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Le anularon la condena pero sigue presa

La acusaron de matar a su marido, le anularon la condena por falta de pruebas y por no tener en cuenta el contexto de violencia de género. Pero sigue presa

Cosecha Roja

Astrid Marcela Mendoza quedó detenida el día en que el auto en el que estaba con su ex pareja se incendió y él murió. Ella dijo que él la había querido prender fuego. La fiscalía la acusó de homicidio y la condenaron a perpetua. La Cámara de Casación Penal anuló la condena por falta de pruebas y porque los jueces no tuvieron en cuenta el contexto de violencia de género. Marcela ya lleva presa tres años y medio sin condena.

“Quedó de manifiesto que la causa estaba direccionada en contra de ella” explicó a Cosecha Roja el abogado Adrián Rodríguez Antinao, defensor de Marcela. Su familia y organizaciones sociales y de derechos humanos exigen su libertad y su absolución definitiva.

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Alrededor de las 15.30 del 9 de agosto de 2015, un motociclista que viajaba de La Plata a Magdalena por la ruta 11 vio que salía humo de un Volkswagen Gol VIK246. Marcela salió por el lado del acompañante e intentó saltar el alambrado de un campo.

—Ayudame, ayudame —le pidió al motociclista —me quiere matar.

El motociclista vio a Gómez del lado del acompañante del auto. Estaba envuelto en llamas y trataba de apagar el fuego con una remera.

—Esta hija de puta me prendió fuego —le dijo.

Gómez quedó internado y murió unos días después.

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Marcela conoció a Gómez en un boliche de La Plata. Estuvieron de novios cuatro años y se mudaron juntos a Bavio, un pueblo de mil habitantes del Partido de Magdalena. Ella tenía cinco hijos de parejas anteriores: hoy tres de ellos son adultos y dos adolescentes. La convivencia duró poco. A los cuatro meses ella se fue de la casa. En el tiempo que vivieron juntos lo denunció tres veces por violencia de género. Una penal en Magdalena y otras dos civiles en una comisaría.

Un día, ya separados, él la llamó para que hablaran. Según cuenta su abogado, él estaba celoso porque ella había subido unas fotos a Facebook del cumpleaños del hijo en las que estaba un compañero suyo del trabajo.

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Para la Fiscalía, Marcela roció con combustible a su ex pareja. Para la defensa, fue Eduardo quien la quiso matar a ella. El 16 de abril de 2018 el Tribunal en lo Criminal N° 3 de La Plata la condenó a cadena perpetua por homicidio agravado por el vínculo.

La Sala I de Casación consideraron que el tribunal que la había condenado lo hizo sin pruebas. Según los jueces los testimonios del motociclista y de los policías no permitieron determinar cómo se había iniciado el fuego. Tampoco había elementos para sostener que subió al auto con un bidón o una botella con combustible. En cambio, ella ya lo había denunciado por ataques previos. La diferencia física entre ellos era evidente: “él era robusto, medía entre 1,80 y 1,90 y pesaba 120 kilos. Ella pesa 55 kilos”, explicó Rodríguez Antinao.

Según los jueces de Casación “el deficitario análisis de la prueba efectuado en la sentencia” la “descalifica como acto jurisdiccional válido” y remarcaron “la omisión de consideración del contexto de violencia de género”. Los jueces Daniel Carral y Ricardo Borinsky resolvieron que se haga a un nuevo juicio. En minoría, el juez Ricardo Maidana pidió la absolución de Marcela y su inmediata libertad. Lo hizo basándose en el principio “non bis in ídem”: nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho.

El abogado defensor presentó dos hábeas corpus ante el Tribunal Oral 4 -quién debe realizar el nuevo juicio- para exigir la libertad de Marcela. Uno basado en los tres años y medio que lleva presa sin condena. El otro basado en su estado de salud: es celíaca y la alimentación del penal le causó caída del cabello y problemas en la piel.

Rodríguez Antinao anticipó que realizará una presentación ante la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires para que la absuelvan sin necesidad de otro juicio. Marcela sigue esperando. Ya lleva tres años y medio presa sin condena.

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