Search

Las vicisitudes de quienes son no binarie en América Latina

La visibilidad de las personas no binarias no se acaba al conseguir que su identidad esté reflejada en sus documentos. Hay una lucha política que se encarna en la experiencia cotidiana, que en los países de la región se hace cuesta arriba por prejuicios arraigados y resistencia a su reconocimiento

Georgina González**

Las personas no binarias existen. Son aquellas que no necesariamente se identifican con los géneros masculino o femenino. Pueden ser ambos, ninguno, o pueden destruir ese binario y construir algo nuevo.

Es común que se les asocie con el pronombre neutro (elle), pero su uso es una decisión personal. No hay una sola forma de ser no binarie. El primer caso a nivel regional donde una persona pudo registrar su género como “no binario” sucedió en Argentina.

Sin embargo, en América Latina el reconocimiento de las personas no binarias dentro de las leyes de identidad de género existentes sigue siendo una deuda pendiente.

Si bien las normativas apuntan a ejercer el derecho a la identidad desde la autodeterminación, éstas siguen ofreciendo marcadores de sexo y género desde un espectro binario: mujer/hombre; femenino/masculino.

La visibilidad de las personas no binarias no se acaba al conseguir que su identidad esté reflejada en sus documentos. Hay una lucha política que se encarna en la experiencia cotidiana en todos los espacios.

A continuación se describen algunos testimonios que evidencian las dificultades con las que se topan a diario quienes deciden situarse en la percepción de su identidad y no aceptan portar otras falsas.

En México

“Ser no binarie quiere decir que no soy mujer y tampoco soy hombre. Yo me di cuenta que no era mujer desde muy pequeñx. Me sentía una farsa en el género que se suponía que era y en otros momentos excusaba cosas que quería hacer y que eran vistas como «masculinas» pidiendo que me creyeran que no era niño, ni quería serlo.

Estoy en tratamiento de reemplazo hormonal y cuando fui a la nutricionista consideró mi cuerpo como el de una mujer, mi cuerpo ahora funciona distinto.

Los servicios de salud no saben qué hacer con nuestros cuerpos, y son pocxs lxs médicxs que están capacitadxs para atendernos, e incluso estando capacitadxs no existe la investigación necesaria y suficiente para ofrecernos un tratamiento de reemplazo hormonal seguro.

En México, legal, social y sistémicamente nos vemos forzades a elegir cuerpar un género que no somos. Esto es violento y genera violencias. Esto duele y se siente como si cada vez que cedemos, existiéramos un poquito menos.

Por eso creo que lo más poderoso que podemos hacer es voltearnos a ver entre nosotres, crear espacios para nosotres, generar información, educar por más cansador que sea, cuidarnos, apoyarnos, autorepresentarnos, ser valientes y defendernos.

Sólo en nueve entidades de México se reconoce la identidad de género por medio de un proceso administrativo pero ninguna normativa contempla a les no binaries.

Se habla de nosotres en teoría. Ser una persona no binaria es estar constantemente en tránsito, en lo femenino, lo masculino, lo que hay en medio y alrededor.

Es una inconformidad consciente y, al mismo tiempo, un movimiento involuntario de mi cuerpo. A pesar de moverme en muchos círculos donde se discute el tema y son conscientes de que las personas no binarias existimos, la apertura y aceptación es muy lejana.

Se habla de nosotres en teoría, el pronombre neutro es usado más como plural y mi forma de ser y verme tiende a ser tomada como excéntrica”.

En Guatemala

“Los desafíos son en el reconocimiento, las violencias y los derechos. La conversación y la acción son casi nulas en Guatemala. Sabernos mal entendides, al punto de estar en peligro por ser quienes somos, es una cosa muy fuerte y rara.

Y como no se nos nombra, no se nos considera el reconocimiento de identidad, el derecho a la salud, a la seguridad”.

El Congreso guatemalteco no ha dado lectura a la iniciativa de ley de identidad de género. En contraste, la propuesta 5272 de “Ley por la vida y la familia”, respaldada por la iglesia evangélica y que atenta contra los derechos humanos de mujeres, niñas y personas LGBT+ quedó en suspenso a falta de quórum para efectuar su tercera lectura en el pleno.

“Vivimos al margen, muchas veces por autocuidado. Para mí ser no binarie es completa y naturalmente revolucionario. Es evidencia de que muches de nuestres pares invisibilizades e invalidades, existieron.

Es sinónimo de valentía y resiliencia pues a diario toma mucho coraje ser en esta sociedad. Encontrarme en esta identidad es muy potente y me motiva a seguir luchando”.

En Perú

“Uno de los mayores desafíos en Perú es no contar con un documento de identidad. En Perú las identidades no binarias prácticamente no existen. Tenemos límites para la realización de nuestras vidas tanto en salud, como educación, trabajo y socialización.

El gran desafío en Perú, es que no hay información real sobre nosotres y eso nos orilla a una estado cíclico de desorientación y no pertenencia. En la sociedad peruana están muy marcados los roles de género y expectativas de expresión de género.

Nos topamos con distintas vallas, unas más altas que otras, pero todas dañinas. Vivimos al margen, muchas veces por autocuidado, otras, por miedo y otras, porque ya no podemos lidiar más con todo eso.

El proyecto de ley de identidad de género lleva tres años y medio en el congelador pues no se ha debatido en el pleno del Congreso peruano.

“Ninguna característica biológica determina nuestra identidad. Para mí, no binarie es una identidad política.

Es una forma de enunciarse fuera de todo el binarismo estructural de las sociedades modernas, es protestar contra las normas y roles de género que se nos son asignadas al momento de nacer guiándose por nuestra genitalidad, y es que nosotres planteamos la idea de que ninguna característica biológica debería ser determinante en nuestra identidad, somos libres de autopercibirnos de la manera en que queramos”.

En Chile

“En Chile nos enfrentamos a una exclusión e invisibilización total por parte de las instituciones y la sociedad. Las personas en particular siempre nos invalidan puesto que en sus mentes no cabe la idea de que alguien no sea hombre o mujer, se nos agrede constantemente negando nuestra existencia o refiriéndose a nosotres como una «moda pasajera».

Nuestro principal desafío hoy es modificar la ley de identidad de género y que haya un reconocimiento institucional de nuestras identidades para así ir sembrando el camino hacia el reconocimiento social.

Y que eso ayude en lo laboral, en salud, educación, que nos permita tener una calidad de vida y que nos cuiden ante la violencia patriarcal de la cual somos blanco de agresión constante por vivir fuera del binario”.

Testimonios:

*Larissa Garza, artista y gestore cultural de Guadalajara, México

*Andrea, comerciante, de Guatemala

*Emil Fabianne, artivista peruano dedicado al baile y la educación

*Savka de Plutón, coordinadora del colectivo Neutres Chile

 

** Agencia Presentes

 

10