Florencia Fazio / Télam
La Ley de Cupo Femenino y Acceso a Artistas Mujeres a Eventos Musicales N° 27.539 obtuvo media sanción de la Cámara de Senadores el 23 de mayo y la aprobación por parte de Diputados el 20 de noviembre. Este logro, cristalizado días atrás con la promulgación de la norma en el Boletín Oficial, se enmarca en un año de incontables concentraciones del movimiento #NiUnaMenos y de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito en las que se visibilizaron diferentes formas de violencia física y simbólica que se ejercen sobre las mujeres y los grupos disidentes.
La norma rige sobre los eventos que para su desarrollo convoquen a un mínimo de tres artistas o agrupaciones musicales en una o más jornadas o ciclos, o programaciones anuales, y se entiende cumplida cuando presente artistas solistas o agrupaciones musicales femeninas o mixtas, con un 30 por ciento de integrantes femeninas.
La historia de esta iniciativa comenzó a dibujarse en 2017, cuando Mel Gowland, la primera vicepresidenta del Instituto Nacional de la Música (Inamu) entre 2014 y 2018 redactó una iniciativa sobre cupo femenino tras un debate que se generó en la cuenta de Facebook de Isabel de Sebastián sobre el espacio de las mujeres en los escenarios argentinos.
A partir de esa situación se organizó un trabajo colectivo entre músicas, compositoras e intérpretes de distintas generaciones y de todos los estilos, con el objetivo de visibilizar a todas las artistas en los escenarios y buscar programaciones más equitativas.
Pero fue en febrero de este año que el proceso de deconstrucción que atraviesa la sociedad sumó un nuevo capítulo mediático a la historia de la música argentina, específicamente en el rock, donde el machismo durante décadas fue naturalizado. Y tal vez sea por eso que las artistas mujeres que ayudaron a construir dicha escena durante las décadas del 60, 70 y 80 eran relegadas (en su mayoría) al rol de coristas.
En el marco de la edición número 19 del Cosquín Rock, el festival que se organiza en Córdoba ininterrumpidamente desde 2001, el debate sobre el espacio que tiene la mujer sobre el escenario se recrudeció luego de la polémica declaración de su creador José Palazzo, que aseguraba que no había “suficientes mujeres con talento a la altura” del festival, y por la que luego se disculpó.
Inmediatamente, distintas personalidades de la esfera de la música y del mundo del espectáculo salieron a repudiar públicamente la expresión del empresario e hicieron extensiva la defensa de los derechos de las mujeres a todos los ámbitos de la vida, generando concientización a través de posturas activas y propuestas que reinventaron el ingenio de las estrategias.
En dicho sentido, por ejemplo, Eruca Sativa, en vez de rechazar invitaciones a festivales que contemplaban pocas músicas mujeres, hizo de su participación un espacio compartido con varias artistas invitadas, y convocó a mujeres para que abran sus propias giras. También se crearon festivales como el GRL PWR, que además de confeccionar grillas con artistas femeninas y disidencias contempla jornadas de reflexión sobre la dominación masculina y la desigualdad de condiciones.
Otra forma de visibilizar la problemática fue a través de protocolos contra la violencia de género en el teatro y en el ámbito del tango y la milonga, ambos ya presentados, y en la misma línea un proyecto iniciado por la Asociación Argentina de Actores que busca promover un protocolo de acción contra la violencia y la discriminación hacia mujeres y personas LGTBIQ+ y una mesa intersindical contra el acoso, luego de que el caso de Thelma Fardin dejara en evidencia la situación que se reproduce en dicho ámbito.
Con la aprobación de la Ley de Cupo Femenino en la Música, norma que alcanza a productores, curadores, organizadores y responsables comerciales de eventos, se pone en efecto su transversalidad y articulación con otras leyes que preservan la integridad de la mujer por cuanto no se limita al problema de la desigualdad sobre los escenarios.
La iniciativa se respalda en la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones personales (N° 26.485) y la convención sobre eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, implementada con la Ley 23.176.
Simone de Beauvoir observó que “una vez dentro de la lucha de clases, las mujeres percibieron que no quedaba eliminada automáticamente la lucha de sexos”, en una célebre entrevista concedida al periodista John Gerassi en 1976.
“Es en la práctica –resaltó en aquella charla a 25 años de su libro El segundo sexo– que hoy podemos ver cómo la lucha de clases y la lucha de sexos se intercalan, o por lo menos cómo pueden articularse. Pero eso vale para todas las luchas actuales: en los términos en que se formulan nuestras teorías con base en la práctica y no al contrario”.
Casi cuarenta años después de las palabras de Simone de Beauvoir, en 2015, un colectivo de argentinas organizó a través de las redes sociales una convocatoria para realizar una marcha contra femicidios y violencia machista. Se llamó #NiUnaMenos y fue el origen para que la sociedad se replantee el lugar que la mujer ocupa en relación con su cuerpo y una vez más en cada uno de los espacios sociales.
La historia tiene siempre las mismas muescas: se reúnen experiencias de vida e identifican los patrones con los cuales lidian, la sanción de la Ley de Cupo Femenino es sólo un ejemplo más de la incansable batalla del feminismo, un fenómeno que se hace ideología, tal como escribió el lingüista ruso Valentín Volóshinov cien años atrás en el proceso de interacción entre conciencias individuales, pero nunca desde la individualidad.
El Inamu en la fiscalización
El Instituto Nacional de la Música (Inamu) informó el martes último que se encuentra trabajando en la normativa de fiscalización para el cumplimiento de la Ley 27.539 de Cupo Femenino en Festivales de Música, publicada el viernes último en el Boletín Oficial. A través de un comunicado, la entidad destacó que la promulgación de la ley “es un gran logro colectivo en la lucha por la ampliación de derechos” y que le genera “una responsabilidad histórica”. El referido instituto es la autoridad de aplicación de la ley y destacó que se encuentra “trabajando en la normativa de fiscalización y en diferentes propuestas que aseguren en el corto plazo que los alcances de esta ley se extiendan a nivel federal”, de cara una serie de festivales que se pondrán en marcha durante este verano en los principales destinos turísticos del país.