (Came).
De esta forma, en lo que va del año las ventas en el sector minorista acumulan un retroceso de 30,5% respecto a similar lapso de 2019, debido esencialmente a las fuertes bajas registradas en los meses de marzo, abril, mayo y junio, cuando más impactaron las medidas implementadas para morigerar el avance del coronavirus.
La caída en las ventas registradas en agosto mostraron una sensible disminución respecto a las de julio pasado, de alrededor de 10 puntos porcentual, cuando retrocedieron 27,7% interanual.
El retroceso de 17,8% de agosto marcó detalles por zonas, ya que mientras en la región del Amba la retracción fue de 33%, en el resto del país la caída fue de 9,4% interanual, por la mayor flexibilización en las actividades relacionadas con el comercio.
“Si bien muchas ciudades del interior normalizaron su actividad, el cumplimiento de los protocolos, los menores ingresos de las familias, los altos niveles de endeudamiento y la menor circulación de gente en las calles, siguen afectando el consumo”, señaló Came en un comunicado.
La entidad pyme reconoce que esta última situación resultó “más difícil” en la región Amba, “donde el aislamiento social, preventivo y obligatorio es más estricto”.
A modo de ejemplo señalaron que en el Amba, las ventas minoristas cayeron 33% porque las restricciones y controles fueron más severas.
En mayor o menor medida todos los rubros finalizaron en baja en agosto, incluso aquellos considerados esenciales como alimentos, farmacias o materiales eléctricos y ferreterías.
El rubro con menor caída interanual fue –al igual que en los meses previos– nuevamente farmacias (-4,9%), siempre en base a la medición por cantidades vendidas. En tanto, el segundo rubro con menor descenso anual en agosto fue alimentos y bebidas (-6,7%).
En el otro extremo, el rubro de mayor desplome anual fue relojería, joyerías y bijouterie con una baja de 38,1%; seguido por indumentaria, con una caída anual de 32%, debido a la falta de poder adquisitivo de las familias, las menores necesidades de esos productos debido a las estadías largas en el hogar y el cumplimiento de protocolos que limita la cantidad de gente que puede entrar a los locales.