Un término que se escucha muy a menudo en nuestro curso de meditación es “liberar”, y nos referimos con ello a soltar cualquier pensamiento o sensación de incomodidad que estemos percibiendo en el momento y que nos ayude a alcanzar la libertad emocional que buscamos. Tal como el cuerpo genera y elimina habitualmente toxinas y sustancias que ya no le sirven, las cuales nosotros aprendimos a soltar desde pequeños, el ego también genera emociones condicionadas que si nos acostumbramos a liberar a tiempo nos conducen a la liviandad y felicidad natural de ser.
Toda sensación de incomodidad, ya sea su causa interna o externa, proviene de un estado de resistencia: no aceptamos lo que está sucediendo en este momento. La resistencia es a veces experimentada como un estado de ansiedad permanente, y otras como la actitud de exigencia a uno mismo y a otros. No nos permitimos sentirnos a gusto y en paz. Sentimos que las cosas deberían ser de otra manera a cómo suceden y nos atribuimos la autoridad de dictaminar cómo deben ser. Las causas de la resistencia son: el deseo profundo de aprobación, seguridad, control y el deseo de ser diferentes.
Y aunque podríamos perfectamente utilizar el fluir de la vida para alcanzar nuestros objetivos, nadamos en contra de la corriente en la creencia de que por afanarnos, luchar e imponer conseguiremos lo que anhelamos. Pero ¿si fuera que el propio acontecer natural nos señalara el camino a seguir en el logro de lo que buscamos? ¿Y si fuese que por aprender a liberar una resistencia aprendida descubriésemos un núcleo de amor y abundancia ilimitados en nuestro interior?
Los sabios de la antigüedad decían que el mayor obstáculo que podemos encontrar en el fluir de nuestros días es la resistencia: oponernos a lo que es. Cuando dos energías iguales y en sentido opuesto se enfrentan, se experimenta resistencia. Recuerda cuando jugabas a las pulseadas, o quizás veías cuando dos varones medían sus fuerzas sobre una mesa. También solemos experimentar que queremos algo, pero ocultamente no nos sentimos merecedores de tenerlo, en este caso la mente consciente desea, precisamente porque la mente subconsciente no admite recibir (existe una creencia raíz de que no recibiendo se compensa la acción de haber hecho algo mal). La mente subconsciente es fiel a un criterio que permanece oculto pero es dominante y dirige los acontecimientos. De tal manera que el deseo es otro estado de resistencia aunque para nosotros sea natural.
Y desde esta falta de integración interior emanan los sucesos cotidianos que enfrentamos, los cuales están en perfecta concordancia con lo ocultado.
La resistencia es como querer avanzar con los frenos puestos: pensamos que debemos hacer algo en vez de sentir las ganas de hacerlo. La resistencia nos impide crecer en todos los aspectos de nuestra vida y muy especialmente en el sentir cotidiano de la felicidad.
A veces hablamos de lo mal que está el mundo con el único propósito de sostener esa energía de resistencia interna que nos da el placer de sentirnos verdaderas víctimas.
Sostenemos una energía pesada en forma de pensamientos y sentimientos que en realidad puede ser fácilmente soltada o descargada si lo deseamos y si lo hacemos. Es justamente liberando patrones erróneos que nos permitimos ver perfección donde parece haber imperfección.
Haz una lista de aquellas cosas que quieres que cambien o sientes que deberían cambiar.
Léelas y en cada una de ellas detente y percibe la resistencia que te provocan.
Libera esa resistencia interior (no intentes hacer nada para cambiar la situación tal como la percibes).
Puedes seguir estos pasos:
Siente ese estado de incomodidad (no tengas miedo ni intentes minimizarlo).
Pregúntate: ¿podría soltar este sentimiento? (si internamente dices sí, continúa, si dices no, siente la emoción y hazte esta pregunta nuevamente hasta aceptar). ¿Cuándo…? (ahora). ¡Hazlo!
Cuando la resistencia sea muy fuerte puedes usar las siguientes preguntas en segunda persona o pedir a un amigo que te las haga: ¿podrías observar la resistencia interior que te provoca tal persona o suceso en este momento? ¿Podrías aceptar el hecho de que ese sentimiento esté en tu interior? ¿Te gustaría soltar ese sentimiento? ¿Cuándo?
Aprender a soltar la resistencia interior es una base firme para sentir la paz en uno mismo, pues de otro modo ya es sabido que lo que resistes persiste.