El 24 de enero de 2020 Marisa Alejandra Molina fue asesinada de un tiro en la cabeza cuando dormía en el dormitorio de la casa que compartía con Juan Antonio Bracamonte en Paraguay al 500 bis de la vecina localidad. El acusado fue detenido y recientemente fue sometido a un juicio oral y público que terminó este martes en condena: le dieron prisión perpetua.
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En el debate que se llevó adelante contra el hombre de 49 años no se discutió la autoría; la discusión giró en torno de las circunstancias en la que se produjo el femicidio y los agravantes penales.
Los fiscales Georgina Pairola y Matías Edery pidieron al tribunal la pena de prisión perpetua por el delito de homicidio triplemente calificado: por el vínculo, por alevosía y por haber sido cometido en contexto de violencia de género y el tribunal le dió la razón.
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La defensa no conmovió a los jueces con su teoría de que Bracamonte no estaba en pleno uso de sus facultades cuando mató a Marisa, la mujer con la que había tenido hijos y a quién había violentado por años.
Sus familiares se dieron cuenta que “la mató porque no podía cambiarla” y dijeron que ella misma lo llamaba “mi carcelero», según trascendió en el debate.
Los jueces Mariano Aliau, Carlos Leiva y Gustavo Pérez Urrechu resolvieron dar la pena máxima que fija el código penal al femicida: ahora deberá purgar la pena de prisión perpetua. El fallo aún no se encuentra firme.
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