Una discusión desató una tragedia familiar cuando un hombre de 34 años llevó a su padre a la muerte, por lo cual terminó tras las rejas. Fue una mañana de febrero de 2012 en la localidad de General Lagos, cuando Marcelo Villarroel llegó a su casa luego de una noche de diversión. En la vivienda familiar sólo estaba su padre, con quien mantenía una relación difícil que había mejorado en los últimos tiempos. Sin embargo, un cruce de palabras entre ambos pasó a mayores y Ulderico Ernesto Villarroel, el padre de Marcelo, terminó muerto. Su esposa lo encontró en el interior del dormitorio, golpeado y apuñalado. Marcelo fue acusado por el crimen y, a un paso del juicio oral, aceptó un proceso abreviado en el cual fue condenado a la pena de 18 años de cárcel por el delito de “homicidio calificado por el vínculo atenuado por circunstancias extraordinarias”. Esta sanción fue unificada con una condena anterior, lo que elevó la pena a 21 años y 2 meses de prisión.
“Para vos, madre querida, y vos, mi Negro Lucho de mi corazón, todo fue a defensa propia, los quiero mucho. Tu hijo Marcelo. Los amo”. Esta nota fue hallada junto al cadáver de Ulderico Ernesto Villarroel, de 63 años, el 6 de febrero de 2012. Cuando su mujer lo encontró, el hombre estaba tendido en el suelo de la habitación, ya sin vida, en medio de un charco de sangre.
De acuerdo con la causa, la nota había sido escrita por Marcelo Villarroel, el hijo de Ulderico.
Dos meses antes del crimen, Marcelo había estado detenido en una comisaría de Villa Gobernador Gálvez, y su padre decidió volver a recibirlo en la casa familiar para darle una nueva oportunidad, para que reorganizara su vida. Durante ese tiempo la relación entre ellos fue buena, aunque tiempo atrás el vínculo entre ambos había sido conflictivo.
Según dijo el acusado, la relación que mantenía con su padre era ambivalente, de amor-odio, por los malos tratos que Ulderico daba a su familia y a él en particular. Y la mañana del 6 de febrero de 2012 las diferencias con su padre terminaron de la peor manera. En su tercera declaración indagatoria, el acusado dijo que la noche anterior al crimen había salido con unos amigos y cuando amaneció, cerca de las 7, regresó a su casa, ubicada en San Juan 60 de General Lagos. Como no tenía llaves, golpeó la puerta para que su padre le abriera. Al recibirlo, Ulderico comenzó a reprender a su hijo. Según Marcelo, su padre tuvo palabras muy duras y descalificantes en su contra. Luego se generó una discusión que terminó a los golpes y puñaladas. Tras un forcejeo, el padre terminó tirado ensangrentado en el piso. Antes de darse a la fuga, Marcelo escribió la nota dirigida a su madre y a su hermano. Siete días después, fue detenido en una construcción a medio hacer en el patio de su casa luego de que su familia llamara a la Policía.
El cuerpo de la víctima contaba con numerosos golpes en el cuerpo, especialmente en el cráneo y el rostro, y diversos puntazos, varios de ellos en la zona abdominal, los que le produjeron una hemorragia que le provocó la muerte. La presunta arma homicida fue hallada debajo de la cama y en la pared quedó marcada una mano ensangrentada, que según los peritajes pertenecía al acusado. Por su parte, la Junta Especial de Salud Mental concluyó que Marcelo tiene una personalidad inestable, con tendencia a la impulsividad, dificultades en la esfera de la afectividad, ideas de perjuicio y autosuficiencia. Los especialistas destacaron que el acusado se sentía más cómodo con la figura de su madre que con la de su padre, “sobre quien recae la demarcación de límites y el «deber ser», la cual generaba en el acusado una profunda oscilación entre sentimientos de amor y odio” refiere el fallo.
Con el caso a punto de llegar a un juicio oral, la fiscalía y defensa acordaron un juicio abreviado donde Marcelo Villarroel fue condenado a la pena de 18 años de prisión por el delito de “homicidio calificado por el vínculo atenuado por circunstancias extraordinarias”, lo que fue consentido por el acusado y homologado por el Juzgado de Sentencia de la 5ª Nominación, a cargo del magistrado Gustavo Salvador. La pena impuesta fue unificada con una condena anterior que el Juzgado Correccional de la 7ª Nominación impuso al imputado, por lo que deberá purgar una condena de 21 años y 2 meses de prisión por ambos hechos.