No era momento para estar en la calle. Una tormenta eléctrica cubría todo el cielo y el anciano circulaba por la calle con un paraguas que de poco servía para evitar mojarse. Para peor, recibió el impacto de un poderoso relámpago y fue derribado.
Retorciéndose del dolor y tocándose el cuerpo, sin entender lo que había sucedido, su destino lucía tener el peor desenlace. Quien filmaba no atinó a acercarse a ayudarlo y sólo se limitó a continuar con la filmación.
Sin embargo, cuando parecía que ya no se levantaría, se mostró un poco dolorido pero ya sin dolor y continuó su camino por la calle.
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