Las autoridades de Líbano volvieron a prometer este viernes transparencia y hasta plantearon por primera vez la posibilidad de que las explosiones que devastaron Beirut hayan sido provocadas por «una intervención externa», en medio de una lluvia de pedidos de una investigación independiente y masivas protestas en las calles.
El presidente Michel Aoun ratificó la investigación interna que lanzó el gobierno inmediatamente después de las explosiones de este martes que mataron a 154 personas y dejaron más de 5.000 heridos, según el último balance del Ministerio de Salud.
La Fiscalía detuvo este viernes al director de Aduanas y al presidente del puerto de Beirut, quienes se suman a los otros 16 arrestados que anunció este jueves el comisionado estatal ante el tribunal militar de Líbano, Fadi Akiki.
La principal hipótesis que plantearon hasta ahora las autoridades del país es que un incendio en un depósito en el puerto de la capital se extendió hasta otro almacén donde desde hace años se acumulaban sin medidas de seguridad más de 2.700 toneladas de nitrato de amonio, que habían sido confiscadas y esperaban una resolución de la justicia y el poder político, ambos alertados del problema.
En medio de las crecientes denuncias contra el actual y los anteriores gobiernos, el presidente Aoun sumó este viernes sorpresivamente otra posibilidad: «una intervención externa».
«La causa de las explosiones no se ha determinado todavía, puesto que existe la posibilidad de que se produjera una interferencia externa vía misil, bomba o cualquier otra acción», aseguró Aoun en declaraciones a la prensa recogidas por la cadena libanesa MTV.
El mandatario libanés reveló, además, que le pidió a su homólogo francés, Emmanuel Macron, que este miércoles visitó Beirut, las «imágenes aéreas de la explosión».
«Si no tienen, se las pediremos a otros países para determinar si fue un ataque externo», agregó antes de reiterar que se hará una investigación exhaustiva para determinar las responsabilidades.
«Nadie está protegido», prometió y, con ello, descartó los pedidos de una investigación independiente.
Poco después, el máximo líder del partido de la coalición gobernante y grupo armado islamista Hezbollah, Hassan Nasrallah, también rechazó la posibilidad de una investigación externa y pidió que sea el Ejército, una institución en la que mantiene una influencia importante, el responsable de descubrir qué pasó.
«Todas las partes políticas dicen que el Ejército libanés es la única institución sobre la que existe confianza plena…bien, entonces que sea el Ejército el que conduzca la investigación», aseguró en un discurso difundido por el canal de televisión Al Manar, citado por la agencia de noticias Ansa.
Sin embargo, la lista de voces que ya reclamaron esto incluyen cuatro ex primer ministros libaneses, potencias como Francia, referentes de la ONU como la alta comisionada de derechos humanos, Michelle Bachelet, y organizaciones como Amnistía Internacional.
«Los llamamientos de las víctimas para que haya rendición de cuentas deben ser escuchados, incluidos a través de una investigación imparcial, independiente, exhaustiva y transparente», argumentó este viernes el vocero de Bachelet, Rupert Colville.
Con el pasar de las horas y la aparición de testimonios y evidencia que demuestra que todos los niveles del Estado sabían de la existencia de las toneladas de nitrato de amonio en el puerto y su peligrosidad, la tensión política y el clima de indignación social están escalando en el país.
Grupos civiles convocaron a movilizarse este sábado en masa en Beirut para reclamar justicia y el fin de un sistema estructural de corrupción y complicidad que hizo posible las mayores explosiones que hayan visto los libaneses, tras años de guerra civil e invasiones externas.
Este jueves una primera protesta fue reprimida por la Policía en la capital, lo que alimentó aún más la ira que se siente en las calles.
Una de las pocas buenas noticias que recibieron en estos días los libaneses es que la nube de gas tóxico que liberaron las explosiones ya se disipó.
Stefania Fiore, subdirectora de la brigada nacional de Bomberos y parte de la misión italiana de 17 expertos que llegaron a Beirut pocas horas después de las explosiones, informó a la agencia de noticias Ansa que la nube desapareció 48 horas después del accidente y ya no existen peligros de contaminación en el aire, el agua o el suelo.
Otra buena noticia es que Estados Unidos se sumó este viernes a los países que prometieron ayuda humanitaria y comprometió 15 millones de dólares. El papa Francisco, en tanto, se comprometió con un cuarto de millón de euros.
En tanto, la Unión Europea adelantó que la conferencia de donantes internacionales podría realizarse este domingo, luego que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, vuelva de su viaje de Beirut y se reúna con el presidente parlamentario Nabih Berri y el primer ministro libanés, Hassan Diab.
La ONU, que este jueves ya había comprometido nueve millones de dólares del Fondo Humanitario para Líbano, este viernes sumó otros seis millones del Fondo Central para Respuesta ante Emergencias.