Contra el aborto, por el uso de preservativos, por Marita Verón. Ni machos, ni fachos: varones rosarinos se pusieron los pantalones y se sumaron a la lucha feminista. A principios de este año, un grupo de chicos comenzó a juntarse en la ciudad para formar lo que ahora es Varones Antipatriarcales de Rosario: “Un espacio de intimidad y confianza, para ir deconstruyendo el machismo”. “Somos machistas, pero estamos cuestionando esa condición para tener relaciones más igualitarias, positivas y satisfactorias con las mujeres”, sintetizó Eduardo, uno de los militantes. Tres miembros del colectivo se reunieron con El Ciudadano y no sólo contaron cuál es su propuesta, sino que resaltaron la importancia de romper, ellos también, con las estructuras patriarcales de la sociedad.
Nicolás, Eduardo y Federico son bastantes distintos entre sí. No sólo físicamente, sino que, a pesar de compartir el discurso, y de que éste sea sólido y claro, las historias que los llevan a encontrarse en el colectivo son muy distintas. Lo primero que hay que entender para entender a Varones Antipatriarcales es que la militancia en un espacio de estas características conlleva un doble proceso: colectivo y personal. Construir un espacio para desarmar su propio machismo.
“Organizarnos en este espacio es difícil, porque el eje es tanto hacia afuera como adentro de cada uno. Varones Antipatriarcales no está marcado por una identidad de género u orientación sexual para problematizar la masculinidad. Patriarcado y machismo nos hacen a cualquiera de nosotros”, señaló Federico.
Por su parte, Eduardo destacó: “Primero tenemos que auto-cuestionarnos nosotros, si no lo creemos no podemos salir hacia afuera a manifestarnos, decir lo que pensamos y luchar contra el patriarcado”.
“No es fácil. Principalmente tenemos que enfrentarnos con nosotros mismos, tenemos que encontrar esos pequeños micromachismos, pequeñas violencias metidas en nuestro comportamiento, en nuestra vida cotidiana, que ejercemos inconscientemente pero son parte del atravesamiento cultural del patriarcado y el machismo como forma de vida dominante de los varones. Aprendimos esto de experiencias colectivas. Así como hay un dicho que dice que «mujer bonita es la que lucha» a nosotros nos gusta decir que «varón bonito es el que cuestiona sus privilegios»”, resaltó Nicolás.
Tal como explicaron sus integrantes, Varones Antipatriarcales nació como una agrupación de varones “que se cuestiona su lugar como varón dentro de esta sociedad, entendiendo que la sociedad tiene un imaginario que está marcado por el patriarcado y la heterosexualidad obligatoria y que eso genera violencia. Entonces, y en primera instancia, se cuestiona sus propios privilegios”. Sin embargo, ese cuestionamiento va de la mano también con la lucha contra la propia opresión que el machismo genera en los hombres: el verdadero «macho» que no puede llorar, ni hablar, ni sentir.
“Para mí tiene que ver con nuestra constitución política como varones, que nos protege de parecer vulnerables, o sea, asumir que tenemos emociones. Capitalismo, patriarcado y heterosexualidad obligatoria nos dicen cómo tenemos que pensar los cuerpos, cómo se relacionan y cómo sienten en función de lo publico y lo privado, varones por un lado, mujeres por el otro. Desarmar eso no va por separado, no van las mujeres por un lado y los hombres por el otro, tiene que darse un cruce”, reflexionó Federico.
Para Eduardo, en algún momento los hombres se dan cuenta de que las cosas “no son como se las venden”. “Así y todo, yo creo que los varones que nos acercamos a la lucha feminista lo hicimos por influencia del feminismo. Yo no veo varones que se hayan acercado porque les surgió decir que el patriarcado es súper injusto. Fue por influencia, por tomar conciencia de que la desigualdad y de que el patriarcado nos afecta a todos y todas, así como renunciar o cuestionar privilegios nos hace mas felices a todos”.
En ese sentido, la deconstrucción tiene que ver con dos cosas: “Desarmar” hacia adentro lo que tiene que ver con la vida emocional que se le asigna al varón y sumarse a la lucha de las mujeres, “pero no sólo en términos teóricos, que son siempre los más lindos, decorados y cómodos, sino en líneas específicas: estar en una marcha, estar contra la trata, apoyar la campaña de aborto”.
Cuando se le preguntó a Eduardo qué es lo que le gustaría resaltar del tema, exclamó: “¡No somos extraterrestres! Somos feministas, nacemos de la lucha feminista y estamos junto a ella”. Eduardo tiene 31 años y a fines de noviembre participó de un encuentro nacional de Varones Antipatriarcales. Entre las actividades que realizaron, una fue de contacto. “Esa fue la primera vez que me toqué tanto en mi vida con otro hombre. Y eso que tengo amigos, y que me considero afectuoso. Pero, la verdad, el tema del contacto de los hombres, el hablar sobre lo que nos pasa, es difícil. Veo que tenemos amigos, pero amigos íntimos, que te cuenten lo que les pasa, por qué sufren, por qué no pueden dormir, no hay tantos”.
Esa explicación, esa experiencia personal que Eduardo relató, es probablemente la mejor forma de entender qué es lo que buscan estos varones cuando intentan deconstruir su machismo. “Para mí, el mensaje es que el cambio hacia relaciones igualitarias nos hace mejores personas, más felices en nuestras relación de parejas, con otros hombres, al ejercer nuestra paternidad. Creo que la idea principal es lograr ser felices. En un modelo de opresión, todos sentimos, precisamente, la opresión y creo que queremos eso: dejar de asociar la masculinidad a la violencia, la competencia y el autoritarismo y asociarla a la cooperación, solidaridad”, concluyó.