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Libros a orillas del Paraná

Por Laura Hintze.- Hoy se formaliza la reapertura de la Biblioteca del Paraná, que tras permanecer cerrada y abandonada por varios años fue recuperada por un grupo de mujeres de la Peña Náutica Bajada España.

“Tener un libro al aire libre, al lado del río, en el medio de la ciudad”. La síntesis es perfecta y pertenece a Marta, socia de la Peña Náutica Bajada España y miembro de la Comisión por la Recuperación de la Biblioteca del Paraná. La biblioteca, hay que aclarar de entrada, ya está recuperada, y hoy a las 19 se realizará el acto formal de reapertura. Hay siete mil ejemplares, la mayoría recuperados del olvido –y de un galpón–, muchos otros donados por la ciudadanía; y trescientos que bajaron de la biblioteca personal de Roberto Fontanarrosa para asentarse frente al Paraná.

Este particular espacio invita a que el momento de ocio, de ir al parque o al club, implique también buscar un libro en la biblioteca. “La biblioteca tiene la misma intención que la Peña Náutica: ser un lugar de encuentro para descansar, estar al pepe y tomarse unos mates al lado del río”, destacó Beatriz “Bea” Suárez, vicepresidenta de la comisión directiva del club. La Biblioteca del Paraná huele a pintura fresca e inauguración. Se sienten los murmullos de los últimos detalles, las últimas reuniones, las más grandes expectativas. Desfilan periodistas, técnicos, curiosos, amigos del club y del río. Beatriz, Silvia, Marta, Mirta y María Teresa reciben a todos y todas sentadas alrededor de una mesa larga.  En las paredes hay largas hileras de libros, hay placas, cartelitos, dibujos que Roberto Fontanarrosa hizo “a los amigos de la Peña Náutica Bajada España”. Hay, también, un corcho sobre la pared con papelitos pegados: un ticket de tranvía, un papel donde una docente ponía notas de sus alumnos, un manuscrito de Fontanarrosa, todos, encontrados entre las páginas de los libros recuperados.

Los tesoros

“Yo me dediqué al rincón de los tesoros. Mientras inventariamos busqué y encontré, entre las páginas de los libros, papelitos, hojas secas, boletos de tranvía, cartas de amor, señaladores, un papelito donde alguien anunciaba un suicidio”, contó Silvia. “Todo eso, y los libros también, estaban metidos en un galpón, lleno de bichos y mugre”, agregó.

La Biblioteca del Paraná fue inaugurada el 28 de diciembre de 1997. Funcionó durante algunos años pero luego fue abandonada por múltiples razones: ante todo, falta de presupuesto y de interés. El año pasado, la nueva comisión directiva decidió tomar cartas en el asunto, y Bea Suárez fue delegada en esa tarea. Así, desde marzo, socios y amigos del club trabajaron a pulmón, limpiaron libros y arreglaron techos, para que hoy este espacio se reabra a la comunidad.

Cabe destacar que, si bien la biblioteca depende de la Peña Náutica, y fue la comisión directiva la que la puso de pie, los libros están disponibles para todos. Desde hoy, y durante todos los viernes, sábados y domingos del año se podrá pasar por la biblioteca, dejar una identificación y elegir un libro para leer ahí o llevar a pasear por el parque. “Se supone que una biblioteca es un espacio cerrado. Pero esto es abierto, se puede leer al lado del río”, explicó Mirta. Y Suárez agregó: “Tiene la misma intención que la Peña Náutica: ser un lugar de encuentro. La gente viene a encontrarse con el libro de papel. Lo que sí, habrá que ver cuál es el libro que se va a dejar leer en este lugar: ¡Tenemos que encontrar un libro que le gane al río!”. Las propuestas a eso no se hicieron esperar, y las propias compañeras de Suárez comenzaron a proponer títulos de entretenimiento. “Yo ví una historia de Rosario, de sus primeros pobladores, una historia antigua. A mí, ese libro me sacaría del río”, dijo Marta. Entre todas, coincidieron que sobra la literatura y que tanto la biblioteca como el club responden a un mismo objetivo: “Ser espacios para descansar, estar al pepe, tomarse unos mates al lado del río. Este será un nexo entre el disfrute y el conocimiento”.

Acto formal

El acto formal de reapertura será esta tarde. Habrá un pequeño espectáculo de luces durante el cual la biblioteca “contará” su historia, un PowerPoint con los testimonios de estos meses y la alegría del proyecto concretado.

Además, ya comenzaron los trámites frente a la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares y a recibir propuestas para un futuro, probablemente cercano, para dar talleres de literatura, de ecología, para llevar jardines de infantes, etcétera. “Tuvimos un recibimiento insólito. Se acercó mucha gente durante estos meses, es hermoso lo que pasó”, manifestó Mirta. “Hace poco mi hija me preguntó cómo es mandar una carta. Hago esto para que en unos años los chicos no se pregunten qué es una biblioteca”, concluyó Beatriz.

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