En un confuso episodio en el barrio San Francisquito, anteanoche un joven de 22 años recibió dos tiros en las piernas. El muchacho, que fue trasladado al Heca y dado de alta al día siguiente, se encuentra bajo prisión domiciliaria y hay distintas versiones acerca de dónde se encontraba en el momento en que recibió los impactos. Vecinos de la zona, por su parte, reiteraron sus quejas por constantes balaceras que, afirman, se desatan en sus calles.
Según fuentes policiales, el domingo a las 22.30 oficiales de la comisaría 13ª se hicieron presentes en Amenábar y Pascual Rosas tras un llamado al 911. Allí, Sebastián “Beto” J. se encontraba herido de un tiro en cada una de sus piernas acompañado por su concubina, de 22 años. El muchacho fue traslado por el móvil policial al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde se constató que las balas no le produjeron lesiones de gravedad y, luego de ser curado, ayer fue dado de alta.
Beto, que cuenta con antecedentes penales, se encontraba detenido bajo prisión domiciliaria por un robo perpetrado hace dos meses y las versiones acerca del lugar exacto en el que estaba cuando resultó herido difieren. Por un lado, voceros policiales indicaron que el muchacho se encontraba a la vuelta de su casa con su novia cuando se acercó un hombre a pie y le efectuó los dos disparos para luego darse a la fuga. Esta hipótesis implicaría que el muchacho habría violado la prisión domiciliaria. Sin embargo, un pesquisa sostuvo que la balacera se desarrolló en el domicilio de la víctima, ubicado en uno de los pasillos que dividen la manzana. Según esta versión, el joven estaba en el patio de su casa mirando televisión con su concubina. En la vivienda, viven también los hijos de la pareja y habían elegido estar afuera por las altas temperaturas. En ese momento, ingresó un hombre y le disparó dos veces, hiriéndolo en ambas piernas.
Además, el intruso tomó el celular de la víctima y se dio a la fuga.
Ambas versiones sostienen que el joven no reconoció al hombre que le disparó ni pudo aportar datos para identificarlo. No obstante, fuentes del caso deslizaron que podría tratarse de un ajuste de cuentas y que este tipo de hechos son comunes en la zona.
Vecinos de San Francisquito lo ratificaron: dijeron que todos los días, apenas baja el sol, los tiros en el barrio son habituales. De hecho, sobre el episodio de anteanoche, afirmaron haber escuchado disparos, pero no se sorprendieron. Una muchacha contó incluso que hace pocas semanas recibió una bala perdida en la pierna cuando dos bandas comenzaron a pelearse en la calle.