La congregación ultraconservadora Legionarios de Cristo pidió ayer en Roma “perdón” colectivo por “los comportamientos graves y objetivamente inmorales” cometidos por su fallecido fundador, el mexicano Marcial Maciel, condenado por abusos sexuales.
“Queremos expresar nuestro hondo pesar por el abuso de seminaristas menores de edad, los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos y el haber presentado como propios escritos publicados por terceros”, sostiene en una petición oficial de perdón el movimiento católico, en la que expresa también su “solidaridad” con las víctimas.
La congregación, que inició a principios de enero en Roma una serie de reuniones extraordinarias para decidir su futuro, eligió como nuevo director general al mexicano Eduargo Robles Gil, de 61 años, uno de los miembros de la comisión de acercamiento a las víctimas de Maciel, fallecido en 2008.
Unos 60 delegados asisten a la asamblea extraordinaria de la congregación y llamada Capítulo General Extraordinario.
Para muchos legionarios, sobre todo aquellos más jóvenes, urgía pedir perdón en forma colectiva a las víctimas de los abusos sexuales y psicológicos que Maciel impuso en 60 años de vida religiosa.
La congregación conservadora, fundada en 1941, logró por décadas ocultar las denuncias contra Maciel y contó con la protección de altos jerarcas del Vaticano durante el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), quien consideraba a los legionarios un ejemplo de virtud católica y desoyó por años las denuncias.
La histórica declaración, que contiene diez puntos, rompe en forma clara y directa con Maciel, reconoce como “incomprensible incoherencia” que se haya presentado por décadas como sacerdote y “reprueba firmemente” su comportamiento.
Después de la muerte de Maciel y de que hubiera sido en 2006 relegado al silencio por orden de Benedicto XVI tras ser condenado por pedofilia, se descubrieron otros horrores cometidos por el fundador, entre ellos el haber abusado de los hijos que tuvo con dos mujeres, a las que engañaba diciendo que era soltero, así como su adicción a la morfina y sus negocios oscuros.
Los legionarios admiten en la nota que la congregación “hubiera podido desaparecer” y que gracias a la Santa Sede pudo “descubrir cómo la personalidad y el modo de actuar de Maciel la estaban afectando”.
En el comunicado, los legionarios reconocen que se trata sólo del “inicio de un camino” y aseguran que “queda mucho por hacer”.
El documento incluyó otros detalles como, por ejemplo, un balance financiero y el resultado de varias auditorías (internas y externas) durante las cuales “no se han encontrado malversaciones de dinero u otras irregularidades en los ejercicios fiscales revisados”.
“Estamos comprometidos a continuar con humildad este proceso de renovación y conversión”, ponderó el texto de los Legionarios de Cristo.