La salida, un tanto sorpresiva, de Miguel Russo como técnico a fines de julio no le dio mucho margen a la dirigencia de Central en encontrar un técnico con cierto rodaje en primera. Matías Lequi, por entonces DT de la Reserva, fue el piloto de tormenta elegido. El Canalla tenía en el horizonte compromisos de la Liga Profesional y la serie con Fortaleza por la Sudamericana.
El inicio fue perfecto. Triunfo en La Plata contra Gimnasia y victoria en el Clásico con Newell’s con gol de Facundo Mallo. Le siguió el empate con Fortaleza en el Gigante y dos derrotas: con Independiente por el torneo local (jugó con suplentes) y en la vuelta en Brasil que provocó la eliminación de la Sudamericana.
El rendimiento del equipo no era el esperado. Central seguía con problemas de generación de juego, le faltaba gol en los delanteros y algunos lesionados hicieron mermar aún más su andar. El triunfo agónico con Atlético Tucumán en Arroyito fue el último partido como interino de Lequi. Ya que antes del duelo con Boca fue confirmado como DT oficial del Canalla. Su debut en esa condición no fue la ideal. Perdió con el Xeneize 2-1 en la Bombonera.
Llegó la primera fecha doble de Eliminatorias y eso provocó que Lequi pueda tener entrenamientos más seguidos con los jugadores con la idea de instalar su plan de juego. Programó varias práctica en doble turno con el objetivo de darle su impronta.
En la reanudación del certamen local poco sirvió el tiempo de trabajo. Empató 2-2 con Talleres en el Gigante en un partido que arrancó perdiendo al minuto de juego. Perdió con Platense en Vicente López en uno de los peores partidos del ciclo. Salvó la ropa con el triunfo sobre el líder Vélez, en el cual aprovechó la expulsión de Damián Fernández en el primer tiempo. Y cerró con otra pálida actuación al perder con Defensa y Justicia en Florencio Varela.
Vino una nueva doble fecha de Eliminatorias y tampoco fue aprovechada por el cuerpo técnico que comanda Lequi. A la vuela del fútbol local rescató un punto con Banfield en el Gigante y por momentos el equipo fue reprobado por los hinchas. Sin dudas que el Canalla involucionó en su juego.
Lequi tiene un 45 por ciento de efectividad en 12 partidos dirigidos. Poquito para un técnico que tuvo tiempo para imponer su estilo, pero hasta acá no pudo. La sensación es que el DT perdió la brújula y no encuentra respuestas en sus jugadores. Su contrato está pactado hasta diciembre. Quedan nueve fechas para que termine el torneo. Nueve partidos para que el Flaco encamine el barco auriazul y lo lleve a un puerto que tenga una plaza de copa internacional. De lo contrario, sus días en Arroyito pueden estar contados.