La baja en las ventas del sector comercial de la ciudad quedó reflejada por primera vez en los ingresos impositivos del Ejecutivo municipal. Según se desprende de la recaudación del Derecho de Registro de Inspección, la facturación de los negocios creció en los primeros cinco meses de 2014 un 4 por ciento menos que el mismo lapso del año anterior. El dato se palpa en la calle con el aumento de locales vacíos y de la rotación de comercios, hecho que es confirmado por un sector de los representantes de los pequeños y medianos empresarios rosarinos.
Según señaló en diálogo con este medio la secretaria de Producción Municipal, Eleonora Scagliotti, la facturación del sector comercial en Rosario en el período enero-mayo de 2014 creció 28,19 por ciento.
Si bien el dato podría sonar positivo, ese guarismo se ubica 4 puntos porcentuales debajo de la suba que se había dado el año anterior. Además, ese 28,19 por ciento es menor a la inflación medida por el sector privado en los últimos 12 meses, la cual se ubica sobre el 30 por ciento.
Scagliotti señaló que aún no hay datos finos de abril y mayo en torno a la facturación por rubro, pero recordó que los niveles de ventas en los primeros tres meses del año se venían manteniendo estables en supermercados, farmacias, electrodomésticos y en ropa deportiva. Pero el consumo en esos sectores también parece ahora con tendencia a amesetarse.
De todas formas, la peor parte la lleva la rama de venta, mantenimiento y reparación de vehículos, que apenas creció 4,65 por ciento a valores corrientes. Contra la inflación, eso expresa una caída notoria en términos reales.
“Los números de los primeros cinco meses del año empeoraron respecto de los del primer trimestre de este 2014. Hay que ver si a partir del segundo semestre se siente positivamente el impacto del plan Procreauto y de la cosecha”, señaló Scagliotti, y agregó que los guarismos muestran que la actividad comercial de la ciudad ya está en un “escenario recesivo”.
“En abril y mayo no se ha revertido la situación que se veía en los tres primeros meses del año. Al contrario, diría que se ha profundizado”, concluyó la secretaria Scagliotti.
Empresarios y alquileres
Para los empresarios de la ciudad, la caída es mayor. Desde la Asociación Empresaria de Rosario señalan que las ventas bajaron hasta ahora en 2014 entre 10 y 15 por ciento en relación al año pasado. Y aseguran que la merma casi no tiene distinción y golpea prácticamente a todos.
Pero lo peor es que, a la par de la baja en la actividad, la suba en el precio de los alquileres no se detiene e, incluso, supera a la de los índices inflacionarios.
El hecho se palpa en la calle con sólo caminar. La cantidad de locales vacíos asciende al mismo tiempo que también aumenta la rotación de negocios.
En Rosario, uno de cada tres comercios cierra o se muda antes de cumplir 3 años instalado en un lugar, momento en que debe renovarse el contrato de alquiler.
Según datos que entregan desde la Federación Rosarina de Paseos Comerciales a Cielo Abierto –entidad que hace un tiempo salió a disputarle representación a la Asociación Empresaria, sobre todo en los barrios– en los 26 centros de venta al aire libre y cuatro shoppings que tiene la ciudad ya casi no se consigue ningún inmueble por menos de 5 mil pesos. Eso incluye a pequeños locales que ni siquiera llegan a 40 metros cuadrados.
“Hoy ése es el valor del que se parte ya no sólo en el centro, donde históricamente fue más caro alquilar, sino también en los barrios. Incluso hay esquinas de la periferia por las que piden 17 mil pesos. A pesar de que la inflación es del orden del 25 por ciento, cuando llegan los tres años y hay que renovar se está aumentando en promedio entre un 35 y 70 por ciento. Y hay casos en donde la cifra es incluso mayor”, señala Fabio Acosta, titular de la entidad.
Mesas disponibles
En ese marco, al interior del sector comercial tal vez el rubro que mejor exponga la situación de crisis (o donde el parate se siente con más fuerza) es el gastronómico. La caída en la actividad en estos primeros seis meses está cerca del 20 por ciento. Incluso, en el corredor más importante, avenida Pellegrini, el desplome llega al 30 por ciento, según estiman empresarios de la zona.
En Rosario hay en la actualidad 1.400 comercios entre bares, restaurantes y parrillas, los cuales emplean a cerca de 8 mil trabajadores. El titular de la cámara que los nuclea, Carlos Mellano, explicó que buena parte de esos negocios (que en general se sitúan en inmuebles más amplios que, por ejemplo, los destinados a la venta de ropa) ya pagan de alquiler “arriba de 10 mil pesos”.
Esa cifra se suele elevar a más de 20 mil si el local está ubicado en Pichincha o la propia Pellegrini. “En esas zonas por cualquier cosita te piden cifras siderales”, apuntó con bronca el empresario.
Mellano también hizo eje en las particularidades que hacen aún más complicada la situación para los comercios del rubro. “A diferencia de otro tipo de negocios, nosotros estamos presos del propietario. Nuestros comercios muchas veces tienen valor en determinado lugar. Y si te mudás perdés ese plus. El dueño del local es casi un socio en silencio”, expone el titular del bar Juan de la Cosa.
Rentas que se van por las nubes
En el último tiempo el fenómeno de la desmedida suba de alquileres tuvo notoriedad a raíz de que hubo comercios que debieron cerrar sus puertas al no poder acordar la renovación del contrato. El hecho hizo que también se hicieran públicas algunas cifras en torno a lo que se paga en el microcentro.
Fuentes del sector señalan que firmas como Garbarino y la casa de deportes Dexter Shop abonan en la Peatonal Córdoba alrededor de 120 mil pesos mensuales. Según comerciantes locales, esas grandes cadenas nacionales (y en algunos casos internacionales) son las que llegaron hace un tiempo a “romper” el mercado e hicieron elevar de a poco los precios.
Quienes también pagan fortunas en la “city” rosarina son las instituciones bancarias, financieras y las compañías de telefonía celular, las cuales hacen fuertes aportes para sostener a sus agentes oficiales en las principales arterias y ochavas.
Una de las firmas que se vio obligada a cerrar uno de sus locales fue Interio, que hasta comienzos de abril vendió artículos de bazar, decoración y muebles en el Palacio Minetti, en Córdoba al 1400. Los dueños de ese inmueble (una familia ligada desde siempre al negocio de los medios) le habrían pedido 90.000 pesos mensuales para renovar el contrato, cifra que triplicaba lo que la empresa abonó hasta marzo. Los veinte trabajadores que se desempeñaban en el lugar pudieron ser reubicados en los otros locales que tiene la empresa.
Un caso similar al de Interio se produjo días antes con la disquería Zivals, que estaba ubicada en calle Corrientes al 800. La diferencia fue que allí el cierre dejó sin empleo a las cuatro personas que se desempeñaban en el lugar. En ese caso el titular del inmueble había propuesto duplicar el precio de locación de 30 a 60 mil pesos mensuales. No hubo acuerdo y el negocio directamente se fue de la ciudad.