El gobernador Miguel Lifschitz salió temprano, a menos de dos horas y media de terminados oficialmente los comicios, a reconocer una clara victoria de Cambiemos en la provincia para las elecciones nacionales de diputados. En base a las mesas testigo del Frente Progresista, que suelen ser confiables, el jefe del Ejecutivo admitió un rotundo triunfo de la lista que encabeza Albor Cantard con el 37 por ciento de los votos proyectados, seguida por la nómina del Frente Justicialista que lidera Agustín Rossi con el 22 por ciento, y un tercer e incómodo puesto para el oficialismo con el 14 por ciento de las voluntades.
Lifschitz matizó los amargos resultados para su espacio con el énfasis puesto en la mejora de desempeño respecto de las primarias de agosto y una buena cosecha de votos que adjudicó al Frente Progresista en localidades como Villa Gobernador Gálvez, la ciudad de Santa Fe, Rincón, Recreo (se elegía intendente también), Casilda y Venado Tuerto.
El gobernador rescató además la «absoluta normalidad» en la que se desarrolló la jornada, y aunque admitió demoras en la apertura de varias mesas, enfatizó el alto grado de participación ciudadana, que cifró entre 71 y 72 por ciento.
Las 300 mesas testigo del Frente Progresista, de las cuales el oficialismo llevaba contabilizado el 95 por ciento cuando habló Lifschitz, convencieron al socialista de asegurar el «claro triunfo» de la fuerza que lidera el presidente Mauricio Macri. Y envió las felicitaciones a las que obliga la cortesía política.