Contrapunto entre el gobernador saliente y el entrante. La semana pasada, Miguel Lifschitz había anticipado su idea de reducir en un 30 por ciento el gasto político, es decir los cargos de la estructura de gobierno. Al actual mandatario no le gustó el anuncio. “Yo no tengo ninguna persona que no esté trabajando, pero si Miguel cree que puede achicar, bienvenido sea”, declaró Antonio Bonfatti. Ayer Lifschitz debió aclarar: “No creo que haya ñoquis en la provincia”.
Durante la presentación de su gabinete en Reconquista (ver aparte), el gobernador electo reiteró su preocupación por la situación financiera de la provincia y volvió a reclamar a la Legislatura la aprobación del pedido de endeudamiento para que no corra riesgo el pago de salarios y aguinaldos. “Hoy todas las administraciones públicas tienen dificultades económicas. El gobierno nacional lo resuelve muy sencillamente, emitiendo dinero, cosa que nosotros no podemos hacer”, sintetizó Lifschitz.
“Muchos de los gobiernos provinciales que son del mismo palo resuelven el problema recibiendo Aportes del Tesoro Nacional, cosa que tampoco podemos hacer. Por eso hemos pedido a la Legislatura una autorización para un endeudamiento de corto plazo para pasar el verano. Diciembre y enero son los meses más complicados porque hay que pagar sueldos y aguinaldos, porque hay vencimientos de proveedores y porque la recaudación, por la estación, disminuye en esos meses”.
Cuando le preguntaron por su intención de bajar el gasto político, el mandatario electo aclaró que se trata de una medida simbólica: “No tiene significación económica, es una significación simbólica. Es una señal que la damos a la sociedad. Vamos a tener un año que todos pronostican de dificultades económicas a nivel nacional, de dificultades para las empresas, en el que todos tendremos que hacer un sacrificio. Es un buen comienzo que, desde la política y desde el gobierno, demos una señal en ese sentido”.
Esa decisión, anunciada la semana pasada en Santa Fe, motivó la reacción del actual gobernador. “No hay ninguna persona que no esté trabajando”, se atajó Bonfatti. Y agregó: “La austeridad no pasa por los funcionarios políticos, que son los adecuados en un Estado que ha crecido en prestaciones. Por ejemplo, en la ciudad de Santa Fe hay más centros culturales, más escuelas, más centros de atención primaria de la salud y todo esto necesita de más gente para la conducción de lo que uno plantea como estrategia de gobierno”.
Consultado por esas declaraciones, Lifschitz evitó las polémicas y le bajó el tono a la discusión: “No creo que haya ñoquis en la provincia de Santa Fe. Simplemente me refiero a que podemos hacer un pequeño esfuerzo para reducir el llamado gasto político. Vamos a tratar de ser austeros y racionales a la hora de armar los equipos, de tal manera que podamos tener un 30 por ciento menos de personal en ese rubro”.
También habló sobre el tema el actual secretario de Finanzas de la provincia y futuro ministro de Economía, Gonzalo Saglione: “Lifschitz lo que plantea es la conveniencia de estar operando rápidamente sobre aquella pequeña parte de ejecución presupuestaria que es manejable en forma directa por el poder Ejecutivo”. Saglione aclaró que el recorte se aplicará a toda la planta política, ministerio por ministerio.
El socialista terminó de presentar su gabinete
El gobernador electo Miguel Lifschitz terminó de presentar ayer, en Reconquista, al gabinete que asumirá funciones el 11 de diciembre. Miguel González será el próximo ministro de Salud. Actualmente se desempeña como secretario en esa área. Por eso Lifschitz valoró que González “garantiza la continuidad del proyecto de salud” y destacó que por “primera vez un ministro de Salud es de Santa Fe y no de Rosario”.
Para remarcar ese rasgo de provincia “integrada”, el nuevo mandatario confirmó que el radical Jacinto Speranza, dos veces intendente de Reconquista, será el próximo ministro de Medio Ambiente. “Hay que poner en sintonía el desarrollo productivo con el cuidado del ambiente: aspiramos a ese modelo”, señaló ayer Lifschitz.
Con la confirmación de los últimos dos nombres, el próximo gobernador ya completó su gabinete, en el que sobresalen tres características: una mayor representación territorial (menos funcionarios de Rosario), más participación del radicalismo en las primeras líneas y un marcado rasgo de continuidad, ya que muchos de los nuevos ministros ocupan cargos en la actual gestión.
A mejorar relaciones (Corresponsalía Santa Fe)
El futuro ministro de Economía de la provincia, Gonzalo Saglione, señaló ayer que su intención es “mejorar la relación con el gobierno nacional” en materia de recursos y obras. El actual secretario de Finanzas indicó que un mejor trato de la Nación hacia Santa Fe “permitiría un flujo más importante de dinero para obras de infraestructura”.
“Todo el país tiene incertidumbre sobre lo que sucederá cuando asuma el próximo presidente. Estas variables afectan a todos: personas, empresas y gobiernos. Hay que ver qué va a ocurrir con el precio del dólar, con el régimen de subsidios, con la inflación, con la actividad económica luego de las medidas que se tomen”, analizó Saglione.
Además, el funcionario del equipo de Ángel Sciara señaló que la provincia de Santa Fe puede acceder a créditos internacionales para infraestructura porque está bien posicionada en base a su bajo nivel de deuda: “Santa Fe tiene una muy buena imagen por su capacidad de ejecutar los proyectos. No todas las provincias argentinas lo tienen. Santa Fe siempre pagó sus compromisos externos y eso nos posiciona muy bien”.
No obstante, Saglione aclaró que su idea es encarar la obra pública con recursos propios de la provincia: “Aspiramos a canalizar recursos del presupuesto para obras de infraestructura, a tener una mejor relación con el gobierno central que nos permita captar más recursos para obras y profundizar el trabajo de gestión de créditos internacionales”.
En cuanto al panorama que se espera para después del balotaje, el futuro ministro de Economía de la provincia señaló: “Lo que uno pretende es que la economía pueda recuperar la senda del crecimiento que lamentablemente en los últimos tiempos se ha perdido. Hay algunas variables de la macroeconomía que han afectado negativamente el devenir de la actividad económica: la discusión sobre el tipo de cambio, el nivel de subsidios, la inflación, lleva a que la economía no crezca y esto repercute no sólo en el sector privado sino también en las finanzas provinciales”.