La conjunción precisa entre un actor de una notable presencia escénica que se adueña del espacio a partir de una serie de textos clásicos que por esta particularidad tienen su resonancia en el presente, es lo que revela El territorio del poder, el espectáculo que el actor Leonardo Sbaraglia estrenó hace casi una década y que a lo largo de todos estos años pasó a ser una propuesta de su repertorio artístico con la que se presentó en la ciudad en varias oportunidades y lo hará nuevamente este jueves.
“En un mundo feroz, un hombre se aferra a los últimos vestigios de humanidad y ofrece su canto esperanzado”, plantea la propuesta en la que, con textos originales inspirados en algunos de los pensadores contemporáneos más relevantes, Sbaraglia, junto al músico Fernando Tarrés propone un espectáculo único en el que la palabra, la música y la imagen se unen para generar un viaje en el que se van desnudando los mecanismos con los que el poder opera y ha operado continuamente a lo largo de la historia.
“Su ejercicio no se limita a las esferas de la política, la economía o la religión. El poder lo invade todo, tiñe las pequeñas actitudes cotidianas y modifica nuestras vidas continuamente”, adelantan.
Pocas veces, y como ya pasó en 2018, el marco no puede ser más adecuado que el de la Semana de la Lectura, especialmente cuando la propuesta artística tiene una clara intensión social: la lectura como derecho para todos y todas, algo intrínsecamente relacionado al poder, tanto al poder de luchar por derechos que liberan como el poder que tantas veces se opone a ello.
Con un audaz manejo de la forma, esta instalación teatral/musical conjuga situaciones que transcurren en tiempos y espacios diferentes, a veces separadas unas de otras por siglos, como partes de un sofisticado rompecabezas que construye una implacable imagen final.
Para generar este viaje caleidoscópico, la dupla Sbaraglia-Tarrés suma al notable violinista Damián Bolotín. Y los tres artistas dialogan en escena en un dinámico encuentro que logra extraer de la oscuridad una beta de luz y optimismo que devuelve la fuerza y la esperanza en el hombre.
La propuesta es un recorrido a lo largo de diez escenas que ponen en evidencia mecanismos de poder que operan sobre la sociedad. Para este recorrido se realizó una adaptación de ensayos basados en textos de Michel Foucault y Elías Canetti, entre otros autores y pensadores.
“Es como una sinfonía. Hay muchos sonidos, y el efecto musical es muy importante, porque si bien yo digo esos textos con contenido tan valioso, el relato está muy subordinado a la forma sonora que se va dando. Mi voz es un instrumento más. Intentamos que el espectador pueda decodificar la violencia de los textos y, al mismo tiempo, el efecto sonoro que va surgiendo de esa emoción, de ese pensamiento”, explicó Sbaraglia a El Ciudadano en el marco de una presentación anterior.
“Esta obra tuvo lugar porque empezamos en el Centro Cultural Conti a hacer un homenaje a Rodolfo Walsh con Tarrés y funcionó fantásticamente bien. Después no pudimos seguir haciéndolo con Walsh, entonces tuvimos la oportunidad y la excusa de poder replantear los textos y se terminó formando esta nueva presentación que es muy interesante y novedosa para mí porque es la oportunidad de interactuar con músicos, con la partitura de textos muy valiosos y con un contenido muy valioso también, que ronda en el sentido del tema del poder, del cuerpo humano como territorio usufructuable del poder; todos los textos tienen como ese lugar común», señaló Sbaraglia en aquella misma charla, cuando hace algunos años vino con su propuesta por primera vez a la ciudad
Para agendar
Leonardo Sbaraglia y Fernando Tarrés, junto al violinista Damián Bolotín presentarán El territorio del poder en Rosario, este jueves a las 21, en el Teatro Broadway, de San Lorenzo 1223, donde también se encuentran a la venta las entradas desde 700 pesos. La función se realizará con todos los protocolos vigentes por la pandemia de coronavirus, que entre otras cosas implica la ocupación del 30 por ciento del aforo de la sala y el uso de barbijos.