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Libros azules y literatura de culto entre un clima alterado

El fenómeno local que permite adquirir textos a costos promocionales en las librerías y hojear los títulos que se quiera sin ninguna prisa estuvo atravesado por las turbulencias políticas y económicas y por el magnetismo que ejerció el libro de Cristina Kirchner

El clima no acompañó la noche. No sólo la llovizna que insistió, persistente en su indefinición, sino el clima político y económico. La menor difusión del evento en relación con otros años se atribuyó entre susurros y comentarios a la focalización de las energías municipales en la campaña política y las inminentes elecciones. El fenómeno Sinceramente, la proximidad de fin de mes y la inflación amenazaban con dejar olvidados a los miles de libros que esperaban en las estanterías.
Sin embargo, los lectores no saben de lluvias, publicidades ni reveses económicos que detengan la pasión por la lectura. Las librerías de culto se llenaron de familias y grupos de amigos que fueron en búsqueda de aquellos títulos que venían posponiendo. También los exploradores solitarios salieron a la deriva para dejarse atrapar por esos libros que atacan sorpresivamente y se suben a las bibliotecas personales de manera arbitraria e inesperada. Los libreros, que conocen mejor que nadie estas pasiones, estaban preparados para la ocasión.

Por cualquier parte

Como este año no hubo mapas de recorrido, la travesía de la noche podía empezar por cualquier parte y seguir la ruta que marque las ganas. Desde la seis de la tarde, la librería El Sur esperaba, escaleras arriba, con una serie de descuentos y todos los ejemplares de la editorial Fundación Ross. Mal de Archivo ofrecía vermut y cerveza a quienes se animaran a hurgar entre los títulos que exhibía la mesa central y los cientos de revistas y saldos que proponían algunos rincones. Ese fue el principio del recorrido de una chica de saco largo que estaba parada en la esquina de Entre Ríos y San Lorenzo intercambiando datos con un señor. El hombre, que había adivinado la condición de exploradora de la mujer, le comentaba entusiasmado la lectura de poesía que había presenciado en el Túnel 3 del Centro Cultural Parque de España a cargo de los alumnos del taller Patas de Cabra, coordinado por Maia Morosano y del ciclo de narrativa y poesía de la Biblioteca Argentina, coordinado por Alejandra Méndez. La lectura estuvo buenísima, dijo, y se notaba en el brillo de sus ojos la veracidad de la emoción. Pero se apenó por la poca presencia de las editoriales rosarinas. Es que el evento que tradicionalmente se desarrolla en el cruce de peatonales se tuvo que reprogramar y la información no llegó a tiempo para las editoriales ni para el público, que preguntaba en las librerías qué había sucedido con la actividad que todos los años pone el foco en la literatura de Rosario.

Confesiones de lectores

La calle Entre Ríos estaba colmada de paraguas que iban y venían por las veredas, se abrían y cerraban en las puertas de las tiendas. SBS promocionaba un descuento del treinta por ciento para aquellos que se animen a la lectura en inglés mientras que en Oliva bajaban la escalera rebatible para buscar los títulos que dormían en el depósito. En Buchín sonaba un cuarteto para acompañar las decisiones de un público heterogéneo y Logos abría sus puertas a los más pequeños.
Homo Sapiens recibía con jazz y sorteos a los lectores. La presencia policial y de gendarmes en la peatonal llamó la atención de algunos libreros que comentaron que era la primera vez que veían tantos uniformados en una noche de estas características. El público de la Librería Técnica estaba conformado por familias que priorizaron títulos infantiles y libros para la escuela; El Juguete Rabioso destapó vinos y acarreó confesiones de lectores que comentaban entre sí las vicisitudes de prestar los libros: una muchacha proclamaba a viva voz que no era un problema que le devuelvan un libro roto, sino que no se lo devuelvan jamás, otro afirmaba que lo mejor de comprar libros, más allá de la posibilidad de leerlos, era tenerlos a mano en la biblioteca, a disponibilidad, por si se presentaba alguna “urgencia”.
Cerveza tirada y canapés fue el recibimiento de Paradoxa, que acompañó las decisiones de su público con música en vivo a cargo de Pablo Suárez y Andrés Garrido. Mientras sonaban los acordes, se borraba el clima hostil de la noche y los libros pasaban de mano en mano a partir de las recomendaciones que surgían en las charlas de amigos y conocidos ocasionales, que pululaban por entre medio de las estanterías con sus elegidos bajo el brazo, prontos a pasar a las bolsas que los llevarían camino a su nueva biblioteca. El Halcón Maltés apostó también por la música unplugged de Nacho Caramba en su librería de calle Mendoza y ofreció bebidas en ambas sedes para contrarrestar la humedad y la llovizna. Mandrake Libros y el Pez Volador se sumaron con sus ofertas y descuentos poniendo sobre vidriera la particularidad de los libros de saldos y descatalogados, que junto con los nuevos lanzamientos del mercado editorial armaban un combo perfecto. También se sumaron a la propuesta Multiespacio Cuenta Conmigo, El Ojo, Feria del libro El Aleph, Cúspide, Laguna, Puerto Libro, y Oslo. En todas las librerías, antes o después, hubo alguien que pronunciaba el nombre del libro que estuvo en boca de todos durante el día: el libro de Cristina dejó un enorme listado de reservas y señas desde la mañana hasta la noche.

Reflejo de la crisis

Los lectores optaron por las librerías donde el diálogo con los libreros permite el acceso a las novedades, las joyitas escondidas y los títulos específicos. Según Germán, del Juguete Rabioso, la gente espera esta oportunidad para comprar los libros que tienen un precio más elevado y así poder sacarle el jugo al descuento. Esto explica que títulos que se usan para cursar carreras universitarias, como los tomos de las obras completas de Freud o estudios tradicionales de literatura sean los elegidos por el público más joven. También, la enorme cantidad de ventas de esta noche especial es un reflejo de la crisis económica, no sólo del sector, sino del país en general. Para Quique, de Paradoxa, lo más vendido de la noche fueron libros de literatura. En el podio se posicionaron: Mañana tendremos otros nombres, de Patricio Pron; Distancia de Rescate, de Samanta Schweblin y en tercer lugar Después del Fuego, del rosarino Javier Núñez. La literatura también fue protagonista en El Halcón Maltés. Obras de historia, filosofía y género siguieron en ventas a la ficción, aunque en general todos coinciden en que, si bien las ventas superaron las expectativas, el sector no ha podido recuperar la curva ascendente que fue tendencia hasta 2015.
La llovizna seguía insistiendo hacia la medianoche, cuando las agujas marcaban el fin de la magia de los descuentos y los últimos rezagados quedaban dando vueltas entre los estantes de las librerías. Las familias volvían a sus casas y los solitarios ya habían encontrado con quien ir a tomar cerveza por los bares de la zona para comentar sus compras. Mientras tanto, el instagram de Penguin Random House mostraba en sus historias cómo seguían imprimiendo, encuadernando y empaquetando a toda máquina libros de tapas azules con letras cursivas en blanco.

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